Òscar Hernández, el disco duro externo de Xavi

Cuando formas parte de un cuerpo técnico liderado por uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol, tu nombre se ve sustituido por el de 'ayudante de'. Más aún si, encima, esa leyenda es tu hermano. Por suerte suya, la batalla del ego no va con Òscar Hernández, mano derecha de Xavi Hernández en el banquillo del Barça. Consciente de su rol menos vistoso, el también exjugador ejerce de memoria externa de Xavi, que 'almacena' en su hermano una inmensa cantidad de información. Solo así el excapitán azulgrana encuentra la calma necesaria para saber qué tecla tocar en cada momento.

La calidad de Xavi le llevó a secuestrar tantos partidos como quiso cuando era jugador. Òscar, que desarrolló la mayoría de su carrera entre Segunda B y Tercera, tiró más de actitud y despliegue para hacerse hueco en las alineaciones. Tampoco tienen nada que ver sus preferencias de vestimenta. Xavi dirige los partidos con un 'look' más formal, mientras que Òscar, licenciado en INEF en la Universitat de Lleida, se siente más cómodo en chándal.

Centrado en el negocio inmobiliario familiar durante los últimos años de carrera de Xavi, Òscar se unió a su hermano cuando este decidió marcharse a Catar en 2015. Inicialmente, formó a jóvenes en la Aspire Academy. Después, ya en 2019, Òscar se convirtió en la mano derecha de Xavi en el banquillo del Al-Sadd.

La química entre los dos Hernández Creus fue máxima desde el primer momento. Y así sigue siendo. El excapitán azulgrana tiene siempre la última palabra pero comparte con su hermano el análisis de cada decisión. No es que Òscar se sienta importante, sino que lo es. Eso queda claro, por ejemplo, con las muchas veces que ambos debaten durante los partidos. Nada escapa a la atenta mirada del asistente, que vive en tensión constante

Òscar conoce el libro de estilo de Xavi de principio a fin, de ahí que tenga carta blanca para realizar observaciones. Sin parar, apunta en su libreta, se comunica con los analistas que ven el partido desde la grada y hasta saca tiempo para pedir intensidad a cualquier jugador que aparezca cerca del área técnica.

Los árbitros también reciben la enérgica pasión de Òscar con su trabajo. En menos de un año, el segundo entrenador del Barça ya ha sido expulsado dos veces. Ambas por Gil Manzano, que este sábado le mostró la cartulina roja por supuestamente "encararse con el banquillo adversario realizando gestos ostensibles con los brazos en alto".

Por cargo, Xavi suele mantener algo más de distancia con la plantilla. El técnico mantiene conversaciones individuales con sus pupilos de forma frecuente, pero en entrenamientos y partidos es Òscar quien más repasa detalles o situaciones concretas con los jugadores. Xavi mantiene la visión panorámica, mientras que su hermano aplica el zoom, ya sea para alentar, 'enchufar' o corregir. Sobre todo durante los descansos.

El respeto del grupo hacia Òscar es máximo. Los jugadores captaron rápido que Xavi le tiene muy en cuenta. Además, el segundo entrenador trata de ser proactivo en sus indicaciones, pero siempre de forma constructiva. En el pasado, Eder Sarabia, ayudante de Quique Setién, perdió crédito en el vestuario por no cuidar las formas.

Desde la época del 'Pep Team', el conjunto azulgrana ha tenido segundos entrenadores de perfil muy variado. Al fallecido Tito Vilanova se le consideraba el ideólogo táctico del mejor Barça de la historia. Después, Jordi Roura representó el conocimiento total de la 'casa' gracias a su trayectoria en el fútbol base.

Más amargo fue el trago para Jorge Pautasso, ayudante del 'Tata' Martino. El reto fue demasiado grande para un cuerpo técnico engullido por el 'universo Barça', de dimensiones gigantescas en comparación con todo lo que habían vivido anteriormente.

Luis Enrique se apoyó en Robert Moreno. Forjado en clubes catalanes como el Collblanc o L'Hospitalet, Moreno se hizo un nombre por sus modernos métodos en 'scouting' y análisis de rivales. Reservado a la hora de tratar con los jugadores, el catalán, como el resto del 'staff', dejó el intervencionismo para el asturiano.

Íntimo amigo de Ernesto Valverde, Jon Azpiazu acompañó al 'Txingurri' en su etapa en el Camp Nou. El bilbaíno se ganó la complicidad de los jugadores gracias a su inteligencia emocional. "Él es más reflexivo. Yo, en cambio, soy un poco más echado para adelante", admitía Aspiazu. Hoy en el Athletic, Jon sigue fiel a su costumbre de ver las primeras partes de los partidos desde la grada.

Los roces de Eder Sarabia con el vestuario resultan más recientes. Ayudante de Quique Setién, a Sarabia le pasó factura su carácter tan intenso. Sus vehementes correcciones desde la banda no gustaron a ciertos jugadores, que acabaron optando por pasar de largo de las indicaciones del hoy entrenador del F.C. Andorra.

Con más caché llegó Alfred Schreuder. Había trabajado con el cotizado Julian Nagelsmann en el Hoffenheim y parecía ser una interesante apuesta de Ronald Koeman. Sin embargo, el cuerpo técnico liderado por el holandés dejó una sensación unánime en el vestuario: no había plan y en los entrenamientos no se trabajaba. Ni en lo físico ni en lo táctico.

Ahora, con los hermanos Hernández y el resto del 'staff', el Barça vuelve a ser una máquina ordenada y coordinada. Xavi goza del poder y respeto que les faltó a sus predecesores en el cargo y eso se traduce en tranquilidad para sus ayudantes, que se sienten fuertes a la hora de aportar sus conocimientos.