Míchel y Borja Jiménez, lo nunca visto a 20 minutos de jugarse la vida: "A lo mejor me echan...", "o a mí"
El técnico del Leganés y el del Girona atendieron a DAZN antes de un partido que marcará el descenso.

El Leganés y el Girona se jugaban la temporada en 90 minutos. Después de toda una temporada peleando por llegar al cierre de año con algo más de oxígeno, catalanes y pepineros ven la soga muy cerca de su cuello. Como no podía ser de otra manera, los dos máximos responsables del devenir de cada equipo están en el disparadero.
Tanto Borja Jiménez como Míchel viven los que podrían ser sus últimos partidos en el banquillo del Leganés y Girona, respectivamente. Abulense y Vallecano atendieron a DAZN en la previa de un partido vital para su futuro profesional. Los dos, además de valorar el encuentro desde una perspectiva meramente deportiva, abordaron la encrucijada que afrontan.
Sin medias tintas, ambos reconocieron que podrían estar fuera esta misma noche. "A lo mejor me echan hoy", dijo Míchel cuando fue preguntado por un supuesto mal resultado. Como un resorte, salto su homólogo: "o a mí". Borja Jiménez echó un capote al técnico madrileño. Los dos, con muy buena relación fuera de los terrenos de juego, aprovecharon la ocasión para felicitar la trayectoria del otro y alabar sus cualidades. El partido se acabó con un 1-1 que no sirve a ninguno de los dos.
"Sabemos a lo que nos exponemos como entrenadores. Tenemos que pasar por esto y superar la adversidad", avisó el técnico del Girona en referencia a los rumores de despido debido al rendimiento del equipo. 20 minutos antes de empezar un encuentro más que vital, se vivió algo completamente inédito.
Dos entrenadores en el disparadero pasaron un rato distendido donde hablaron de la posibilidad de hacer las maletas esta misma noche. "Borja es una persona con la que se puede hablar de fútbol", agregó Míchel. El entrenador del Leganés recogió el capote: "lo hemos hecho en otra ocasión más privada". "Tengo a mi izquierda a uno de los mejores que hay en España, eso no me lo va a quitar nadie de la mente independientemente de cómo está el Girona ahora mismo", continuó Borja. De esta forma acabó una charla donde el fútbol quedó en un segundo plano, dando paso a una conversación más humana entre dos personas que viven una situación complicada.
El Girona se jugaba la vida porque podía ceder tres puntos ante un equipo más hundido en la clasificación. Los catalanes (17 en la clasificación) debían sumar de a tres si quieren respirar aire más puro y no llegar tan ajustados al resto de jornadas. Por otro lado, al Leganés solo le valía ganar porque son anteúltimos en LaLiga. Sumar era vital, la derrota de Las Palmas ante el Athletic el día de ayer les dio algo de oxígeno, pero el triunfo del Deportivo Alavés se lo arrebató horas después.