Me lo dijo un amigo y se cumplió con Savic: 'En el Atleti nos gustan los jugadores que no engañan'

Eran los primeros meses de Savic en el Atleti y su rendimiento me generaba dudas. No las tenía mi comentarista, Albert Luque: "Este es un soldado del Cholo". No se equivocaba. El montenegrino había llegado desde la Fiorentina para acompañar. No tenía un rol protagonista. El sitio era para Godín y Giménez. Tenía pinta de central tosco, rudo, menos duro de lo que podía transmitir su imagen, aunque no voy a mentir: blando, tampoco era.
Poco a poco se fue ganando el sitio y no solo en el campo, sino en los corazones colchoneros. Estaba listo para lo que tocara, ya fuera salir en Múnich dos minutos para completar la resistencia al mayor asedio jamás visto, como para defender a Lemar de una patada veraniega de Carvajal o mandar a Grealish a la fila uno del Metropolitano. Si hacía falta, se ponía una nariz de payaso en Instagram para ilustrar el circo de una sanción impostada de UEFA por algo que se pareció a un codazo sobre Rüdiger en Stamford Bridge.
El mad, bad and dangerous se inventó casi por él o, si no fue así, le iba al pelo. Me lo dijo un amigo hace tiempo: "En el Atleti nos gustan los jugadores que no engañan, que son honestos y van al frente, que son de fiar porque dejan todo lo que tienen". Y eso, exactamente, era y es Stefan Savic. No será el jugador más técnico ni el que mejor cabecea en el área rival, pero siempre estará ahí cuando lo necesites. Puede extralimitarse, pero nunca quedarse corto en la defensa de su camiseta, su escudo y, sobre todo, de sus compañeros. Nadie le pasará jamás por encima ni tampoco a ti porque el fiel escudero saca la espada para defender, hasta del buylling a un pequeño colchonero en la ficción porque a veces 'los cracks son los que defienden'.
Es un icono atlético intolerante al desprecio rival y vecino. Si es así, te las verás con él. No es verdad que a los colchoneros no les guste el talento, véase los casos de Griezmann, Arda Turan, Villa o Diego Ribas. Tan cierto como que hay un perfil de futbolista que no se negocia y ese es el que representaron Ujfalusi, Raúl García o, ahora, Stefan Savic. Son representantes del seguidor en el campo, enviados del 'altísimo' abonado para dejar claro a los demás que la dignidad y el respeto al Atlético no se pisotean.
En los libros de la historia estadística no estará Savic por marcar goles o hacer regates, si acaso por ver amarillas. Lo que sí se ha ganado a pulso en sus casi 300 partidos con el Atleti es una placa que luce lustrosa y a la que deberían añadirle escudo y espada con el lema: "Por aquí pasó un soldado que defendió con honor la causa rojiblanca". Él siempre estaba dispuesto a ser llamado a filas y ahora todos los de la tropa se han convertido en 'soldados de Stefano'.