Los motivos por los que el Real Madrid es incapaz de dejar la portería a cero
Los de Carlo Ancelotti solo han dejado al rival sin marcar en tres de los primeros 16 partidos de Liga, la cifra más baja desde 2008.

Todo sigue igual excepto que todo ha cambiado. El Real Madrid empezó el curso intratable, ganando la Supercopa de Europa con suficiencia y siendo, durante las primeras jornadas, el único equipo invicto entre Liga y Champions de las cinco grandes competiciones. Pero había algo que chirriaba, como si en medio de la fiesta Ancelotti empezase a atisbar una forma detrás suyo que le iba siguiendo. Desde el inicio de curso, el Real Madrid solo ha dejado tres porterías a cero en las primeras 16 jornadas. ¿Qué está fallando?
Como la mayoría de preguntas que nos formulamos en este deporte, la respuesta viene de lejos. De entre todo lo que hizo bien el Real Madrid el pasado curso, hubo una individualidad que marcó la diferencia el pasado curso: Thibaut Courtois no solo fue el mejor portero, sino que su temporada pasa directamente a una de las más dominantes de un guardameta en este siglo. ¿Qué sucede? Que el belga no ha empezado el curso al mismo nivel, y aunque después del parón mundialista lleva dos grandes partidos, los datos así lo avalan.

El Real Madrid, en términos defensivos, está concediendo disparos de menos calidad que el pasado curso (0,10 XG por 0,07 en este) y menos disparos claros (de 2,13 a 1,7). ¿Cuál es el problema? Que Courtois no está parando tanto ni de forma tan solvente. Su nivel era casi imposible de sostener y el Real Madrid sigue siendo, a nivel estructural, el mismo equipo de hace un año: desordenado, muy necesitado de acciones ganadoras de sus centrales y con tendencia a hundirse. Ahí, es imprescindible una versión casi superheroica de Courtois. Y este curso no está siendo así.

Pero más allá de que el belga no esté obrando milagros constantemente, Ancelotti tiene algo que es más preocupante y que sí es subsanable desde el banquillo. La mayoría de goles encajados por los blancos este curso provienen de errores graves de colocación o lectura tanto de su línea defensiva como de su centro del campo, en una estampa que dibuja acciones que no corresponden con el vigente campeón de Europa. El bajón evidente de Alaba (baja en Riad), la lenta adaptación de Rüdiger o el paso atrás de Carvajal y Mendy hacen más evidente algo que ya estaba allí el pasado curso pero que por pura calidad individual quedaba tapado.
¿Cómo está encajando los goles el Real Madrid
No es que de repente el Real Madrid haya olvidado cómo defender, sino que ha habido una serie de elementos que, juntándolos, han acentuado algo que ya estaba allí. El elefante siempre estuvo la habitación, pero ahora ya no es una miniatura. La baja de Casemiro, el bajón de piezas clave y el hecho de ser todavía un equipo más pasivo que el del pasado curso han terminado por hacer mucho más notable algo ya existente.

Alaba, Militao y Rüdiger tienden a salir mucho de zona, pero sin un acompañamiento colectivo óptimo esto no es una virtud sino un detonante para que si el rival mueve la pelota con criterio encuentre opciones golosas a su espalda. El gol del Cádiz, con Alaba rompiendo el fuera de juego y una nula presión sobre el poseedor, es un ejemplo. Pero hay muchos más.

De nuevo un patrón parecido. Un central como Militao tiene su mayor fortaleza en una anticipación y capacidad de comer metros a su par que hacen que su mejor cualidad sea siempre la de defender hacia adelante. Pero el Real Madrid se preocupa más por retar a sus centrales para ver hasta dónde pueden llegar, que de acompañarlos. ¿Qué pasa si Éder sale tan lejos?

La imagen es clara. Tchouaméni (que también es baja en la Supercopa) ha sufrido desconexiones importantes protegiendo la frontal o el punto de penalti, algo que con Casemiro rara vez sucedía. Es muy joven y donde realmente marca diferencias y se siente cómodo es robando más adelante. Y los blancos, acostumbrados al poderío omnipresente de Casemiro, notan su ausencia. Si Militao sale lejos, el área queda desnuda.

Rüdiger en el Chelsea empezó a funcionar a raíz de dos situaciones paralelas: pasar a central en línea de tres y la llegada de Tuchel. Su rendimiento hasta aquel entonces había sido, cuanto menos, cuestionable. Su adaptación al Real Madrid, donde ha jugado de lateral zurdo, diestro y central en ambos perfiles, está llevando a mayores desajustes como el de la imagen anterior. Rüdiger es, en esencia, un central que tiende al caos, donde su lectura defensiva va atada a un físico dominante. De momento, hay más sombras que luces.

Pero los problemas que están experimentando los centrales y la línea defensiva en general, nacen de una presión mal trabajada, más sustentada en la inspiración individual de los futbolistas que en una estructura que la acompañe. El Villarreal fue capaz de ir encontrando esas grietas jugando siempre con Reina y obligando a los de Ancelotti a desnudarse.


El Real Madrid no tiene solo problemas individuales, sino que sobre todo son estructurales. Ya el pasado curso el City, el PSG y el Chelsea los descubrieron durante muchos tramos, desarbolando por completo a los de Ancelotti. Pero emergió un titánico Courtois y la puntualidad salomónica de Benzema. Que esto se repita parece tarea compleja, así que le tocará a Ancelotti anticipar problemas que, de sucederse continuamente, le van a alejar de los títulos. Transformar el caos en una ventaja como ya hiciese el pasado curso y no en una debilidad.