El movimiento que destrozó la presión de Xavi en Villarreal
Como ya sucedió en 2021, el Villarreal planteó un movimiento sencillo que dejó sin respuesta la presión azulgrana.

El Barça se llevó los tres puntos y terminó marcando cuatro goles en un partido atípico de los de Xavi si se tiene en cuenta su historial liguero el pasado curso: encajó tres tantos, concedió muchas ocasiones y su presión, otrora dominante, hizo aguas por todos lados. Como ya sucediese en noviembre de 2021 ante el Villarreal de Unai Emery, Setién le puso en jaque desde un inicio con un movimiento sencillo que el equipo azulgrana tardó más de una hora en resolver. ¿Qué sucede si el extremo se va dentro?
Jules Koundé explicó tras el encuentro que es consciente de que "hay muchas cosas que mejorar", y probablemente el central se refiriese precisamente a la faceta sin balón: el Barça permitió 1,88 xG al rival, una cifra altísima si se toma como referencia el 0,8 xG permitido en toda la pasada Liga. El Villarreal no solo disparó mucho, sino que lo hizo en zonas de calidad, y todo con un pase que destrozó al Barça y evidenció la falta de recursos defensivos de Roberto y Alonso en las alas, a la vez que enseñó que Lamine todavía tiene un largo recorrido en esta faceta.
El plan era claro. El Villarreal es uno de los equipos de LaLiga con mejor trato del balón, juntando hasta cuatro centrocampistas con Baena cayendo dentro, y ante esta disyuntiva, Xavi apostó por cerrar a Lamine como un interior, saltando sobre el interior que acompañaba a Parejo para forzar a los de Setién a jugar siempre hacia las bandas, donde Xavi entendía que los locales eran menos peligrosos.
La tarea de Roberto era la de igualar numéricamente al Villarreal en el carril central para permitir que tanto Romeu como De Jong pudiesen saltar hacia adelante. Con Sergi intentando tapar a Baena, Xavi dejaba a tres efectivos del Barça para dos del Villarreal en última línea, pero Pedraza, que empezaba muy abajo, se terminaba convirtiendo en el que hacía la superioridad: nadie llegaba.
Este movimiento sencillísmo debe encontrar réplica usando a un futbolista que salte sobre Pedraza y le niegue el avance, forzándole a jugar hacia atrás para que la presión azulgrana se pueda asentar. Pero al estar Koundé atado con Sorloth y que Roberto estaba muy lejos de la acción, Pedraza era siempre el hombre libre.
Si bien es cierto que el partido de Sergi Roberto fue muy flojo en líneas generales, el canterano quedó muy expuesto ante un plan que no funcionaba. Si a una pieza ya debilitada la sitúas en primera línea de combate con una cuchara en vez de un fusil, lo lógico es que este jugador no dure mucho. La presión azulgrana no impedía que los centrales jugasen, regalaba tiempo y espacio y al llegar la pelota fuera, al quedar el equipo descompensado, regresaba dentro con mucha facilidad.
Fue tan flagrante el desatino y la falta de sintonía para tapar la sangría, que en el segundo tiempo, ya tras un descanso en el que Roberto comentó que "corregimos cosas, yo empecé a saltar sobre Pedraza", el Villarreal logró la remontada momentánea con un gol en el que precisamente exponía los mismos problemas que durante los primeros 45 minutos.
Lamine no es Raphinha. No tiene ese motor para hacer recorridos larguísimos y su disciplina defensiva es mejorable, algo lógico a su edad (todavía 16 años). El Villarreal explotó un perfil en el que él y Roberto eran debilidades en transición, y situó allí un cebo (Baena) para encontrar la rampa de salida. El fútbol suele ser sencillo, y por mucho que el Villarreal generase, al final la carta ganadora la tenía el Barça, y era Lamine, que activó la máxima de Johan Cruyff: solo hay que marcar más goles que el rival.