Demasiado Pedri para el Betis, al que Mel quiso vestir de verdiblanco
Los azulgranas se imponen en Heliópolis bajo la batuta del canario. La competitividad bética no fue esta vez suficiente ante el Barcelona.
Este Barcelona pragmático de Xavi fue demasiado para el Betis. Ni el carácter competitivo que le ha impregnado Manuel Pellegrini sirvió en esta ocasión para poner en peligro al líder, por más que el autogol de Koundé le diera emoción a los últimos minutos. Esta vez no fue un partido abierto como en la Supercopa de España y sí otro más áspero desde la pizarra de los entrenadores. Sin Dembélé, Xavi optó por colocar un cuarto centrocampista, lo que le dio más balón al Barcelona a costa de perder vértigo en sus acciones ofensivas. Tampoco le hizo falta para sumar tres puntos más en Heliópolis y reforzar su liderato bajo el timón de Pedri.
Por momentos imaginaba que Pedri vestía de verdiblanco. Que en la planta noble de Heliópolis se habían escuchado los consejos de Pepe Mel y que el canario se podía asociar con Fekir o Borja Iglesias. Que el Betis tenía una solución a todos sus problemas económicos en un futbolista de época. Uno de los que ve y juega al fútbol antes que los demás muevan su cabeza. En un Barcelona sin tanto colmillo como otros recientes, Pedri es Von Karajan, ese apelativo que Jesús Paredes le colocó al que ahora es su entrenador.
Bajo la batuta del canario, los azulgranas se fueron adueñando del partido. Al camaleónico Betis de Pellegrini esta vez le costó adaptarse al fútbol control del Barcelona. Esa disciplina táctica grabada a fuego en los heliopolitanos sólo le dio para tutear por momentos al líder. También con buenos futbolistas, que la nómina que conforman William Carvalho, Canales, Luiz Henrique o Fekir siempre aparece dispuesta a regalar un detalle al espectador. Incluso jugando más en campo propio, que a este Betis ahora no le importa esperar 25 metros más atrás hasta cazar su oportunidad. Pero hasta que Balde rompió por la izquierda y sirvió el 0-1 a Raphinha. Con protesta de la grada incluida por el lugar desde el que se puso el balón en juego y que debió ser revisado por el VAR.
La revancha de la Supercopa se quedó en un mensaje de la previa. Tras el gol del brasileño, el Barcelona jugó a placer. Sin generar demasiadas oportunidades. Tampoco le hacen falta mientras Lewandowski se encuentre en el escenario. Un balón suelto fue suficiente para que el polaco sumase un tanto más a su mochila. Lo que para otros supone una montaña para el '9' azulgrana es como freír un huevo. Cuestión de ponerlo en la sartén con el aceite justo.
El líder sumó una victoria más en el Benito Villamarín, una cuestión a la que se ha acostumbrado demasiado en las últimas temporadas. Ya son demasiados años sin vencer al Barcelona como local. Que se lo cuenten a Paco Chaparro y su manual de resistencia. Quizá entonces no tenía enfrente a Pedri, el álter ego de Xavi. Un director de orquesta al que si rodean de velocidad seguro que garantiza años de éxitos. Con el Barcelona y con la Selección.