El Real Madrid y una receta para calcar al Milan revolucionario de Ancelotti: "La poción mágica no fueron los espaguetis"
Ningún equipo del italiano suma más puntos (72) en la jornada 29. Iguala los números del que era el techo a estas alturas: el Milán de la 2003-04 que ganó el Scudetto con paso marcial.

Carlo Ancelotti ha demostrado a lo largo de su trayectoria ser el mejor padre para el futuro de los equipos, pero también un honorable descendiente de su pasado. El técnico moldea con tiento las gemas con esa mano de hierro enfundada en guante de seda que mamó desde la infancia. "He tenido un padre tranquilo, que nunca se enfadaba; he tenido una profesora tranquila; he tenido entrenadores también tranquilos, por ejemplo Liedholm... Yo tengo esto", explicó en una entrevista con la ESPN. Una receta que le ha asistido a la hora de manejar euforias, capear crisis y relativizar las malas noticias. Esta temporada ha tenido más de una...
Sólo quien se manejaba con un optimismo sólido podía imaginarse en otoño, con la incertidumbre de Brasil sobrevolando el futuro de Carletto y la plantilla rompiéndose por los cruzados, que el Real Madrid iba a caminar a estas alturas liderando la Liga con tanta solvencia. Un dato sirve para ponderar el peso del trayecto: ningún equipo de Ancelotti suma más puntos (72) en la jornada 29. Con 22 victorias, seis empates y una sola derrota iguala los números del que era el techo a estas alturas del año, aquel Milán de la 2003-04 que acabó levantando el Scudetto, la única liga del entrenador en Italia.
Más allá de la estadística, hay paralelismos que entrelazan a ambas plantillas. El técnico, como ahora en su segunda era en Chamartín, encaraba su tercera campaña en el conjunto rossonero. Además, aterrizó en el Milan un jovencísimo talento, Kaká (21 años), cuyo impacto se desligó de su apariencia de estudiante y presagiaba un reinado. La misma impresión que está ofreciendo Jude Bellingham (19 años) en su estreno en el Bernabéu.

"La cosa más bella era el vestuario. No había ninguno que desentonase en el campo ni rompiera el buen ambiente fuera. Tanto si jugabas como si no. El equipo era fuerte en su globalidad y con mucha técnica individual. Ancelotti logró crear una familia", dice Cristian Brocchi, componente de aquel Milan. En su relato no se atisba ninguna sombra a pesar de que era un suplente habitual. No gozaba de las oportunidades que él creía merecer, pero es que para llegar al once titular tenía que saltar a Gennaro Gattuso. El listón no era bajo.
"Carletto sabía que no me quejaba si no jugaba dos o tres partidos seguidos. Pero aun habiéndolo hecho, su forma de manejar ese tipo de situaciones era magistral", recuerda. Un talante que, según cuentan en Italia, le faltó al propio Brocchi en su breve estancia en el banquillo milanista, cuando suplió al destituido Mihajlovic (2016). Después de acabar la Serie A con una derrota contra la Roma y séptimo en la tabla, La Gazzetta dello Sport publicó que acusó a los jugadores de no tener "dignidad ni cojones". Un episodio del que no quiso hablar.

"¿La 2003-04 fue la temporada de los spaghetti? ¡Sí, fue esa!", exclama Carlo Pellegatti, leyenda del periodismo deportivo italiano, milanólogo y, a sus 73 años, Youtuber. El chispazo mental parece aludir a una simple anécdota, pero el ex de Mediaset se refiere a un hábito que introdujo ese año Ancelotti y que desveló en una entrevista en Il Corriere della Sera: "Lo habitual es que tras los partidos de la noche se coma un bocadillo de jamón. Pero ahora estamos probando una nueva solución: los jugadores toman pasta blanca directamente en los vestuarios". "Recuerdo que contrataron a un catering para algún viaje fuera de casa (risas). Pero ya le digo que la poción mágica de ese Milan revolucionario no estaba en los spaghetti", manifiesta Pellegatti.
Mano izquierda y los inicios del 'Árbol de Navidad'
Arranca su exposición de los hechos apuntando al que considera el gran responsable. El arquitecto y domador de egos: "Soy un enamorado de Ancelotti. El año anterior ya había conquistado la Copa de Europa. Y si esa campaña el equipo se impuso con tanta holgura en la clasificación de la liga [11 puntos sobre la Roma] fue por su destreza. Sólo perdió dos partidos. El primero recuerdo que fue el 21 de diciembre. Entonces existía una especie de maldición porque el Milan siempre caía antes de irse de vacaciones de Navidad. Se decía que estaban ya en bermudas y flotador. La segunda derrota, en la penúltima jornada, con la liga ganada. Carlo es un táctico, estudió a Sacchi, pero su forma de llevar un vestuario… No hay nadie como él. Supo mezclar en la misma zona del campo, sin conflictos, a Kaká, Pirlo, Rui Costa, Seedorf… Fue una liga impresionante. Y en el Madrid está replicando eso. Modela sus dibujos en función de los jugadores que tiene, como las velas se acoplan al viento. Lo hizo con Kaká y los inicios del 'Árbol de Navidad'; lo está haciendo con Bellingham".
Brocchi comparte la explicación. Él vivió el fichaje de Kaká por el Milan y el proceso metabólico del entrenador hasta dar con un once integrador de todo el talento, un 1-4-3-1-2 que convivió con los albores del famoso 1-4-3-2-1 'navideño', con el brasileño y Rui Costa guardando la espalda de Shevchenko. "No era fácil para un chaval tan joven llegar a Italia y resultar tan fiable desde el inicio. Ahí Carlo estuvo bravissimo. Pendiente de él, le quitaba siempre la presión de la camiseta… Pronto alteró el dibujo para poder adaptarle. A él y a todos los talentos que tenía", puntualiza el exfutbolista. La nómina de la squadra era una constelación: Cafú, Nesta, Maldini, Gattuso, Pirlo, Kaká, Seedorf, Filippo Inzaghi, Shevchenko...
"Hubo un partido que comenzó a coronar el Árbol de Navidad, el asalto al Olímpico de Roma el 6 de enero, 1-2 con doblete de Sheva. Metió a Rui Costa junto a Kaká y delante, el ucraniano. Un golpe en la mesa de la liga que impulsó también el carácter del brasileño. Insisto, esa manera de gestionar me recuerda a lo que está haciendo este año, con tantas lesiones y con la llegada de ese inglés que es enorme. Ha ido cambiando el dibujo y está manejando las circunstancias sin quejas", apunta Pellegatti.
"Ancelotti te hace sentir fuerte. Antes de un partido vino y me soltó: 'Dicen que falta este y aquel, pero no saben que te tengo y estoy tranquilo'".
Exjugador del Milán de la 2003-04Una de las máximas de Ancelotti es hacer de la necesidad virtud. Pocas temporadas como la actual, en la que la plantilla ha ido acumulando bajas, para constatar la fortaleza del técnico en este sentido. Ante los infortunios de Militao y Alaba, reubicó al puesto de central a Tchouameni o incluso a Carvajal; Camavinga se convirtió en su multiusos de cabecera; no tuvo problemas en reconocer su 'error' con Lunin, con quien el club, como publicó Relevo este viernes, acelera ya para renovarle; le cambió la zona de influencia a Valverde; desplazó unos metros a Vinicius para encajar el radio de acción de Bellingham…
"Carletto te hace sentir fuerte, te entiende porque ha sido jugador y tiene un alto poder de convencimiento. Sin esto último es imposible manejar a veteranos y jóvenes", refuerza Brocchi, que trae al presente la siguiente anécdota con el de Reggiolo: "En la ida de las semifinales de la Champions ante el Inter, en 2003, yo jugué de titular. Pirlo estaba lesionado. Antes del partido vino y me soltó: 'Dicen que falta este y aquel, pero no saben que te tengo y estoy tranquilo'". Cuando viene algún revés sabe mantener la calma y cuando tiene que ponerse serio, también lo hace".
"Hace poco estuve con Ancelotti en Valdebebas y me repitió: 'Vamos bien pero pierdes dos partidos y estás cuestionado'. Vivió de todo, por eso relativiza los golpes y mantiene la calma en el éxtasis"
PeriodistaA lo largo de su longeva carrera, el entrenador del Real Madrid conoció el lado oscuro del disgusto y la pesadilla. También en la 2003-04, cuando el Deportivo de la Coruña de Mauro Silva, Valerón y compañía le metió varios palos y cercenó su año en la Champions. Fue en cuartos de final: los gallegos remontaron el 4-1 de la ida y fundieron a los rossoneri con un 4-0 en Riazor. "Fue el único lunar del año, pero menudo lunar. A Carlo aún le duele. Recondujo la situación para que esa derrota no afectara al paso marcial en la liga. De hecho, aquello les espoleó más y ganaron el título a falta de tres jornadas para acabar, ante la Roma de Capello. Tiene tantos años de currículum que ha vivido de todo y ha convivido con presidentes de toda clase. Por eso relativiza las malas noticias y mantiene la tranquilidad en los momentos de éxtasis. Es consciente de dónde está. Hace poco estuve con él en Valdebebas y me repitió lo que suele decir en las salas de prensa: 'Vamos bien ahora pero pierdes dos partidos y ya estás cuestionado'. Conozco a muchos de sus jugadores y a todos ellos se les iluminan los ojos cuando hablan de Carletto. Sólo con calma y el respaldo de las plantillas puedes ganar títulos en todos los países".
Este año se dirige con firmeza hacia otro título. A falta de nueve jornadas, supera en cinco puntos al segundo, el Barça, y con un partido menos. El pasado le aleccionó sobre los excesos de confianza y no mira más allá del partido de este domingo contra el Athletic. De momento, su camino en esta Liga 'copia' el de aquel Milan al que le devolvió el Scudetto después de cinco años de sequía. Con Bellingham haciendo de Kaká y Ancelotti, de Ancelotti.