Ronald Araujo defendiendo en el alambre: nadie se sostiene como el uruguayo en este escenario

El equipo de Xavi combina minutos de fútbol encendido, con ocasiones que se suceden sin cesar, con otros llenos de miedo, en los que los pases no llegan al compañero sin una ventaja clara. En cualquiera de los dos escenarios hay un mismo denominador: Ronald Araujo. El central uruguayo va ganando peso en el juego, creciendo en los primeros pases, pero donde no muestra atisbo de duda es en el dominio que ejerece sobre la profundidad y la verticalidad del rival. El Atlético, que buscó jugar en largo, chocó siempre con él.

El partido de Araujo contuvo todos los secretos por los que el Barça ha dejado a 0 su portería durante 23 partidos este curso. Se impuso cuando Correa le buscó las cosquillas en su espalda, lo replicó después con Morata pese a su mayor corpulencia y logró intimidad cada vez que subía un peldaño la altura de sus acciones. Con un Marcos Alonso que fue todo dudas y los pobres minutos de Eric, el rendimiento de Araujo brilla el doble.

El disputado en el Camp Nou ante el Atlético de Madrid es uno de esos partidos que elevan el nivel del central. Al jugar cerca de Alonso, que transmite dudas cuando tiene que acelerar y moverse de su radio de acción, Ronald necesitó duplicar sus esfuerzos y empezó a trazar acciones defensivas lejos de su zona de influencia, como si el recorrido no pesase a la hora de imponerse, demostrando que físicamente come en otra mesa, una que le permite realizar aaciones heroicas como si en realidad fuesen parte de su día a día.

Se entiende el interés del Barça en Íñigo Martínez, que Relevo ya contó que firmó para fichar el próximo curso, viendo que las prestaciones de Alonso son, sobre todo, en su juego aéreo, el único argumento que le hace imponerse a Eric en la rotación, pues en el resto viene dejando lagunas que se pagan caras en la élite siendo central del FC Barcelona.

Lo mejor que tiene Araujo es que es una esponja. Un futbolista que asume los retos como parte fundamental de su trabajo, que siempre parte de una posición de humildad extrema, algo que hace que la mejoría no sea complejo, sino lógico. Desde 2020, año en el que empieza a asentarse como titular, su rendimiento ha crecido en todas las facetas y asusta pensar qué puede ser Araujo cuando llegue a la madurez, edad que en los centrales suele estar alrededor de los 28 años.

El Atlético dispuso de una pareja de delanteros que choca con las virtudes del central. Mientras Araujo disfruta defendiendo al espacio, chocando e imponiéndose en el barro, Griezmann y Correa parten de una química que nace muy lejos del área, con apoyos y amagos, algon en lo que el central siempre ha flaqueado. La gran noticia fue comprobar que Araujo no solo no sufrió, sino que disfrutó secando a Correa cada vez que buscaba un moviimiento que le suele servir ante el resto de centrales. Araujo ya lleva tiempo formando parte de otra clase de defensas. Lo siguiente es ver en qué escalón está, si es que no es el más alto.