Las denuncias a Joan Laporta reavivan el caso Reus, donde hasta Peter Lim pudo estar metido: "Entre todos lo mataron y él solo se murió"
El presidente del Barça siempre ha negado que estuviera vinculado al club.

El año 2013, Joan Oliver se convirtió en el propietario del CF Reus Deportiu con más del 90% de las acciones. Y ese fue el inicio del fin de la entidad, que con él al mando tocó el cielo con el ascenso al profesionalismo en 2016. Y dos años y medio después, ya con otros dueños que recibieron la gestión envenenada de su antecesor, bajó a los infiernos con el descenso administrativo a Tercera después de que LaLiga le expulsara de la categoría de plata a causa de reincidentes impagos a sus futbolistas, que según Javier Tebas "estaban secuestrados" en el club.
Ese capítulo supuso la sentencia de muerte de la entidad, que a partir del verano de 2019 no compitió y en 2020, ya sin vida deportiva, fue disuelto por un juez, poniendo fin a 111 años de historia. Entre medias se acumularon deudas, la intervención de la AFE, estrámboticas inversiones en China, incomparecencias en partidos, ventas frustradas, una desafección evidente en la ciudad, inacción por parte del Ayuntamiento y algunos señalados. El principal es Joan Oliver, exdirector de TV3 y antiguo CEO del FC Barcelona.
Desde Reus, tal y como declaran periodistas y extrabajadores de la entidad en el documental 'El cas Reus - Buscant Culpables', creen que hay otros responsables del abrupto final del club roig-i-negre, entre ellos Joan Laporta y Rafa Yuste, presidente y vicepresidente del FC Barcelona en la actualidad. Aunque no constaban oficialmente como directivos ni ejecutivos del club, ambos, junto a Oliver y Xavier Sala Martín compartían la empresa CSSB Limited, que era propietaria del 57% del Reus. Y esa historia ha vuelto a la palestra tras la declaración de algunos de ellos por una presunta estafa a través de esta sociedad.
Además de ser íntimos amigos, los tres también trabajaron juntos en el anterior mandato del actual presidente del Barça. El hijo de Laporta, por cierto, estuvo entrenando en el equipo y si no llegó a debutar oficialmente es porque el límite salarial de LaLiga no permitió inscribirle, pues el Reus explicó en un comunicado que su intención era hacerle ficha.
◼️ Laporta asegura que desconocía las operaciones, que gestionaba Oliver, con quien mantiene poco contacto actualmente. pic.twitter.com/jDJmM24t5B
— 🎥 El 'Cas CF Reus' (@Cas_CFReus) January 20, 2025
Laporta negó cualquier vínculo con el Reus
Todavía hoy sobrevuela en la ciudad reusenca que el actual presidente del Barça estuvo implicado en el caso Reus, aunque él siempre lo ha negado. "Nunca ha gestionado el Reus, no he sido socio del Reus, no he ido a ningún partido oficial del Reus, no he ido nunca a ningún consejo de administración del Reus ni formo parte de la junta directiva ni del consejo", manifestó Laporta en 2021 en el programa Cercle Central de Reus TV.
Sí que confirmó el propio Laporta es que en su día le comentó a Peter Lim la posibilidad de "hacer alguna operación con el Reus o ayudarlo económicamente de alguna manera", a sabiendas de la delicada situación de la entidad dirigida por su amigo Oliver. Finalmente, el 21 de enero de 2019, la empresa americana US Real State Investment liderada por Russel Platt y Clifton Onolfo compró el Reus. Y Joan Oliver dejó de ser su propietario.
Los nuevos dueños se comprometieron a saldar las deudas incluso fantasearon con la opción de construir un nuevo estadio, pero no cumplieron sus obligaciones y en unos meses esperpénticos terminaron de hundir a la entidad hasta su desaparición. "Entre todos los mataron y él solo se murió", es una de las frases más repetidas en el documental que trata de buscar culpables a la desaparición del Reus y en el cual algunas voces sospechan que el desembarco de los americanos fue una estrategia para que fueran ellos, y no el anterior máximo accionista, los malos de la película, los que dejaron morir a una entidad centenaria. Aunque solo se trata de eso, de una simple sospecha, pues nadie ha podido demostrarlo.