ATLÉTICO 1 - RAYO 1

El Metropolitano se distancia de Simeone

El técnico pidió apoyo a la grada cuando el equipo sufría por mantener el marcador, pero ésta se mostró indiferente.

Simeone acompaña a Lemar, lesionado, junto al doctor Celada. /GETTY
Simeone acompaña a Lemar, lesionado, junto al doctor Celada. GETTY
José Luis Guerrero

José Luis Guerrero

Uno de los rasgos del Cholismo de toda la vida fue siempre el factor gesticulación desde la banda. El comodín del canchero. El de agitar los brazos. Pedir palmas. Correr. Saltar. Girarse hacia la grada. Meter, en definitiva, al público en el partido, como si el entrenador fuera ese cordón umbilical entre los aficionados y los jugadores. Calificado en su día de tribunero por los mismos que criticaban aquel Atleti de Diego Costa (que reivindica ahora el técnico rojiblanco y hasta piropea el propio Ancelotti), esa simbiosis entre la hinchada, antes en el Calderón y ahora en el Metropolitano, también daba puntos y eliminatorias al Atleti más allá de la pizarra. Pero contra el Rayo esa conexión mostró síntomas de desgaste. 

En el cambio de Saúl por De Paul (minuto 73) se dirigió varias veces a la grada, pero ésta no respondió. Una gran parte de los 46.803 espectadores ovacionaron al canterano y no aplaudieron al mediocentro argentino, pero no se siguieron las indicaciones del míster. Dos minutos antes, Giménez salvaba un gol bajo palos tras un mano a mano de Falcao con Grbic y Camello mandaba fuera, por muy poco, un disparo desde la frontal. "¿Mejor fuera que en casa? Algo habrá, seguro. No estamos siendo lo suficientemente contundentes ni mostrando nuestro mejor juego de local". Según apunta Pedro Martín, el Atlético de Madrid jugó 24 partidos sin público durante la pandemia con un balance de 19 victorias, cuatro empates y una derrota; desde entonces ha jugado 24 choques con aficionados en las gradas y le ha ido peor: 14 triunfos, seis empates y cuatro derrotas.

El feeling con la hinchada se encuentra condicionado por los resultados. El curso en casa comenzó con gatillazo ante el Villarreal (0-2), remontada inverosímil ante el Porto (2-1), goleada plácida ante el Celta (4-1), decepción contra el Real Madrid (1-2), sufrimiento excesivo frente al Girona (2-1), optimismo ante el Brujas (0-0) e indiferencia contra el Rayo (1-1). En ese punto se encuentra el público con el equipo y su entrenador, al que no se jalea ya aquello de "olé, olé, olé, el Cholo Simeone" (sólo se escuchó esta temporada por los aficionados rojiblancos que se desplazaron al Coliseum de Getafe). Los síntomas de indiferencia se produjeron el día del Girona, cuando el técnico se dirigió a la grada en varias ocasiones sin recibir el feed-back que necesitaba el equipo, que acabó sufriendo los últimos 20 minutos de partido, con el equipo de Míchel dominando el balón y colgando balones al área. "No soy de pedir mucho, pero necesitamos al público", deslizó en la previa del partido siguiente, frente al Brujas (0-0).

El Atlético pasó de soñar con dormir empatado a puntos con el Barça y a tres del Real Madrid, a que hoy el Betis (en Cádiz) y la Real Sociedad (en casa ante el Mallorca) puedan mandarle a la quinta plaza de LaLiga si ganan sus respectivos partidos. El domingo, además, el Atlético afronta la visita al 'dentista' del Villamarín, otro encuentro crucial, más si cabe teniendo en cuenta que, tres días después, recibirá al Bayer en Champions, ya sin margen de error. El primer capítulo de la serie 'el Metropolitano como local' comenzó con Mario Hermoso queriéndose pegar con unos aficionados rojiblancos en la grada. Cada partido en su feudo viene con curvas. "Somos un club pasional, somos un equipo pasional, y este tipo de situaciones pueden suceder, en un partido perdido o ante la posibilidad de que se vaya uno, somos así y no vamos a cambiar", reconocía el técnico después de aquel episodio de Mario Hermoso.

El duelo de Joao Félix

Joao Félix, en el banquillo con Sergio Mestre, Iturbe y Sergio Díez.  GETTY
Joao Félix, en el banquillo con Sergio Mestre, Iturbe y Sergio Díez. GETTY

Dicen que hay imágenes que valen más que mil palabras. Fíjense en la foto de Joao Félix, cazada por Jose Bretón (Getty), en el banquillo del Metropolitano. Cabeza baja, mirada ensimismada, manos juntas y dedos entrelazados, como un penitente que todavía no entiende qué ha hecho para merecer ese sino; al lado, el resoplar de Sergio Mestre, un portero de 17 años del Juvenil A, entre el asombro y miedo de formar parte de un banquillo de Primera por las lesiones de Oblak y Gomís; más a la derecha, el guardameta del filial Alejandro Iturbe (19), con la mirada optimista del que dice "algún día jugaré aquí"; y Sergio Díez (19), con la tranquilidad de haber vivido la experiencia de rellenar banquillo para el Cholo. Ésa es la realidad con la que convivió el jugador franquicia del Atlético frente al Rayo, que volvió a calentar (sin tirar el peto enojado) y se quedó sin jugar junto a Mario Hermoso, y los tres canteranos mencionados anteriormente (Simeone dejó un cambio sin completar).

"Cholo, la Champions no es a cualquier precio", fue el testimonio de un aficionado, que terminó de convencer a Simeone sobre la idea equivocada de traer a Cristiano al Atlético, según desveló esta semana el entrenador al periodista argentino Liberman Martín. Tres meses después de aquel episodio (que nadie en el club desmintió), Simeone se desmarcó con cierto delay. Hoy su Atleti son Griezmann y diez más. Ese Griezmann al que el Atlético intentó primero vender, luego relegarle a jugar a partir del minuto 60 toda la temporada ("yo solo soy un empleado del club", se justificaba el míster) y ahora vuelve a ser querido por toda la afición, a la que pidió perdón tras su gol en San Mamés. Aquel partido, el de Bilbao, le salió redondo en el campo al Cholo y fuera de él, porque reforzó su posición de poder sobre Joao Félix. Ahora, con este traspié frente al equipo de Iraola, el capítulo del portugués volverá a recorrer el ambiente. Contra el Rayo se escaparon algo más que dos puntos...

"Entendí que De Paul estaba bien, nos podía dar salidas más dinámicas, pero nos quedamos contentos con el trabajo de Witsel. El equipo venía de un esfuerzo enorme hace tres días. Hasta el minuto 60 estuvimos bien", comentaba ayer sobre el cambio de Witsel por Correa en el 59' (el belga había sido suplente en los dos partidos anteriores y entró ante el Rayo por la lesión de Koke). Fue en ese minuto cuando el conjunto visitante empezó a dominar el partido y, al mismo tiempo, cuando el equipo rojiblanco dispuso de las mejores ocasiones (dos de Cunha y un gol anulado a Griezmann). Curiosa contradicción, que acabó con la decisión final de Iglesias Villanueva en el VAR y el lamento desconsolado de Álvaro Morata. Ese alambre en el que se mueven continuamente los rojiblancos, dejó a un Simeone con amarilla frente al Athletic, por protestar el gol anulado a Morata, y zarandeando a Pedro Pablo contra el Brujas, en el penalti que pitaron en primera instancia a Nahuel Molina. Pero esta vez asumió casi el gesto del mismísimo Joao Félix en el banquillo, como resignado a su suerte. La del gol del empate en el tiempo añadido y la indiferencia de la gente, que ni pitó con la fuerza de otras ocasiones, cuando sí existía esa simbiosis...