FÚTBOL

Raúl reinó en dos apagones y otras historias en las que el fútbol perdió la luz

En el pasado era más habitual que la tensión de la iluminación se fuese. Hay algunas escenas históricas de campos que se fueron a negro.

El Benito Villamarín, la noche del apagón contra el Madrid./ARCHIVA
El Benito Villamarín, la noche del apagón contra el Madrid. ARCHIVA
Gonzalo Cabeza

Gonzalo Cabeza

Se va la luz y todo es desconcierto. Gente buscando soluciones aventuradas, confusión y caos. El apagón que han sufrido España y Portugal en este lunes de abril pasará a la historia de España como un hito, uno de los más grandes colapsos energéticos que se recuerdan, nada que ver con casos muy menores como los que el fútbol ha vivido en su historia. Los apagones, eso sí, forman también parte de la historia del deporte, con algunos casos curiosos que en su momento levantaron cierta polvareda.

Ahora ya no pasa, pero los campos del pasado, en los 80 e incluso en los 90, tenían con cierta frecuencia problemas para mantener la tensión de sus infraestructuras. Más de una y más de dos veces, con el estadio lleno, las bombillas se apagaban de pronto por algún problema en la red. Una sobrecarga, un bajón de tensión, algún problema similar. Ahí el blackout duraba unos minutos, hasta que todo volvía a la normalidad, porque también los estadios del pasado necesitaban un poco de tiempo para calentarse y poder iluminar de nuevo.

Ese era el caso general, pero también se recuerdan alguno más específico de mayor calado que obligó a detener partidos y que llevó a situaciones curiosas. Alguno, como estaba de por medio Manuel Ruiz de Lopera, mítico expresidente del Betis, con ese tono de sainete en el que el mandatario solía manejarse.

Fue el 14 de septiembre de 2002 cuando la luz se fue del estadio Benito Villamarín. El rival era de campanillas, ni más ni menos que el Real Madrid, y el equipo local llevaba ventaja en el marcador cuando se hizo la oscuridad. No fue un parón repentino, sino una muerte anunciada, como cuenta una crónica del ABC de Sevilla de la época: "El choque comenzó con casi veinte minutos de retraso por un apagón ocurrido doce minutos antes del inicio del choque y que dejó a oscuras el campo excepto la zona de prensa, iluminación de emergencia y vestuarios, donde se tuvieron que retirar los jugadores para proseguir sus ejercicios de calentamiento".

La luz iba y venía, subía y bajaba, pero no fue hasta el minuto 43, poco después de que Capi marcase el gol verdiblanco, cuando el sistema reventó y la cosa quedó suspendida. Los periódicos de la época hablaban de indignación de la directiva bética, empezando por su presidencia, porque además estimaban que una reciente reforma del estadio tendría que haber enmendado esos errores.

Un portavoz del club explicaba el malestar "primero por tener que suspenderse un partido de tanta trascendencia, y después porque las instalaciones del estadio son prácticamente nuevas, con cuatro años, y no es normal que tengan esa avería".

Sevillana de Endesa, la compañía eléctrica que suministraba el campo, mandó un retén para ver si conseguían algo, y el club advirtió que no se devolverían las entradas. "Creo que no conocen la ley", decía el portavoz bético para decir que no harían el reembolso.

Raúl reinó en dos apagones y otras historias en las que el fútbol perdió la luz

Eso, sin embargo, no les salió bien, pues un par de años más tarde la Justicia obligó al club a pagar el dinero de aquellas entradas. "El magistrado consideró que los diversos fallos de la instalación eléctrica del estadio 'no se debieron a causas de fuerza de mayor', tal y como alegó la entidad heliopolitana, lo que supone una novedad en la cuota de responsabilidad de los clubes en este tipo de incidentes", relató el Abc de Sevilla sobre el particular.

El partido se reemprendió el 9 de octubre con el gol de Capi campeando en el marcador, pero la alegría local duró poco. Raúl marcó en el minuto 51 y puso un 1-1 en el marcador que ya sobrevivió hasta el final del partido. Futbolísticamente pasaron ocho minutos entre una y otra jugada, en la vida real fueron 25 días.

La lluvia en Valencia

Y algo tiene Raúl con los apagones, porque él también fue protagonista en otro de los casos históricos en los que se fue la luz y hubo que suspender el encuentro. Fue un par de años más tarde que lo del Betis, en 2004, concretamente el 3 de septiembre.

España escogió el Ciudad de Valencia para jugar un encuentro contra Escocia. Era ya la selección de Luis Aragonés, pero todavía era también la de Raúl. Aquella noche en el levante español se desató una fortísima tormenta, tan fuerte que se llevó por delante la iluminación elécrica del estadio.

Fue un rayo en un generador el que llevó al caos primero, pero la ausencia de luz no fue más que la antesala de lo que estaba por venir. Llovió tanto que se inundaron los vomitorios y se llegó a la conclusión de que lo mejor que podían hacer era irse cada uno a su casa y dar por bueno que ese amistoso durase únicamente 59 minutos.

Aquella noche España había salido al campo con algunos de los jugadores que más adelante protagonizarían los mejores años de la historia de la Selección, pero todavía estaba todo aquello por cocinarse, era un equipo en transición: Casillas; López Rekarte, Marchena, Puyol, Del Horno; Joaquín, Baraja, Xabi Alonso, Reyes; Tamudo, y Fernando Torres.

El marcador empezó 0-1 con un gol de Rubén Baraja en propia puerta, pero Raúl, siempre Raúl, enderezó un poco la historia en el minuto 57, a solo dos minutos de que las bombillas dejasen de iluminar el estadio. Raúl, antes o después de un apagón, siempre ahí, dispuesto a marcar su gol.

El sabotaje de Bukaneros

Hay un caso más, algo reciente, de un estadio que se queda sin luz durante un buen rato. En aquel caso no fue la lluvia, ni el caos inherente al Betis de Lopera —que intentó culpar a Endesa para terminar asumiendo su responsabilidad— sino producto de un sabotaje. O esa al menos es la determinación a la que llegó la policía cuando se puso a investigar el blackout de Vallecas en sepriembre de 2012.

Fue también en un partido que se iba a jugar con el Real Madrid, que parece siempre el perejil de todas las salsas. Los socios vallecanos andaban mosqueados con los precios de las entradas, a 25 euros, aunque la policía terminó determinando que el problema habían sido los ultras, bukaneros, que habían saboteado la instalación eléctrica del estadio, lo que obligó a aplazar el partido.

12 de ellos fueron detenidos unas semanas más tardes acusados de haber puesto en peligro tanto la celebración del evento como a los asistentes al mismo. Raúl Martín Presa, que en aquellos días ya era el presidente del club madrileño, explicó con un tremendo enfado lo duro que había sido todo lo ocurrido.

"Sufrimos un sabotaje, ahora hay un nuevo delito, el terrorismo futbolístico. Esto es un atentado al espectáculo y todo porque unos pocos se empeñaron en que no pudiera ser, eso es lo que sucedió", señaló el mandatario tras el encuentro.

El partido terminó se terminó disputando el lunes posterior a ese fin de semana y terminó con una victoria del Real Madrid por 0-2, con goles de Benzema y Cristiano Ronaldo. Ahí, eso sí, ya no había ni rastro de Raúl, que se había marchado dos años antes de la entidad blanca.