GETAFE - REAL MADRID

Las lesiones y los 'noes' que no pudieron con Luis Milla: "Esta temporada jugué un mes con un dedo fracturado"

El mediocentro del Getafe atiende a Relevo en el Coliseum antes del partido de este jueves ante el Real Madrid.

Luis Milla posa en el Coliseum durante la entrevista con Relevo. /ÁLEX CORRAL / RELEVO
Luis Milla posa en el Coliseum durante la entrevista con Relevo. ÁLEX CORRAL / RELEVO
Manuel Amor
Isabel Pacheco
Álex Corral

Manuel Amor, Isabel Pacheco y Álex Corral

Luis Milla (29 años) es un futbolista diferente, de los que todavía saludan al encontrarse y dan las gracias al despedirse. La educación deportiva le viene de casa (su padre, también Luis, jugó en Real Madrid, Barça o Valencia) y también ha heredado parte del talento, pero su carrera, pese a su enorme calidad, ha estado plagada de obstáculos que le hacen valorar aún más el escenario actual: es titularísimo en el Getafe de Bordalás y este jueves recibe al Real Madrid "con la sensación de poder ganar".

Las lesiones siempre han sido el gran quebradero de cabeza en la vida de Luis, que estuvo en la cantera blanca y tuvo que marcharse por su supuesta falta de nivel. Y no lo pensaban sólo en La Fábrica: "Es triste que te digan que no cuentas en el Valencia, que no cuentas en el Madrid, que no cuentas en el Atlético cuando ya eres un poco más mayor, en el Rayo Vallecano tampoco, que el Alcorcón te rechace… Cuando he crecido, lo único que me ha dado todo eso ha sido fuerzas para seguir intentándolo". Su ciclo formativo como juvenil lo terminó en el Rayo Majadahonda, para pasar después por el Atlético C y el Rayo Vallecano B. Ninguno apostó por él.

Su despegue comenzó después en el Guijuelo, equipo poderoso en la antigua Segunda B. Allí, cuando más despuntaba, se rompió el cruzado. Lejos de venirse abajo, aquel percance supuso un punto de inflexión para cambiar su estilo de vida y proseguir su ascenso hacia el fútbol profesional. "Antes de destrozarme la rodilla, mi padre ya sentía que estaba dando pasos buenos". Los confirmó después en Fuenlabrada, donde ascendió a Segunda, y en Tenerife, su catapulta en la categoría de plata. El estreno en Primera llegó en Granada… y aquello también se saldó de forma agridulce, pese a que con el tiempo lo que prime en el recuerdo sea el lado positivo.

Luis Milla habla sobre sus lesiones. ÁLEX CORRAL / RELEVO

"La lesión que tuve allí fue un palo muy gordo. No me permitió vivir el mejor año de la historia del club: partidos en Mánchester, en Nápoles… Uno no sabe si los volverá a jugar. Los disfruté desde fuera, pero es duro, sobre todo a nivel mental". De Los Cármenes salió con la cabeza alta en 2022, pese a la incomprensión de parte de la grada, y en Getafe está volviendo a disfrutar… aunque su cuerpo y la fortuna, como él mismo confiesa, tampoco se lo ponen fácil: esta temporada ha disputado casi un mes y medio de competición con un dedo fracturado.

"A principios de diciembre me pisaron en Gran Canaria y sufrí una fractura en uno de los dedos del pie. No quería parar y estuve jugando con anestesia hasta que llegaron las vacaciones de Navidad. En esos nueve días de descanso me recuperé. Gracias al servicio médico y a las cargas y el esfuerzo que hemos hecho en el campo, las cosas han podido salir", revela por primera vez.

Ahora, afortunadamente, todo eso queda atrás. Cerca ya de la treintena, Luis disfruta como nunca y se siente en su "mejor momento". Para Bordalás es un fijo y su rendimiento, distribuyendo y recuperando, está a la altura de los mejores futbolistas de LaLiga en su posición. "Nunca me había sentido así. Creo que pasa, sobre todo, por la sensación de volver a sentirse con ambición, con ganas de venir cada día. En verano me llevé otro golpe con la lesión -se perdió las primeras 10 jornadas-, porque quería empezar este año bien y demostrar el jugador que soy, pero creo que he regresado más fuerte".

La mejor versión de su fútbol ha coincidido con el crecimiento del Getafe, que ya mira más hacia arriba que hacia abajo. "La relación del vestuario, tanto con el cuerpo técnico como entre los jugadores, es muy buena. Y eso se refleja en el ambiente y en los partidos, por ejemplo en las celebraciones de los goles, en cómo saltan los suplentes a celebrar los goles de los que marcan. El equipo va a una y eso es fundamental para conseguir el objetivo".

Un amigo fiel y el bendito ahogamiento de Bordalás

En todo este tiempo de parones y recaídas, el madrileño se ha apoyado en compañeros, familia y, sobre todo, un amigo muy especial: Marcos Llorente. "Marcos ha sido un referente, una persona importantísima. Coincidimos en la cantera del Madrid, cuando él estaba en el Infantil A y yo en el Cadete B. Íbamos al mismo colegio, vivíamos en la misma zona… Reencontrarnos ahora en los campos de Primera es increíble".

Con él comparte hasta la famosa cama HOGO, que frena el proceso de oxidación mientras duermes, y a través de Marcos conoció a otra de las figuras que le han marcado: "Adolfo Madrid (su preparador físico personal) me ha acompañado en todo este proceso. Ha sido una suerte encontrarle, tener esa gran fortuna de mantener a mi lado a gente que me ha ayudado en los momentos difíciles y que me ha hecho mejor futbolista".

Enes Ünal, con el que compartió meses de recuperación y confidencias después de que el turco se rompiese el cruzado, ha sido otra figura clave: "Es muy jodido tener la sensación de no estar con el equipo en el día a día. Enes es un tío que transmite mucho positivismo, con una ambición terrible y una cabeza privilegiada. En los momentos malos nos hemos empujado".

Luis Milla, sobre cómo es Bordalás en el día a día. ÁLEX CORRAL / RELEVO

Durante la charla, Milla tampoco se olvida de Bordalás, el técnico que ha sacado su máximo nivel: "Ha sido fundamental para que vuelva a sentir la ilusión de ser mejor cada día. Sé que todavía puedo dar pasos adelante". El centrocampista no esconde que sus exigentes métodos de trabajo y su "mano dura" le han ayudado a seguir: "Nos exige como el que más; nos hace correr, trabajar y sentir que nos ahogamos, pero en el día a día no es como lo pintan. Tenemos momentos de cachondeo, de risas y lo pasamos bien". En noviembre se viralizó un vídeo en el que los jugadores del Getafe, durante un entrenamiento, lucían máscaras de cerdo e incluso capotes de torero: "Fue sólo un día, ¿eh? (risas). Era un juego de pilla-pilla. Cualquiera que lo viera diría: '¿Pero Bordalás hace esto?'. Pues sí, hacemos cosas de broma y ejercicios así".

La humildad de venir de abajo

A Luis, que recurrió a la ayuda psicológica tras una de sus lesiones, se le escapará una sonrisa cuando salte al césped del Coliseum este jueves. Su entrenador en el Fuenlabrada, Antonio Calderón, le avisó hace años de que algún día sería protagonista en este tipo de encuentros: "Cuando él cogió al equipo yo venía de no jugar. Recuerdo que en uno de los primeros entrenamientos me cogió y me dijo: 'Tú vas a jugar en Primera'. No se equivocó. Confió mucho en mí y me hizo capitán. Siempre que he tenido la ocasión, se lo he agradecido".

Luis Milla, sobre los equipos que le dijeron que no. ÁLEX CORRAL / RELEVO

Con el Fuenla, precisamente, ya se midió a los blancos en Copa y marcó en el Bernabéu. "Volver a enfrentarse a ellos en Primera es el sueño de cualquier niño. Yo debuté con 24 años en la máxima categoría y, bueno, me ha costado lo suyo. Ahora parece que bajas a entrenar, el campo está medio mal y ya te quejas. Cuando te acostumbras a lo bueno...". Por las botas de Greenwood, arropado por el vestuario, pasarán parte de las opciones del Geta: "Es el chico más especial con el que he jugado, podría destacar en cualquier sitio. En el día a día, en situaciones de entrenamiento, hace cosas que uno ni piensa que se puedan hacer".

Con él, y el olfato de Mayoral o las paradas de Soria, los soldados de Bordalás tratarán de impedir el ascenso de los blancos al liderato. El camino de Milla le hará apreciarlo más de lo normal. Ha desafiado a todos los que no creyeron en él y que este jueves le verán por televisión, consolidado como la batuta de uno de los equipos de moda y mirando a la cara a leyendas del tamaño de Modric o Kroos. Ha aprendido a valorar lo que muchos desprecian y no dejará pasar ninguna mínima oportunidad: "Entrenar sin molestias es la mejor sensación del mundo".