Un partido menos para cantar el alirón y una joya más

La ilusión es la gasolina de cualquier persona. Sin motivación el camino pierde sentido. También la ruta del Barcelona hacia LaLiga. Tras unos partidos tristes y sin ganar, el Barça cuajó el partido perfecto para reengancharse a cantar el alirón. El equipo se alejó de la versión Dancing in the Dark, como cantaba Springsteen, y cerró una noche idónea.

Recuperó las mejores versiones de futbolistas como Raphinha, reaparecieron Christensen y Dembélé, marcó Lewandowski y Ansu contribuyó a otro tanto, Ter Stegen mantuvo otra portería a cero y debutó la última joya de La Masia: Lamine Yamal. El partido estuvo marcado por la discutidísima doble amarilla a Edgar por parte del Betis. Los andaluces prefirieron taponar la herida, sabedores que el cementerio está lleno de valientes.

El Barça, ahora ya sí, empieza la cuenta atrás definitiva para levantar otra Liga. Y lo hace con las mejores de sensaciones.

Lamine, Ansu, Raphinha, Dembélé, Lewandowski. El partido del Barça no dejó ninguna nota negativa. Todo lo contrario. El fútbol blaugrana apartó los grises. Y lo hizo con el pie de los centrocampistas, pero también con la magia de Raphinha. El Barça convirtió un partido que se preveía complicado en un trámite, en un viernes noche de un adolescente, cuando todo puede pasar y todo. Y fue al ritmo de los jóvenes como el Barça se llevó el partido. El futuro es suyo. También gran parte del presente.

El Barcelona lo tiene todo para cerrar LaLiga de la mejor forma posible. Con todas las piezas disponibles para Xavi. Con reapariciones, reivindicaciones y debutantes. Es el final que el equipo se merece tras un año largo. Para valorar el discurso de Xavi de que hay que valorar lo que significa volver a reinar en el campeonato.

"Tenemos muy claro qué falló en Vallecas", comentó Sergio Alegre en la previa del partido. Xavi hablaba de intensidad y de ritmo de balón. Y el equipo lo asumió y respondió. El primer tramo de partido blaugrana fue muy positivo. Tampoco es casualidad que las mejores versiones del Barça lleguen cuando coinciden sobre el verde Busquets, De Jong, Gavi y Pedri. El experimento se desdibuja sin ellos.

Sumar a Pedri a la ecuación supone elevar un estilo de fútbol, dotarle de sentido. El partido del Barça fue redondo: lo cerró pronto, recuperó sensaciones y sumó efectivos a la causa. Cuando el balón es de los centrocampistas, el Barça brilla. Es lo que tiene meter a Pedri en los cuadrados, cerquita de Lewandowski, y ver la versión más inspirada de Busquets -y la suculenta asistencia a Raphinha-. Era el partido que necesitaba el equipo para dar sus últimos pasitos hacia LaLiga.

El brasileño es el segundo jugador de la plantilla que alcanza los dobles dígitos en producción goleadora. Ya lleva diez goles y once asistencias, sólo le supera Lewandowski (29+7). Raphinha dejó en el primer una muestra de lo que puede ser como futbolista, de qué entorno debe dibujarle Xavi para brillar.

No hay delantero en el Barça que se mueva mejor sin balón que Raphinha. Es un recurso que ha ido puliendo durante el curso y que Busquets, en el tanto del ex de Leeds, interpretó a la perfección. La asistencia a Christensen en el primer gol blaugrana la hizo desde una zona que se ha hecho suya, donde ha anclado y desde donde más brilla su fútbol: el pico del área.

Las cifras, sus dobles dígitos, le dan una perspectiva necesaria a Raphinha. Su primera campaña en el Camp Nou podría parecer algo irregular, bañada de esos enfados impotentes al ser sustituido. Pero los números no engañan: su temporada es, mínimo, de notable. Pocos jugadores hay más comprometidos en la presión. Aunque no brilla desde el regate es un complemento perfecto y directo para el ataque blaugrana. Es ya el jugador del Barça con más asistencias en su primer curso (11), sólo superado por el primer año de Luis Suárez en aquella indomable MSN (21).

No es casualidad que las últimas derrotas y empates del Barcelona llegaran con la ausencia de Christensen. El danés es, sin ningún tipo de duda, uno de los mejores fichajes de los últimos años. Y esta temporada, poquísimos centrales -quizá su compañero Araujo, Militao y Stones son los únicos- pueden discutirle la etiqueta de mejor central del mundo.

Christensen regresó y lo hizo marcando su primer gol con la camiseta del Barça. Es uno de esos jugadores que aparta los focos, que siempre viaja a la sombra del equipo. El hecho de convertir la excelencia en rutina le aleja de los grandes elogios. El Barcelona, si las exigencias económicas lo permiten, será la pareja de Araujo durante muchos años.

Un chiste de Joaquín podría empezar perfectamente con una noche en Barcelona con él, Bruce Springsteen, Steven Spielberg y Barack Obama. Cosas de la vida, los tres coincidieron en la ciudad condal el día en que el Betis visitó el Camp Nou. Media hora antes del inicio del partido, Joaquín saltó al Camp Nou para recibir la ovación de la afición. Glory Days. Se despidió lesionado.

Fue el último baile del andaluz en el viejo estadio blaugrana. Joaquín, como Springsteen, es un fenómeno intergeneracional del que ya años muchos disfrutan y de quienes se suben al tren más tarde lo hacen de otra forma pero con la misma pasión. Como Bruce, con todo hecho y demostrado, se dedica a hacer una última gira con maestría para recibir el reconocimiento. Y con el deseo de tener ese último track que termine con el récord de ser el futbolista con más partidos de nuestra competición. Ojalá la lesión no sea nada.