LALIGA SANTANDER

"Nunca había sentido miedo en un campo de fútbol hasta el otro día"

Anna G. sufrió un ataque de ansiedad en pleno partido entre el Girona y el Espanyol.

Los aficionados del Girona durante un partido celebrado en Montilivi. /Girona FC
Los aficionados del Girona durante un partido celebrado en Montilivi. Girona FC
Sandra Riquelme

Sandra Riquelme

Por primera vez en su vida, Anna Giménez, aficionada y abonada del Girona, sintió miedo en un campo de fútbol. Fue durante la primera parte del partido entre los gerundenses y el Espanyol. Antes de leer su relato, Anna, al otro lado del teléfono, advierte: "Sé que todos los aficionados pericos no son así. La gente del Espanyol de toda la vida no es así y no le gusta lo que está pasando. Son unos pocos, pero cada vez hacen más ruido".

Su tuit, a las 16:32 horas del sábado, corrió como la pólvora y hasta provocó la llamada del presidente del Girona. "He sufrido un ataque de ansiedad, a causa de los ultras del Espanyol, y me han tenido que atender las emergencias médicas", explicaba. Su publicación también desató la ira y el rencor de muchos tuiteros, que la insultaban y la acusaban de mentir. "Chupa puta. Pd: pasa ig no?", "Dame tu insta y te consuelo" o "Si eres igual de guarra que mentirosa, tu novio debes estar muy contento..." o "Te jodes zorra". Anna denunció a Twitter estos comentarios, que ya ha informado a los usuarios correspondientes de que si no borran esos tuits, les cerrarán la cuenta.

«No venimos a ver el partido, venimos a buscar pelea»

Vayamos al principio. Anna Giménez fue a Montilivi con su madre, como cada fin de semana en el que juega el Girona, para presenciar el encuentro de su equipo ante el Espanyol. "Siempre entramos una hora antes, para ver el calentamiento y demás. Fuimos a nuestro asiento y todo fue bien. Delante tenía a aficionados del Espanyol y hablamos con ellos con normalidad, sin ningún problema", relata.

Sin embargo, los problemas vinieron cuando un grupo de aficionados -"No sé si eran ultras o qué"- entraron al campo a los cinco minutos del partido. "Los tenían retenidos fuera y por eso entraron más tarde. Se pusieron a nuestro lado y se quedaron de pie, obstruyendo las escaleras. Si querías salir de ahí, tenías que dar toda la vuelta. No miraban el partido, nos miraban a nosotros. Incluso alguno llegó a decir que no venían a ver el partido, que venían a buscar pelea. Ondeaban sus banderas y las bufandas por delante de nosotros y no nos dejaban ver. Nos hicieron sentir muy incómodos", recuerda Anna.

Los asientos de Anna y su madre están pegados a la zona visitante, por lo que siempre están mezcladas con la afición rival. Hasta el sábado, nunca habían tenido ningún problema. Anna reconoce que, al principio del partido, cuando empezaron a insultarles y a incomodarles, se levantó para exigirles respeto: "A partir de ahí, me empezaron a mirar fijamente todo el rato".

"No les podías decir nada porque enseguida te amenazaban con el gesto de cortarte el cuello, hay algún vídeo por ahí en el que se ve", continúa. Anna incluso detalla que unos aficionados del Girona que estaban a su lado -y que tenían un niño- se fueron a ver el partido de pie a otro lado. Sin embargo, Anna y su madre permanecieron en sus localidades porque "nadie les iba a echar de un sitio que habían pagado".

«Apareció un miembro de seguridad para 200 personas...»

El partido avanzaba al mismo tiempo que el agobio y la impotencia de Anna. "Estuvimos 20 y pico minutos así y no vino nadie de seguridad, estábamos solos. En ese momento, si nosotros no hubiésemos tenido la sangre tan fría, no somos tan calientes como otras aficiones, nos hubiésemos encarado y a saber cómo hubiésemos acabado". Por suerte, a la media hora, apareció el personal de seguridad. "Una persona para 200... y hasta el descanso no fue cuando intentaron hacer un cordón de seguridad, ¿eh?", se lamenta Anna.

Fue en ese momento cuando a Anna le dio el ataque de ansiedad. "Fui a ver a un amigo a la grada supletoria y fue cuando exploté. Fue un cúmulo de todo lo que estuve aguantando: la rabia, el miedo, la inseguridad". Los servicios médicos la atendieron, la tranquilizaron y la instaron a que no volviese a su asiento porque "le iba a pasar lo mismo". Anna y su madre les hicieron caso.

Por suerte, y Anna lo recalca, "no todos sus aficionados son así". "Por el camino, cuando me dio el ataque de ansiedad, uno del Espanyol me dijo: 'No dejes que te hagan sentir así'. Además, muchos me pidieron perdón por Twitter", agradece. También recalca que todos los que le hicieron sufrir esa situación eran hombres, no había ninguna mujer. "¿Si recibí más insultos por ser mujer? Seguramente, sí, pero no lo puedo demostrar, pero estoy segura. Recuerdo a un chico, que luego le expulsaron del campo, que se quedaba mirándome fijamente todo el rato. Supongo que se sentirían más machotes", zanja.

La llamada del presidente del Girona

Tras el impacto de su relato, el presidente del Girona, Delfi Geli, le llamó el lunes por la mañana. "Me pidió perdón y me preguntó cómo estaba", explica Anna. También, ambos clubes han emitido un comunicado en el que lamentan los hechos ocurridos.

El club gerundense pidió "disculpas a todos sus socios y aficionados que sufrieron estos incidentes". Además, asumen su parte de responsabilidad en los hechos y destacan que reforzaron un "30% el dispositivo de seguridad de forma sustancial en relación con otros partidos". Informan que dos personas fueron detenidas y una decena más fueron expulsadas.

Por su parte, el Espanyol señaló que fue "un grupo reducido de individuos" y mostró su "rechazo más absoluto y condena cualquier muestra de violencia, xenofobia y racismo por parte de aficionados de cualquier club". En su comunicado, también destacan que actuarán de "forma contundente con quienes puedan guardar cualquier relación o vinculación con nuestra entidad".