Ricardo Sá Pinto y un carácter que le jugó malas pasadas: "Me podría haber juzgado un tribunal civil, no deportivo; mentalmente fue muy complicado"
El exfutbolista portugués atiende la llamada de Relevo para repasar una trayectoria deportiva marcada por su paso por la Real Sociedad y por el incidente protagonizado con el ya fallecido Artur Jorge.

Atiende la llamada de Relevo desde Formentera, donde está pasando unos días en compañía de su familia y amigos. Lo hace relajado, tranquilo, amable como siempre que al otro lado del teléfono está alguien que le hace recordar a su querida Real Sociedad. Ricardo Sá Pinto (Oporto, 1972) se ha convertido en un trotamundos de los banquillos. Así lo acredita el dato de que ha dirigido a un total de 15 equipos, el último el Raja de Casablanca, una experiencia no del todo satisfactoria con episodios difíciles de olvidar, como el que terminó con el presidente del club marroquí, Aziz Badraoui, en la cárcel por un caso de corrupción municipal.
Durante la conversación saca a relucir ese carácter fuerte, guerrero, que marcó su carrera como futbolista. No elude hablar de temas espinosos como el que le hizo estar un año sin jugar en la Real Sociedad por la sanción recibida por la FIFA tras el incidente protagonizado con Artur Jorge, por entonces seleccionador de Portugal. Han pasado casi 30 años desde lo sucedido y el luso sigue sin entender el motivo de dicho castigo. "Se magnificó todo lo que pasó", asegura con firmeza el exfutbolista, al que le hubiera hecho ilusión que el conjunto blanquiazul, una vez anunciado el adiós de Imanol Alguacil, se hubiera acordado de él. Cree que ha hecho méritos, más que suficientes, para, por lo menos, haber sido tenido en consideración.
Te has convertido en un trotamundos del fútbol...
Es verdad. Por varias razones no he renovado con equipos en los que podía haber continuado. Luego vinieron otros proyectos en los que el problema fue una cuestión financiera. En los últimos tiempos ha sido muy difícil. Por ejemplo, año pasado gané la liga con Apoel de Nicosia y no me pagaron los últimos cuatro meses. Los proyectos que estoy cogiendo son un poco así, difíciles en todos los aspectos. Pero bueno, al final voy consiguiendo resultados, títulos. El último año fue más difícil fue en el Raja de Casablanca, porque la situación social también fue muy difícil. El presidente se fue preso y se hizo cargo el vicepresidente. La gente buena del equipo se fue y no vino gente de calidad. Era un proyecto en el que yo tenía grandes expectativas de que podíamos hacer algo bueno, pero no teníamos equipo para poder competir a nivel de ganar títulos. Estuve un tiempo ahí y resolví acabar y venir a casa porque cuando una equipo no está como eres tú, no está a tu nivel, no tiene tu carácter, no es profesional en la organización... Los jugadores no estaban contentos, no querían estar ahí, no querían jugar y la afición estaba muy molesta con los jugadores, con la dirección, con toda la gente y era difícil. Pero bueno, ya está. Vamos a intentar conseguir un proyecto mejor.
¿Tienes algo en mente?
Estoy estudiando varias ofertas. Hubo una posibilidad real de volver a un sitio en el que ya estuve. Estuve a punto de firmar, pero todavía no hay nada concreto. También tenía expectativas cuando escuché que se iba Imanol. Él ha hecho un trabajo increíble en la Real. Hasta cierto punto me creé expectativas de poder ir a la Real. Me hacía mucha ilusión, como sabes. Hace mucho tiempo que es un club que me encantaría entrenar. Con mi mentalidad, con mi forma de pensar, esta voluntad de vencer y el carácter, me encantaría. Me identifico mucho con la gente. Entonces, con salida de él pensaba que era una oportunidad, pero han querido apostar por alguien joven de la cantera y, al final, te quedas un poco triste porque con tu experiencia y con lo que ha ganado en el fútbol, creo que me merecía una oportunidad, pero no ha venido. Ya veremos en el futuro.
"Hasta cierto punto me creé expectativas de poder ir a la Real. Me hacía mucha ilusión. Es un club que me encantaría entrenar. Con salida de Imanol pensaba que era una oportunidad, pero han querido apostar por alguien de la cantera y, al final, te quedas triste"
En todo este tiempo que llevas de entrenador, ¿ha habido alguna posibilidad real de venir a la Real Sociedad?
No, directamente conmigo no. En algún momento se habló aquí y allá, conversaciones no oficiales, pero, oficialmente hablando, no.
Siempre hablas maravillas de la Real Sociedad. ¿Qué significó tu paso por Donostia pese a que no comenzó de la mejora manera?
Para mí fue muy importante a varios niveles. Como sabes, yo llegué en una situación difícil, la gente me cuidó y solo me marché porque quería más para mi carrera. Tenía un año más de contrato, pero la Real tenía preocupación por el dinero en el tema de fichajes. No quería dar un paso más allá de lo que pensaba que podía dar. A mí me faltaba un año de contrato y quise que la Real también ganara dinero. Yo quería ganar títulos, jugar Champions League, quería más para mi carrera. Yo a la Real la tengo en mi corazón y siempre he estado agradecido. No me quería marcharme libre. Ellos invirtieron en mi contratación. Así las cosas, llegamos a un acuerdo. Necesitaba más para ser feliz. Tenía 27 años y… Mira, luego pasaron unos años y la Real fue a la Champions League y a punto estuvo de ganar la Liga. Si lo hubiera sabido, igual me había quedado.

En esa época, a la Real le faltaba algo para convertirse en el equipo competitivo que es ahora. ¿Estás de acuerdo?
Sí, un poco sí. Le faltó perder el respeto a los demás y pensar más en grande, ser un poco más atrevidos. Luis Uranga fue un gran presidente, pero no era una persona de arriesgar el dinero fichando aquí, fichando allá, creando otros objetivos diferentes, más ambiciosos, no. Le gustaba ir paso a paso. Había dinero, había capacidad. La plantilla tenía condiciones y, desde mi punto de vista, fichando dos, tres o cuatro más, podíamos haber ido hacia arriba. Fuimos a la UEFA un año, pero podíamos haber ido más veces.
¿Qué te dio la Real?
Yo me sentía como en casa por mi forma de ser y de pensar. La gente tenía casta, esa forma de ser con la que yo me identifico mucho. Yo creo que el jugador vasco tiene mucha calidad, mucho talento, mentalidad también. Vive mucho su tierra, sus valores... y eso le hace dar un poco más muchas veces en todos los partidos. Me gusta ese carácter. El entrenador no tenía que estar diciendo: 'Eh, chavales, vamos a entrenar, vamos a correr'. No, ahí siempre teníamos ritmo, siempre teníamos intensidad. Y a mí me gusta así, me gusta trabajar siempre a tope, en la máxima exigencia y por eso me identifico mucho. Hoy en día un entrenador, por ejemplo, te vas a un contexto árabe o marroquí y te desgastas mucho por la falta de profesionalismo, organización, carácter. Eso no es para mí. Pero al final ya sabes que si tú no vas de aquí para allá cogiendo equipos, dejas de entrenar porque es un mundo tan competitivo... Yo, para ir a una segunda o tercera liga ahora mismo... Me gustaría ir a la liga inglesa, que es muy competitiva, pero para las demás no me da ilusión. Me gusta entrenar para algo, para ganar títulos, para estar en los lugares de destaque como Europa y por ahí. Entonces, esto para mí me mueve mucho y de ahí muchas veces elijo no continuar en algún club por ese tema, por estar queriendo siempre ir a más.
Por algo te llamaban Ricardo Corazón de León...
(Risas) Es que sin pasión en esta vida no haces nada. Para mí esto en el fútbol es fundamental porque es muy exigente. El fútbol es muy exigente. Si no tienes pasión y no tiene nivel, no puedes porque te mata. Tienes que aguantar muchas cosas, más como entrenador que como jugador, y para hacerlo tienes que querer mucho a los tuyos, a tu trabajo, al fútbol porque es demasiado.
Llegaste a la Real en una situación complicada. Tuviste que pasar un año sin jugar por una sanción. ¿Cómo lo recuerdas?
Siempre tuve la esperanza de que iba a jugar tarde o temprano, que me iban a bajar la sanción. Fue una situación muy injusta. Tú puedes tener una discusión con una persona, una opinión diferente, pero no pueden dejarte sin hacer tu trabajo y más, cuando todo sucedió fuera del ámbito de mi profesión. Tu tienes una discusión y me podría haber juzgado un tribunal civil, no deportivo. Pero la Federación lo entendió así, se lo comunicó a la FIFA. Si no hubiera sido así, yo no hubiera estado un año sin jugar y hubiera jugado antes en la Real Sociedad. Fue el gran error de la Federación portuguesa y, de forma injusta, me dejaron fuera durante un tiempo. Fue una situación muy difícil, mentalmente fue complicado, pero me entrenaba todos los días como si fuera a jugar al domingo y además motivaba a los demás y daba un ejemplo a los demás que había que estar siempre a tope.
Es que no lo entiendo. Yo es que no estaba convocado con la selección y no estaba al servicio del Sporting, ¿entiendes? Puedes tener discusión con una persona y ya está, pero no puedes ser sancionado. Imagínate dos abogados que tienen una discusión y luego no poder ejercer su profesión. ¿Están todos locos? Pues se va a un tribunal y ver qué ha pasado. Si hay que indemnizar a alguien, pagar a alguien, pues lo tratas por lo civil, no lo tratas por lo deportivo, pero pasó así. Si hubiera estado convocado por la selección, eso es otra cosa, si siendo jugador del Sporting hubiera tenido un problema con el entrenador, otra cosa. Pero no, ni en una cosa ni en otra. Pero ya está. Es lo que hay.
¿Qué pasó?
Se ha hablado mucho de ese tema. Fue una discusión normal y ya está. Yo pensaba en cosas que él (Artur Jorge) tenía que haber hecho de otra forma, pero él no lo entendió así. Yo soy una persona muy seria, muy correcta, muy frontal y cuando algo no me gusta, pues lo digo y ya está. Y nada más. Pero se magnificó mucho más de lo que fue. La gente dijo que si había pasado esto, lo otro, no sé qué... No, fue una cosa normal. Tampoco hay imágenes que reflejen que nos peleamos. No hay imágenes de pelea ninguna. No hay nada, fue una tontería y ya está. La única imagen que hay es una con un entrenador asistente que vino a por mí cuando estaba en el coche. Es la única imagen de este tema, no hay nada más. Al final te vuelves loco con este tema, pero ya pasó.
Los entrenamientos de Ricardo Sá Pinto con la Real Sociedad, en ese año en el que no pudo jugar, fueron espectaculares. Todo el mundo lo decía...
(Risas) Disfrutaba de los entrenamientos. Estaba muy concentrado y a mí me encanta el fútbol. Recibiendo pasta, no recibiendo pasta, el fútbol es mi vida y voy a morir con ello. Ya está. Es un deporte que lo voy a seguir siempre. En esa hora y media de entrenamiento, te olvidabas de todo y lo dabas todo. Disfrutaba. Y nos divertíamos mucho porque la tocábamos bien. Había muchos jugadores de calidad y disfrutábamos mucho.
¿Cómo era ese equipo?
Muy bueno. Teníamos a Kovacevic, Gica Craioveanu, De Pedro, gente de calidad con la que me encantaba jugar y muchos más. Estaban Kühbauer, Cvitanovic, Agustín Aranzabal, Iñigo Idiakez, Juan Gómez, un montón de jugadores con los que yo he disfrutado mucho jugando. Xabi Alonso empezó con nosotros. También Igor Jauregi, Mikel Aramburu, un chico de mucha calidad. Tuvimos una generación de chavales buenos de la cantera de la Real y disfrutamos mucho.
¿Quién era el mejor?
A mí no me gusta decir que era el mejor, pero De Pedro era uno de los mejores. Tenía mucha calidad. Siempre tenía el culito un poquito grande y yo le decía que si perdía dos o tres kilitos, y le metía un poco de intensidad, era alguien que podía haber jugado en un equipo grande, incluso haber jugado durante más tiempo en la Selección. Pero ya sabes. Javi nunca tuvo mucha intensidad. Tenía casta, le encantaba ganar, pero no entraba dentro de su personalidad correr sin balón o meter la intensidad. No, el balón le tenía que venir al pie y ahí sí, ahí la metía donde quería. Disfrutamos mucho con él.
"Darko me puede agradecer un poquito su fichaje por la Juve por los goles y por los pases que le daba. Disfrutamos mucho. Además, era mi compañero de habitación. Es un amigo para toda la vida"
Tu compenetración con Darko era espectacular...
Me puede agradecer un poquito su fichaje por la Juve por los goles y por los pases que le daba. Disfrutamos mucho. Además, era mi compañero de habitación. Seguimos teniendo relación. Está en el Olympiakos y hablamos de vez en cuando. Es un amigo para toda la vida.
Está bien que te recuerden por lo bien que lo has hecho, pero también por las amistades que has fraguado, ¿no?
A mí me van a recordar por dos cosas. Un chico majo, divertido, emocional, pero con carácter, al que le gustaba mucho ganar y que, a veces, se pasaba un poco. Eso es normal, yo lo sé, porque yo era un animal competitivo. Es algo a lo que no hay que darle vueltas. Quería ganar, ganar y ya está. En los entrenamientos, en un torneo de penaltis, en lanzar balones al palo palo… Yo quería ganar siempre y cuando no ganaba, me volvía loco. Yo me volvía loco. Luego, cuando llegábamos al vestuario, todo estaba bien y nos íbamos a comer, a cenar. Sí que tenía carácter, es verdad.
¿Qué hay de cierto en la información de que el vestuario de la Real recaudó 100.000 de las antiguas pesetas para que te cortases el pelo?
(Risas) No me acuerdo del dinero, pero no era lo más importante. Creo que José Félix Guerrero estaba metido en eso y alguno más. Estaban locos porque me cotara el pelo. A mí me encantaba mi melena, siempre grande. Nunca me ha gustado tener el pelo corto. Les dije que si hacía un gol y le ganábamos al Betis, me dejaba cortar el pelo. Más que la pasta era eso, que necesitábamos los tres puntos en ese momento. A veces hay que meter algo diferente en el equipo de motivación, de alegría. Ahora como entrenador también me gusta hacerlo, meterme un poco con los jugadores: 'Has metido dos goles. Vamos a ver si metes un tercero'. Y podemos negociar un día de fiesta con el equipo, o otra cosa más, o una cena, ¿entiendes? Me gusta esto, porque hay que tener siempre objetivos en la vida, no se puede parar. Pienso que en ese momento fue muy importante eso de hacer equipo, crear este ambiente y accedí a que me lo cortaran, pero me lo cortaron muy mal. Me lo cortaron al cero, al menos uno. Parecía un enfermo. Llegué a casa, mi mujer empezó a llorar, al igual que mi hija. Pensaron que había tenido un accidente. No te lo puedes creer. Fue un momento de equipo.

También los hubo malos. ¿Cuál fue el peor? Por ejemplo, ¿qué tal con Javi Clemente?
Con Javi me llevaba bien y me llevaba bien con todos. Sucedió en un entrenamiento con un aficionado. Yo, un día, hablé de la lluvia, que llovía mucho en relación a Portugal. Pero no fue ningún desprecio, ni nada por el estilo. Era la verdad. Y un chico que vino al entrenamiento me lo dijo: 'No te gusta la lluvia, pues vete a tu país'. Yo no sé si era aficionado o no, pero en Zubieta las tribunas están al lado del campo y se escuchaba todo. No iba mucha gente a mirar. Pasé a su lado, me dijo un montón de chorradas y yo le respondí. Y Javi se dio cuenta: 'No hay que responder a los aficionados', me dijo. Lo dijo delante de él y fue algo que me hizo quedar triste. Yo, como entrenador, no dejo nunca a un jugador expuesto, lo defiendo porque es mi familia. Él se puso a favor de un chico que me estaba insultando. Yo solo respondí para que se callara porque no era verdad. Y a mí eso me molestó. Fue un momento de tensión y alguna vez me tocaba un poquito los... ¿Has leído el libro de Gurrutxaga? Hay un episodio en que le dice: 'Vete encima del portugués y le das hostias'. Lo cuenta en el libro. Había ahí algo, no creado por mí, pero nunca tuvimos una relación top, pero tampoco ha sido muy mala. Ha sido un poquito tensa en algunos momentos, pero te digo de verdad, no por mi parte. Decisiones, por ejemplo, que no entendía. Venía de jugar con la selección portuguesa, soy titular, hago gol y voy, por ejemplo, a Santander y me meten en el banquillo. Son cosas que no se hacen con un jugador que está motivado, que viene de marcar con el equipo nacional. Había decisiones que me molestaron pero que ahora, como entrenador, veo diferente.
Ahora que eres entrenador, te pones en la piel de los jugadores y dices: ''Lo que han tenido que sufrir conmigo'...
Siempre. Pero digo una cosa, yo prefiero un jugador como yo, con carácter y que es competitivo, que estos que no les gusta entrenar y que simulan lesiones y que siempre están con chorradas por detrás de hablar mal de todos. Ese es el jugador que no me gusta. Me gusta la gente a la que le gusta trabajar diariamente, que esté al 100%, la gente que está por el equipo. Por eso me encantan los jugadores con carácter y les doy besos a todas horas. A los que no les gusta entrenar, a esos los miro, no me gusta y enseguida los hago entender que no es el camino.
¿Cómo quieres que te recuerden como entrenador?
Como un entrenador ambicioso, honesto y coherente. Son tres características de mi personalidad. No soy una persona de mentir a los jugadores, no soy una persona que haga cosas diferentes para el mejor jugador y tengo actitudes diferentes con el peor, protegiendo uno u otro. Para mí hay reglas y una forma de estar. Hay un equipo y hay que andar en la misma línea. Ahora, claro, hay diferentes caracteres y a veces tienes que tener conversaciones individuales. Se cometen excesos, como yo, y el entrenador venía, te hablaba, te intentaba calmar. Yo hago lo mismo. No puedes pretender que un jugador sin carácter, lo tenga o que se lo invente. Por eso yo, más que ser un entrenador táctica o estratégicamente muy fuerte, que son características que tenemos que tener todos, me gusta ser reconocido más por lo anterior. Algunos dicen: 'Yo prefiero que me llame hijo... a que me digan que soy una gran persona'. Tampoco he dicho eso. Yo quiero ser reconocido como una persona con estos valores, pero si luego también te reconocen porque eres fuerte en el aspecto estratégico, en la organización del equipo, en la metodología de entrenamiento o en la comunicación, eso también me haría feliz.

¿Te gusta este fútbol?
Yo creo que es un fútbol con menos talento. Es un fútbol muy estratégico, muy táctico muchas veces, pero, sobre todo, fuera de España. Veo muchos partidos de LaLiga y hay muchos equipos que le juegan de tú a tú al Barcelona o al Real Madrid, que no tienen miedo con plantillas bastante inferiores y que no ponen un autobús, que siguen jugando en su sistema en 4-2-3-1, 4-4-2, que saben hacer la presión alta... Se ven cosas que me gustan más. De Inglaterra me gusta la intensidad, la pasión y también la competitividad en la que cualquiera puede perder con cualquiera. Es una competición que me encanta. También la italiana, en la que ha subido el ritmo un poquito más y ya no es tan lenta como lo era antiguamente, ni tan defensiva. Han mejorado también. Creo que lo jugadores se cuidan más, son más atletas, más fuertes y están más preparados. La gente entiende mejor el cuerpo, hay otras herramientas, otros suplementos vitamínicos y hay una exigencia mayor que en mi tiempo. El número de partidas aumentó, pero al final, ya sabes, siempre hay jugadores de talento. En mi tiempo estaban los Rivaldo, Ronaldo, Romario, Figo, Zidane y ahora tenemos Messi, Ronaldo, Modric, Mbappé y otros por ahí, que están apareciendo también y que ya son figuras. Vas a ver siempre un número de jugadores que te marcan y que van marcando generaciones. A mi no me gusta comparar a los que han sido los mejores del mundo en su época porque cada uno lo ha sido en su generación. Hay que respetar. Hablando de futbolistas portugueses, Eusebio fue grande, Figo también y ahora Cristiano Ronaldo. Éste ha traspasado fronteras. Va a llegar a los mil goles aunque tenga que terminar en la tercera liga

Para un portugués como Sá Pinto, ¿qué ha significado la existencia de alguien como Cristiano Ronaldo?
Es el mejor de siempre, es una leyenda. Es algo estratosférico. Yo jugué con él, o él conmigo, cuando tenía 17 años. Jugamos juntos diez partidos y se le veía un chico con talento. Él y Quaresma eran los dos con más talento. Pero Cris se ha destacado con el tiempo y ha hecho una carrera increíble. No se le puede comparar con nadie. Es un profesional, un atleta, una cosa increíble. Un ejemplo para todos. ¿Cómo puede seguir estando motivado a los 40 años con tantas obligaciones que tiene en u viuda, familiares, sociales? Solo una persona única lo puede conseguir. Tiene una mentalidad privilegiado. Es un superjugador, un extraterrestre con el que he tenido el placer de jugar y compartir vestuario.