Rubén García y su click en Osasuna: "Brasanac me pide el teléfono de mi psicólogo porque siempre me ve sonriendo"
El futbolista valenciano atiende a Relevo en una charla amena sobre su estado anímico, su arraigo a Pamplona y su visión de un negocio del fútbol que está perdiendo "identidad".
![Rubén García posa para Relevo tras un acto publicitario con Osasuna./RELEVO](http://s1.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202311/17/media/cortadas/ruben-garcia-foto-kosner-RVBISKfHemU7gIc9oVtT0RI-1200x648@Relevo.jpg)
Rubén García es un futbolista particular. O, al menos, es más que un futbolista. De hecho, se ha centrado en conseguirlo en los últimos años en busca de una estabilidad emocional que le costaba tener cuando era más joven. Un equilibrio que ha encontrado en Pamplona, donde hizo click y disfruta siendo jugador de Osasuna convertido en uno de los referentes del vestuario, incluso modelo a seguir para alguno de sus compañeros como Darko Brasanac. Muy querido por la afición local, con familia navarra y arraigado a una ciudad en la que se siente en casa, pese a que nació hace 30 años en Xátiva, a más de 550 kilómetros de la capital navarra.
Rubén, junto a todos sus compañeros, acudió la pasada semana a un acto multitudinario del nuevo patrocinador del club, Kosner, donde atiende a Relevo de forma individual. Merece la pena puntualizarlo porque el zurdo no tiene problema en salir del cóctel, sentarse en una zona tranquila y conversar. Sobre su fútbol y Osasuna, pero sobre todo de una vida en la que ha ido encontrando su sitio y una forma de ser que le ha convertido en una persona mucho más reconocible.
Lo primero de todo, ¿Cómo estás?
Bien, bien. O sea, bueno, ya sabes que muchas veces el fútbol nos hace también estar de una manera a nivel personal, pero con los años he aprendido a separar un poco y más allá de que ahora mismo igual no estoy participando todo lo que me gustaría, he aprendido un poco a separar y a que no me afecte en el día a día. Y eso que he sido el típico chaval joven que me enfadaba y que mi humor era diferente en función del fútbol, pero ahora por suerte sé distinguir y valorar realmente lo que es lo importante de verdad. Y en ese aspecto estoy súper contento y muy feliz porque tengo una estabilidad emocional. Creo que estoy en el mejor momento anímicamente desde que empecé un poco en el mundo del fútbol. En lo deportivo, o en lo laboral como digo yo muchas veces, estoy esperando con paciencia y tranquilidad que me vaya un poco mejor.
¿Hay un momento que identifiques como clave para ese cambio de mentalidad?
Yo creo que también me lo ha ido dando la madurez en sí. Y el tiempo, que te hace aprender, te hace mejorar y te hace cambiar esas cosas que igual no te hacían bien. No te sé decir si hay un momento, creo que no lo tuve, pero sí que tengo identificado que empecé a darme cuenta que no me podía morir por el fútbol. Fue el momento en el que dije: 'Ostras, tengo que empezar a valorar más otras cosas'. Y a medida que seguía un proceso natural empecé a darme cuenta y a no depender únicamente del fútbol. Nos pasa mucho, y ya no hablo del futbolista, hablo en general de que muchas veces el trabajo nos absorbe y nos afecta en el día a día. Estoy en un punto que he sabido separar y hasta te diría que me encuentro mucho mejor también a nivel laboral. Y, sobre todo, disfruto mucho más los momentos familiares, externos, de amigos, de día a día.
¿Cuánto de importante ha sido Pamplona en ese proceso?
Mucho, mucho. De verdad. Por la sencilla razón de que para ser futbolista creo que es uno de los mejores sitios. De las mejores ciudades y uno de los mejores clubes para crecer tanto como persona como futbolista. Hay que encontrar ese punto de equilibrio de cómo te encuentres tú y también el apartado del club; y en ese aspecto no sé si he tenido suerte o también el trabajo de uno, ha hecho que sea un momento perfecto para los dos, digamos.
Desde fuera se te ve muy arraigado con el sentimiento osasunista.
Yo llegué aquí y venía de un buen año en Gijón, pero en el que necesitaba esa continuidad a nivel de confianza y de bienestar; y lo encontré. Lo encontré porque evidentemente llegué a un club que también se estaba reestructurando un poco, con un entrenador como Jagoba, muy arraigado, muy de aquí, muy de sentimiento osasunista. Y creo que esa unión de club, con un entrenador como él, todo eso ayuda a que el rendimiento sea mejor. Creo que es mi mejor rendimiento, o al menos me he sentido siempre pleno en ese sentido, más allá de los altibajos que siempre puede haber. Pero en todo momento creo que he sido un tío constante, que he intentado mantener la calma más allá de la situación y me ha permitido ser muy estable a nivel emocional. A veces Darko Brasanac bromea conmigo. Él es un serbio, con esa mentalidad o ese carácter que tienen a veces: más duro, y también más de que si el trabajo duro y constante no tiene recompensa inmediata no es bueno. Si no es recíproco o el míster no le pone, se frustra mucho más. Por eso siempre me dice que le tengo que pasar el número de mi psicólogo y tal, que me ve siempre sonriendo.
¿Y eso cómo se hace? Lo de sonreír siempre, digo.
Pues un poco con esa filosofía y ese trabajo. En momentos muy buenos tampoco tener picos de felicidad brutales, ni creerte que ya has hecho todo, y los momentos igual de más bajón a nivel deportivo, o incluso físico o anímico, intentar evadirte y no estar en lo peor.
Hablamos mucho de lo anímico y me interesa saber cómo está el equipo. Me da la sensación de que no habéis superado aún el golpe de la Conference League.
Sí, sí, puede ser. Creo que el equipo inconscientemente también lo tiene un poco ahí. Y hay un poco de grupo también, de sentirse importante. Al final un equipo que está como el año pasado nosotros, que va bien en Liga pero luego también tienes la competición de la Copa, que te hace que todos participen, que todos estén contentos y que encima el equipo siga ganando, te afecta también en lo que hablábamos antes de lo anímico de cada futbolista. Ya no solo es un golpe en sí por todas las expectativas que teníamos creadas como club, si no que a nivel anímico individual también tienes jugadores, por ejemplo en mi caso, que no estamos jugando tanto y sabíamos que era una buena oportunidad para jugar todos y seguir unidos en lo que es la dinámica de grupo.
¿Y cómo se sale de ese momento?
Seguramente en el momento que venga una racha un poco más positiva todo esto se olvide un poco. Se dejará atrás porque creo que el equipo está preparado y mantenemos prácticamente toda la base del año pasado. Lo que tenemos que tener claro es que ni el año pasado éramos un equipo de Champions, ni mucho menos, ni ahora tampoco deberíamos estar sufriendo, digamos. Pero sobre todo debemos transmitir un mensaje de calma, porque parece que por lo conseguido el año pasado ahora damos por hecho que tenemos que ganar fácil a rivales recién ascendidos, por ejemplo. Hay equipos de Europa que, joder, también sufren para ganar equipos en casa, como el otro día el Athletic. Y esa es la realidad, que cualquier equipo hoy en día te puede ganar. Te pongo el ejemplo del Girona, que vino al Sadar y parece que venía el nuevo campeón de Liga, y realmente es un equipo al que le si lo haces bien le puedes competir de tú a tú y que años atrás dirías que es uno de esos equipos al que le tienes que ganar. Hay que ser conscientes un poco de todo y transmitir también calma a la afición y a ese murmullo que se pueda crear.
Eres un futbolista comprometido, por ejemplo con la defensa de los derechos LGTBI. ¿Cómo ves que la Supercopa se juegue en Arabia?
Son temas muy complejos. Al final hablamos ya de religiones y de ideologías, pero yo creo que más allá de todo lo que pueda opinar o pensar una persona, de la mentalidad que tengas, de tu propia religión… más allá de todo eso están los derechos humanos y está el respeto hacia la otra persona. Y hay algo básico que da igual a quién quieras, si a un chico o una chica, lo mínimo que tienes que hacer es respetar y entender que cada persona siente de una forma. Somos humanos. Entiendo también que hay un tema histórico, que por ejemplo aquí también hace años estaba mal visto y a nuestros padres o incluso a muchos de nuestra generación era algo que nos llamaba mucho la atención. Pero por suerte cada vez está más normalizado y somos una sociedad mucho más avanzada en ese sentido. Yo tengo el deseo y espero que a nivel mundial se avance, sabiendo que es complicado, y que en estos países que siguen con una ideología muy radical, sabiendo que su religión va por encima de todo, se pueda respetar a la persona que tienes al lado. A mí me impacta, me impacta seguir escuchando comentarios o hablar de prohibiciones.
¿Te genera contradicciones?
Supongo que dentro de la parte del negocio que hay en el mundo del fútbol no miran más allá de eso, del mero negocio. Y en ese aspecto qué te voy a decir, si es un negocio y hay que jugar allá, pues tendremos que ir, ¿no? Yo soy parte de este negocio y de toda esta parafernalia o como quieras llamarlo. Me siento futbolista también gracias a eso, a todo ese negocio que se ha montado alrededor y en el que evidentemente las personas que lo gestionan verán que ir allí es mucho más beneficioso a nivel económico. Ahora, no sé hasta qué punto compensa. Si yo tuviese que gestionar una competición así, por mis valores intentaría buscar otras posibilidades. Es que me voy ya a lo más primitivo: cada afición quiere ver a su equipo. Habría que ponérselo lo más sencillo posible a la afición y eso significa que esté cuanto más cerca, mejor. Se pierde un poco esa identidad del fútbol.
Para terminar, una del futuro. Acabas contrato en junio...
Estoy muy tranquilo. Tengo mi pareja que es de aquí, me he comprado una casa aquí, estos años me han dado todo y tengo muchísima ilusión de poder seguir aquí. Pero estamos un poco en lo mismo, en que esto es un negocio y la decisión no es solo mía. Es algo que tendré que hablar con Braulio, el míster también tendrá que involucrarse, la situación del club también marcará si se puede hacer un esfuerzo o no... Dentro de toda esa ecuación, la realidad es que yo como jugador aquí estoy increíble y como persona, más aún. No soy un jugador de ir de aquí para allá, me gusta estabilizarme, me gusta encontrar valores que me representen y hacer comunidad. Y yo en Navarra estoy muy bien. El fútbol da mil vueltas siempre y no sé lo que pasará, pero yo quiero seguir sintiéndome jugador en el día a día. Si no puede ser aquí habrá que buscar otro sitio para ir con la familia y que todos estemos a gusto más allá del fútbol.