Nahuel Molina, 25 primaveras sin un camino de rosas

Nahuel Molina Lucero nació un día como el de hoy hace 25 años. Fue el fichaje estrella de este verano en el Atlético de Madrid. Por inversión, cercana a los 20 millones de euros (procedente del Udinese). Por necesidad, para cubrir el tremendo vacío que había dejado Trippier desde que se marchó en enero de 2022. Y por autoridad, porque Simeone impuso el criterio deportivo antes que el económico. Pero el lateral de Embalse (una ciudad del departamento Calamuchita, en la provincia de Córdoba, Argentina) ha madurado a pasos agigantados porque su paso por el club rojiblanco no se ha perfilado como un camino de rosas.

El argentino ha sido titular en 32 de los 38 partidos a las órdenes del Cholo, pero despertó muchas dudas en sus primeros encuentros. Incluso, algunos temían que pudiera convertirse en esa clase de futbolista que acabase cogiendo miedo miedo a jugar en su propio estadio. En su estreno, por ejemplo, fue expulsado y, además, un error suyo propició el primer gol del Villarreal. En el siguiente encuentro disponible en casa, frente al Porto en Champions, le sentó al descanso porque Taremi, Galeno, Eustaquio y compañía estaban haciendo con él lo que querían.

Al siguiente choque, ante el Real Madrid, Diego Pablo Simeone optó por dejarle en el banquillo y utilizar antes a Marcos Llorente, al que no le gusta jugar como '2', pero también era el único del que se fiaba el Cholo para frenar las embestidas de Vinicius. De alguna manera, el técnico rojiblanco estaba protegiendo a su apuesta veraniega ante ciertas voces críticas dentro de la entidad.

El ex de Udinese aterrizó bajo el paraguas de su agente, Leo Rodríguez, excompañero y amigo de Diego Pablo Simeone y su familia (representa, además y entre otros, a su hijo Giovanni). "Es joven, tiene que aprender, pero estoy convencido de que aportará mucho en el futuro", decía el entrenador del Atlético por aquel entonces. Molina es el jugador de la plantilla que más pases intenta (1.684), pero el quinto por la cola en porcentaje de acierto con el 73% (sólo supera a Oblak, Doherty, Morata y Grbic).

A Nahuel le costó encajar en el sistema defensivo del Cholo, que cambia continuamente de dibujo según se vaya desarrollando cada partido. Pero en cualquiera de los dibujos (de lateral clásico en el 1-4-4-2, de carrilero en el 1-3-5-2 o incluso de central derecho), el '16' del Atlético alternaba una de cal y otra de arena. Dejó buenas impresiones frente a Celta, Sevilla o Rayo, pero alternó con actuaciones muy discretas como en Cádiz o Mallorca. Le faltaba seguridad defensiva y acierto en el pase. Se encontraba muy lejos de la versión que ofreció en Italia, con el Udinese, donde llegó en el verano de 2020, en plena pandemia con la rodilla operada, procedente de Rosario Central.

Pero su participación en el Mundial de Catar lo cambió todo. A partir de ese momento, con la estrella en el pecho, un caché revalorizado y con la sensación de que la temporada no iba a ir peor de lo que empezó, Nahuel Molina se consolidó en el esquema del Cholo como un titular indiscutible. Es el jugador de campo que más minutos acumula. También le favoreció al futbolista el cambio de estilo del equipo rojiblanco tras la cita mundialista, donde el vestuario pidió al míster jugar más con el balón.

En esa coyuntura, con un Mario Hermoso liderando la salida del equipo desde atrás con una capacidad de pase como la de un centrocampista y un Llorente incluso más adelantado (más como extremo o tercer delantero en lugar de interior o carrilero), el lateral diestro argentino empezó a brillar ofensiva y defensivamente, donde, por ejemplo, es el segundo hombre de la plantilla con más tackles, con 50, sólo superado por el lesionado Reinildo (77).

La evolución de Nahuel ha ido acompañada por la buena marcha del equipo. El Atlético pre-Mundial sacó 24 puntos en 14 jornadas (21 goles a favor, 14 en contra y cuatro duelos sin encajar); y el Atlético pos-Mundial suma 30 puntos en 13 jornadas (22 tantos a favor, cinco recibidos y ocho compromisos imbatido). El futbolista argentino se muestra cada vez más integrado en las dinámicas del Cholo (no se fía de Doherty) y acaba de cumplir 25 años. La buena noticia para el míster (y también para la entidad, por si necesita hacer caja en un futuro a medio plazo) es que Molina aterrizó en el Metropolitano cinco años más joven que el añorado Trippier...