VALENCIA CF

Los secretos de las 72h del 'casi' despido de Rubén Baraja: la indemnización, Quique Sánchez Flores y los cabreos y dudas internas

El 'caso Quique' no está cerrado, pero ni el club ni él han querido avanzar más a expensas de esta semana. Baraja esperaba una mayor defensa de la directiva.

Baraja, Corona y Lay Hoon. /Archivo.
Baraja, Corona y Lay Hoon. Archivo.
Nacho Sanchis

Nacho Sanchis

Han sido días de muchos movimientos en el Valencia Club de Fútbol para que finalmente todo se quede como está, al menos de momento. Rubén Baraja se mantiene en el banquillo y, como él mismo, ha dicho "no me voy a ir, soy el capitán del barco". Ahora bien, hay cosas que Rubén Baraja no cuenta y que han sucedido desde la derrota en Valladolid, por mucho que el entrenador no quisiera entrar en ellas: llamadas, mensajes, cabreos y dudas. 

El viernes el mensaje del club era claro y ya lo desvelaba Relevo: la destitución de Rubén Baraja se ponía encima de la mesa. El tema radicaba en que no se podía analizar la salida del Pipo sin dos variables. La primera, si habría aprobación económica de Singapur llegado el momento para ello. La segunda, quién sería su recambio, pues una cosa va de la mano de la otra. Por ello, desde el viernes por la noche la entidad comenzó a tocar diferentes nombres propios. Fueron 48 horas de profundo silencio por parte del club. ¿Por qué? Porque hasta ese momento no había habido ningún contacto con otro técnico.

El club supo que si la voluntad de la directiva local era despedir a Baraja, se podía afrontar el despido del entrenador. El tema económico ahora mismo da fuerza a que Baraja continúe por lo bien atado que está su contrato, sin ninguna cláusula de salida, pero si el club decide despedirle, ya puede hacerlo. Resuelta esa variable, quedaba resolver la del posible recambio, algo que estaba analizado pero no hablado con ninguno de ellos.

El club, sabedor de que en la semana que entra tenía dos partidos clave, prefería arrancar esas labores de contactos una vez la posibilidad de la salida de Rubén fuera más real, que varias semanas antes, pese a que su figura ya estaba débil, también por expresar con hechos que la confianza en Baraja era real y no papel mojado. La entidad prefería haberse jugado esta semana con Miguel Ángel Angulo (entrenador del filial, pues Voro ya ha dejado claro en más de una ocasión que no quiere volver a coger al equipo) al frente del primer equipo y mientras cerraba algún entrenador, que haber avanzado faena a espaldas de Rubén durante las pasadas semanas, pues eso habría debilitado (más) la figura del técnico.

La conversación con Quique Flores

Pero la realidad es que la figura de Baraja ya está débil y lo está más aún tras esta crisis de 72 horas. El club che entabló conversaciones con Quique Sánchez Flores, quien llevaba días escuchando cantos de sirena, pero no había recibido una llamada formal como tal hasta el pasado sábado. La dirección deportiva conoció los requerimientos de Quique y Quique lo que podría ofrecer el Valencia, con esa variable encima de la mesa, donde el aspecto económico no era problema ni para unos ni para otros, quedó la cosa en el aire con el ex de Getafe, Sevilla o Atlético de Madrid.

Con ambas variables resueltas era momento de hacer una 'sentada' para definir el futuro de Baraja. Esta se produjo el sábado entre Lay Hoon Chan, Javier Solís y Miguel Ángel Corona y la decisión fue tirar para delante con Rubén Baraja. El club antepuso la continuidad del Pipo y aunque el mensaje oficial es de confianza en él y de hecho si no se creyera en él se le habría despedido, no se puede desligar este hecho de 2 razones que influyen en buena medida. La primera que para que llegara Quique Flores había que llegar a unos requerimientos que son complejos de garantizar para el club (algo tan sencillo pero complejo en el Valencia como el movimiento de varios jugadores de salida y alguno de entrada).

La segunda que Quique habría llegado sin nada de tiempo para preparar los partidos de esta semana, pues quiso dejar claro que no avanzaría más allá de un primer esbozo en las negociaciones hasta que Baraja fuera despedido, pues veía una falta de respeto negociar con el Valencia en profundidad con el 'Pipo' en el cargo, lo que habría estirado la negociación entre despedir a uno y contratar al otro haciendo más limitado el tiempo que Quique podría haber estado en el banquillo antes del parón. De modo que con las Navidades al caer y los cambios que suponía la llegada de Quique, veían más oportuno esperar a ver si Baraja daba la vuelta a la situación antes de Navidad.

¿Significa que ya no hay posibilidad de que Quique entrene al Valencia? Ni mucho menos. Si el Valencia de Baraja llega al final de esta semana acumulando derrotas de cara al parón navideño, la lógica invita a pensar que se retomarán las conversaciones entre ambas partes. El club ya conoce lo que quiere Quique y tiene varios días para plantearse hasta donde podría cumplir, mientras que Flores ya sabe hasta dónde le ofrece el Valencia y tiene varios días para saber hasta dónde podría renunciar con tal de ir a ayudar al club, al que cree todo sea dicho que puede levantar al menos para que no descienda. Una diferencia que será clave si Baraja pierde partidos, pero que quedará en nada si Rubén le da la vuelta a la situación.

La sentada con Rubén Baraja, el cabreo y las dudas del equipo

Definido cómo iba a quedar la situación con Baraja, llegaba el momento de hablarlo con él y así lo hicieron Lay Hoon y el director deportivo, donde fue la propia Lay Hoon la que quiso trasladar confianza al técnico, algo que ya hizo de hecho antes del partido ante el Real Valladolid.

Pese a ese mensaje y esa charla, evidentemente la figura de Baraja está muy debilitada, por una parte, evidentemente porque sus resultados hablan por sí solos y como él mismo reconoce son 'indefendibles'. Pero, por otra, porque el hecho de que la entidad admitiera que valoraba su salida y que se filtrara que Quique Flores recibió la llamada del club, ha quitado fuerza a Rubén, si es que le quedaba alguna tras todo lo vivido.

Evidentemente, tampoco ha ayudado el hecho de que una figura histórica como Baraja tuviera que recibir mensajes externos de que si seguía en el cargo era porque Lim no autorizaba su salida, un 'globo sonda' que podían entenderse como una forma de desprestigio para que él dimitiera, mensaje que desde el club, todo sea dicho, nunca salió.

Pero aunque ese mensaje nunca salió, tampoco salió un apoyo externo públicamente por parte de la directiva, algo que a Rubén Baraja sí le hubiera gustado porque él públicamente sí ha puesto en valor la labor de la directiva en el mercado de fichajes, algo que le ha costado críticas por parte de la afición. Precisamente por eso, en la rueda de prensa previa al partido contra el Espanyol, El Pipo hizo una autodefensa al puro estilo Braulio Vázquez con Jagoba Arrasate en 2021... Pero a sí mismo y sin que nadie se la haga a él. En 2021, Braulio dijo de Jagoba que "Jagoba es el capitán del barco. El barco llegará a puerto o no, pero lo hará con el mismo capitán". Hoy Baraja dijo que es "el capitán del barco y que si el barco se hunde será con él al frente". Todo esto evidencia que la relación entrenador-directiva sale muy tocada de esta crisis.

Rubén Baraja sobre la situación del club. Relevo.

La situación ha sido tal que dentro del propio vestuario durante el fin de semana no tenían ni idea de lo que ocurriría con su entrenador, de hecho nadie ha acudido a reforzar internamente al técnico al vestuario o les ha dado algún tipo de explicación sobre lo que iba a suceder, de modo que al entrenamiento del sábado los jugadores acudieron sin saber si sería el último con Baraja, pero varios de ellos intuyendo que podía ser así.

Finalmente, Baraja sigue, al menos durante esta semana o salvo que ante el Espanyol la imagen sea la de un equipo que 'pasa' de su entrenador, algo que de momento no ha ocurrido pese a los malos resultados y que dan una ligerísima fe en el club para que se arregle la situación y en el propio Baraja para creer en sí mismo y en poder levantarlo. Él está convencidísimo de que puede levantar al club de su vida.