Manolo Jiménez, el capitán del Sevilla que le cedió el brazalete a Maradona: "Era la mayor representación a nivel mundial"
El técnico hispalense atiende a Relevo para repasar toda su carrera... y la actualidad del Sevilla: "No merece estar en la situación que está".

Manolo Jiménez Jiménez (Arahal, 1964) es de aquellas personas que huelen a fútbol. Toda una vida dedicada expresamente a él. A quererlo, a cuidarlo, a respirarlo. A sentir la redonda en cada cuadrado de "hierba cortada" como él mismo dice. Sentarse con él es como hacerlo con una de las enciclopedias más ricas del deporte rey.
Estandarte del Sevilla allá por donde vaya, Jiménez charla en Relevo tras aclarar su salida del APOEL chipriota, su última aventura en el extranjero. Los momentos del presente se entrelazan con los recuerdos de un pasado que compartió con los más grandes: Bilardo, Maradona, Suker, Polster... Historia viva de nuestro fútbol. De aquel que se añora y se sueña.
Tengo que empezar por el Sevilla. Vaya temporada, ¿no? ¿Te da tiempo a seguirlo?
Sí, sí. Todo lo que puedo lo veo. Muchas veces coinciden con nuestros partidos, con nuestra concentración o en pleno tiempo cuando ellos están jugando. Bueno, ha habido momentos que me he perdido algunos partidos, pero los menos. Y, evidentemente, sí que sigo al Sevilla, a la Liga española en general y a otras ligas, como las que conozco y me interesan. Yo creo que es un reciclaje continuo y para estar enchufado siempre, a pesar de que los años van pasando, tienes que ir actualizándote, y la mejor forma es ver mucho fútbol y de diferentes ligas. Y los equipos que me importan, por supuesto que los sigo.
¿Cómo ves a este Sevilla? Un proyecto nuevo, con una situación económica complicada...
A nivel deportivo, que es lo único que voy a opinar, está claro que Pimienta está haciendo un buen trabajo. Contar con tres o cuatro canteranos cada partido es algo que a mí me llena de satisfacción, más siendo un entrenador de formación, como he sido durante ocho años en el Sevilla. No sé si es por necesidad o porque cree en ellos, pero sin duda le está haciendo un entrenador valiente. Y aunque no está siendo muy regular, ha alejado los fantasmas de los puestos de abajo. Inclusive está cerca de poder mirar en los puestos europeos. Es decir, yo creo que el Sevilla no es, evidentemente, el de las últimas décadas. No es el Sevilla capaz de pelear ahora mismo por un objetivo de estar entre los tres primeros como tuve yo la suerte de disputar, de ganar y de pelear la Copa y demás. Pero sí está claro que es un Sevilla valiente. Ante los problemas económicos, el entrenador está sacando recursos de lo que tiene, y hay jugadores muy interesantes. Especialmente los canteranos me están llevando mucha la atención porque están dando un muy buen nivel. A nivel institucional he dicho que no voy a opinar, pero está claro que el Sevilla no merece estar en la situación que está.
Tú siempre comentas que el problema en el Sevilla de los 90 era que los élite duraban poco. ¿Podría pasarle ahora con Lukebakio y Badé?
Tienen peso porque se lo están ganando. Badé ha hecho una progresión de menos a más increíble. Lukebakio es un jugador que no lo voy a descubrir yo ahora. Tiene su momento intermitente, pero que es un futbolista que marca diferencias. Son dos que, evidentemente, con la necesidad económica del club pues se los pueden quitar. En los años 90 ocurría eso. Cuatro o cinco canteranos manteníamos durante 38 partidos de la competición, y después teníamos tres futbolistas que marcaban la diferencia. Pero tras una buena temporada donde nos metíamos en UEFA, pues esos jugadores, llámense Suker, Polster, Simeone... Bueno, muchísimos que en esa época marcaban diferencias, se iban. Y era volver a empezar. El equipo se basaba en la cantera, en los canteranos, como por ejemplo yo, que nunca fui a ningún equipo. Nos manteníamos juntos los Rafa Paz, Martagón, Prieto, Ramón Vázquez, Francisco... era otra historia. Era un Sevilla en un escalón muy por debajo de Madrid, Barcelona y quizá Atlético de Madrid. Pero después resurgió el Sevilla. En esa época con Roberto Alés, José María del Nido... metieron al Sevilla en lo más alto. Después se siguió ganando títulos con la actual directiva, pero ahora, desgraciadamente, por problemas económicos, pues se ha perdido. Mantener una plantilla durante unos años, que se vayan haciendo mejores jugadores y reforzar al equipo cada año acertando en esos dos o tres puestos que hagan falta, junto con los canteranos... es la mezcla que yo creo que volvería a hacer al Sevilla un equipo campeón.
¿Qué se necesita para lograr eso?
Se necesita dinero. Y confianza en los jugadores de abajo. Como en su momento se la dimos a los Navas, Puerta, Antoñito, Perotti, Fazio, Reyes y un largo etcétera. Yo creo que es una mezcla de todo y se podría conseguir, pero el poder adquisitivo es también muy importante y, desgraciadamente, ahí el Sevilla está muy tocado.
Es el Sevilla de los canteranos que quieren quedarse, como tú. Ahí ayudó Manolo Cardo...
No le costaba mirar hacia abajo. Desgraciadamente, siempre se mira hacia abajo por temas de necesidad. Pero el fútbol es así. Hay que estar preparado para que cuando esa necesidad o esa urgencia del primer equipo llegue, se tire de un canterano que no sea, como desgraciadamente ocurre mucho, que aparece un partido o algún partido y ya no más. Yo, cuando era entrenador del Sevilla, había una máxima para mí y para mis jugadores. Durante ocho años, desde Tercera División, ascendimos a Segunda División con niños de la cantera, con chavales de los pueblos de la provincia, y para mí eso era muy grato. La máxima era que aquí no estábamos para tener la ilusión de ser futbolista. No. Aquí estábamos para tener la ilusión de ser futbolista del Sevilla Fútbol Club. Y no había un año donde no subieran cuatro o cinco jugadores, aunque estamos hablando de futbolistas que han sido internacionales. Para mí eso fue una satisfacción, un orgullo, y yo creo que Pimienta está dando oportunidad a los jóvenes dentro de las necesidades del Sevilla. Lo que está claro es que siempre hay que estar preparado. No solo para ganar partidos, que es importante acostumbrarse a ganar, sino para formar futbolistas. Para que cuando suban al primer equipo no aparezcan y bajen, sino para que aparezcan y se queden.
En tu etapa como jugador tuviste unos maestros en los banquillos tremendos. Aragonés, Camacho, Bilardo...
Y Jock Wallace. Es un gran desconocido porque no estuvo mucho tiempo, pero gracias a la valentía de Manolo Cardo de subir jugadores... recuerdo Ramón, después fui yo, luego Rafa Paz, Nando, Martagón, Jesús Choya, que desgraciadamente lo pasó muy mal con el tema de las rodillas pero era un grandísimo jugador... Y luego llegó ese hombre, Jock Wallace, y a pesar del poco tiempo que estuvo le dio continuidad a todo por lo que apostó Manolo Cardo. Y nos consagró a todos en Primera División. Después de eso, casi todos hemos sido internacionales. Es que los entrenadores de esos Sevilla no fueron poca cosa, eh. Has nombrado a varios que tela, pero también hay que hablar de Vicente Cantatore. Por supuesto de Luis Aragonés, de Bilardo... esos entrenadores con su experiencia nos hicieron crecer muchísimo. A mí, en lo personal, muchísimo.
Tampoco se quedan atrás los futbolistas. Simeone, por ejemplo, que ahora es uno de los mejores entrenadores del mundo...
Simeone tiene una escuela muy clara y lo admiro mucho. Yo aprendí muchísimo de Bilardo y creo que él también. Después tuve la suerte de trabajar con Luis Aragonés y Simeone también. Es conocer otro aspecto, otra metodología, y coger lo mejor de cada entrenador, inclusive los que tú creas que no te están aportando en un momento debes coger algo. Aunque sea lo que tú crees que no debes hacer. Es un aprendizaje que no está pagado, una ventaja que tenemos los que hemos estado muchísimos años en vestuarios. Una cosa es saber de fútbol, que cualquier persona puede saber tanto o más que tú, pero otra muy diferente es sentir, percibir y transmitir el fútbol como lo hace un futbolista. Yo he estado muchas horas en un vestuario, en un campo de fútbol, para saber lo que duele y lo que afecta, y cómo se puede solucionar cualquier problema. Aunque no por ello quiere decir que un entrenador que no haya sido futbolista no puede ser mejor que tú.
A aquel Sevilla llegaban extranjeros de lujo...
Es lo que te decía. Tú sabías que tenías siempre, por hablarte de una alineación, a Martagón, Jiménez, Rafa Paz, Francisco y Ramón, por ejemplo. Eso ya era el 50% del equipo y no te iba a fallar durante treinta y muchos partidos. Y después tú traías a un goleador, a un gran organizador, a un gran defensa, a un gran portero, a un gran lateral... Eso nos hacía mejor a nosotros al equipo. Aprendíamos de ellos y ellos se adaptaban a nuestras costumbres, a nuestras filosofías, y así tirábamos para adelante. En aquella época el inconveniente era que Madrid y Barcelona no perdonaban. Eran punto y aparte. No estaban tan igualados los equipos como pueden estar hoy en día. Pero sí te puedo decir que en aquella época los jugadores que venían de fuera eran todos de gran nivel. Tenían una gran visión para traerlos. Sus números hablaban por sí solos y, además, se adaptaban rápidamente al gran vestuario que veníamos heredando de los jugadores de la casa. La salud del vestuario era muy sana.
¿Cómo fue la primera vez que os dicen que viene Maradona al Sevilla?
Aquello fue una aceptación por parte de todo el mundo. Todos sabíamos los problemas que tenía Diego, y todos éramos conscientes de la repercusión y de lo que iba a aportar al equipo. Diego, aun no estando bien, era una motivación en el campo, que hacía que nos multiplicásemos por dos. Hay muchas personas que me han dicho que había partidos que con Maradona era como jugar con uno menos. Y yo siempre les contestaba que no, que jugábamos con uno más. Porque solamente el escucharle dirigirnos en el campo, darle tú el balón y esperar que te lo devolviese, el saber que tu esfuerzo se veía reforzado por una asistencia suya o simplemente por una jugada que te hacía vibrar... no era jugar con un jugador menos, era jugar con uno más. En la mayoría de los partidos es que era siempre el mejor. Su llegada fue una aceptación positiva por todo el mundo. Después pasó lo que pasó, que no hubo entendimiento con la directiva, que hubo problemas... esos son ya otros conceptos que se me escapaban porque yo pensaba como futbolista. Yo no tuve ningún problema en cederle el brazalete porque era la mayor representación a nivel mundial que tenía el Sevilla Fútbol Club. También lo hice porque creía que él podría atender las necesidades del club y de mis compañeros mejor que yo.
¿Cómo era tu relación con Maradona?
Yo con él tuve una relación muy especial porque hablaba mucho conmigo. Él me consideraba a mí, como decía Bilardo, uno de 'los grandes', los que teníamos más experiencia. Él y yo ya nos habíamos enfrentado en un España-Argentina. Tuve una muy buena relación profesional con él, también la suerte de hablar a solas muchas veces. Y era una persona increíble. Desgraciadamente cayó en una lacra en la que caen muchos jóvenes y que ojalá desaparezca. Pero cuando él estaba bien y en perfectas condiciones, hablar con él era un aprendizaje increíble. Porque te estaba hablando alguien desde el corazón, desde la experiencia y desde la vivencia. Teniendo, además, una mente privilegiada para el fútbol.
Dejando a un lado tu lado como futbolista, vaya trayectoria en los banquillos. Ahora toca un poco de tranquilidad... pero te queda cuerda, ¿no?
Por supuesto. Aunque no es cuestión de edad, es de actitud, de ilusión y de ganas. Yo siempre a todos los sitios donde llego digo 'Mira, a mí el fútbol me apasiona'. Soy una persona que necesito oler a hierba cortada, que necesito vibrar con el fútbol. He vibrado los primeros dos meses aquí que fueron impresionantes e hicimos un fútbol espectacular y admirado por todos. Pero luego pasa lo que pasa. Yo en el mundo del fútbol, mientras tenga ilusión, por supuesto que voy a seguir porque es mi vida. Lo he dado y apostado todo por el fútbol, que es lo que más me transmite. Y mientras tenga esa ilusión, por supuesto que voy a estar. Pero para estar hay que estar preparado, y para eso hay que estar continuamente reciclándote, abriendo tu mente a lenguajes, a cultura... a todo. Ese aspecto es algo que hay que cuidar mucho. Ahora no trabajas con un preparador físico y con un ayudante, ahora lo haces con un preparador físico, con un ayudante, con un dietista, con un scouting, con un psicólogo, con recuperadores, con un staff médico muy preparado. Trabajas a otros niveles. Entonces tú te tienes que adaptar y saber que esos tipos de personas te dan muchas posibilidades, son muchas herramientas que tú puedes utilizar y dar el mejor uso posible para que tu equipo pueda competir. Y eso si tú te quedas atrás y no te reciclas, el tiempo te pasa y te pesa. Hay que ser un aprendiz permanente.
¿No te pica el gusanillo de volver a España?
Bueno, sigo abierto a todos los retos. Yo tengo un cuerpo de trabajo y en España, desgraciadamente, no todos los equipos son los seis, siete u ocho de arriba. Para tú ir a trabajar, lo primero que tienes es que respetarte a ti mismo y a tu staff, ¿no? Y eso tiene un coste, y cuando tú haces números y quieres seguir contando con ese staff, no en todos sitios puedes encajar. Los míos fijos son cuatro colaboradores, y donde yo vaya es donde yo pueda estar de forma ilusionados, pero que ellos también lo estén. Si no, no podemos transmitir eso a los jugadores. Ya te digo, en España hay equipos que por supuesto pueden hacerlo, pero no todos te ofrecen esas posibilidades.