Moleiro y Fábio Silva salvan a Diego Martínez y apagan al Alavés

Diego Martínez se visualizó a sí mismo visto para sentencia durante todo el partido, pero Moleiro y Fábio Silva salieron a su rescate. El Alavés se creyó tan superior, y lo fue durante un gran tramo de partido, que se olvidó de demostrarlo en el final y se acabó marchando con un punto que no consuela a nadie.

Las Palmas se presentaba al partido con los traumas de una racha de nueve partidos sin ganar y con el recuerdo fresco de lo sucedido la pasada temporada. El Alavés no estaba muy lejos de su situación, aunque la victoria ante el Villarreal en la pasada jornada mantenía el sueño vivo de Coudet. Los condicionantes estaban servidos en un duelo clave por la permanencia que tuvo un mazazo nada más comenzar.

Los aficionados canarios aún estaban ubicándose en un estadio más vacío de lo normal cuando Toni Martínez silenció a los pocos que animaban. Un disparo de Aleñá que se topó con Herzog le regaló un balón muerto a Mouriño en la frontal del área y el uruguayo se inventó un pase picado por encima de la defensa como si jugara de mediapunta en lugar de central. El propio Herzog, tocado tras el choque, quedó enganchado y permitió a Toni Martínez fusilar a Cillessen desde el borde de la pequeña.

La suerte le cambiaba al conjunto babazorro que veía como el sustituto de Kike García, que llegaba justo al partido, los adelantaba tras casi cinco meses sin ver puerta. El golpe dejó tocada a Las Palmas para el resto de una primera parte en la que sólo algunos chispazos de Moleiro, Javi Muñoz y Fábio Silva los acercaron a la portería de Adrián Rodríguez, el sustituto de Sivera.

Los de Diego Martínez no fluyeron en una primera mitad en la que fueron incapaces de que Campaña y Bajcetic, hoy en el centro del campo, vieran el fútbol de cara. Sin sus mediocentros el equipo canario no encontró caminos para hacer daño a un Alavés que tuvo en las botas del propio Toni Martínez el segundo tanto del partido, pero la madera le negó el doblete.

Diego Martínez buscó una reacción en la segunda mitad ubicando a McBurnie junto a Fábio Silva en la doble punta y entre ambos fabricaron una jugada fantástica en la que Moleiro estuvo cerca de empatar. Agradecía Las Palmas la presencia de un segundo delantero porque liberaba al portugués, pero Toni Martínez volvía a avisar a la contra con un disparo que abrazaba el lateral de la red.

A la hora de partido, Coudet sentó al goleador y a Carlos Vicente para dar entrada a Villalibre y Guridi en una doble modificación con efecto inmediato. El búfalo rescató un balón tras una pérdida de los canarios en ataque y se lo escondió a Sandro. Una vez sorteado el primer rival dibujó un pase milimétrico entre Herzog y McKenna para dejar a Guridi mano a mano ante el portero y el de Azpeitia sentó a Cillessen para definir a puerta vacía.

Las Palmas reaccionó gracias a la garra de McBurnie que no daba un balón por perdido, pero la fortuna no estaba de su lado. El escocés primero se topó con Adrián Rodríguez cuando fusiló a quemarropa un balón muerto en el borde de la pequeña y luego vio a Mouriño despejar un balón que iba con dirección a portería tras sentar al mismo portero que antes le había bajado al persiana.

El equipo canario no encontraba en los últimos minutos más argumentos que los centros laterales para hacer daño a un Alavés en el que emergieron Abqar y Mouriño para escupir todo lo que rodeaba su área, pero Garcés les dio vida en el último minuto del tiempo reglamentario. Un centro cabeceado por McBurnie dentro del área acabó impactando en la mano del central y Melero López señaló penalti. Fábio Silva demostró tanto carácter como calidad para cruzar el remate y devolver a la vida a los canarios con todo el añadido por delante.

Melero López sumó ocho minutos al encuentro y en el ambiente se comenzó a percibir el empate de Las Palmas. La fortuna que antes había sido babazorra se convirtió en pío pío en el minuto 95 cuando Januzaj intentó centrar y el balón se desvió en Manu Sánchez. El toque en el lateral dejó la pelota picando en el borde del área con la defensa babazorra hundida y Moleiro fusiló a Adrián Rodríguez con un derechazo imposible para el portero del Alavés.

Le faltó fútbol a Las Palmas, un equipo que siempre ha hecho gala de ello, pero demostró corazón cuando todo se fundía a negro. El Alavés dejó escapar una victoria que confirmaba su reacción y aunque en la previa un empate no parecía un mal resultado, a la postre duele tanto como una derrota.