FÚTBOL

La sombra que persiguió a Donato hasta el día de su despedida: "Clemente me tenía manía"

Un 21 de junio de 2003, el mito del Dépor jugaba, sin saberlo, su último partido. En el banquillo visitante de Riazor, el destino le puso enfrente a un viejo conocido.

Donato, en su último partido en activo, frente al Espanyol de Javier Clemente. /ABC / CABANAS
Donato, en su último partido en activo, frente al Espanyol de Javier Clemente. ABC / CABANAS
Andrés G. Armero

Andrés G. Armero

Hace 20 años, un 21 de junio de 2003, Donato Gama da Silva (Río de Janeiro, 1962) jugaba, sin saberlo, su último partido en Riazor. Sería su adiós definitivo al fútbol tras una carrera sobresaliente cuyos sorprendentes inicios repasamos en la primera parte de esta entrevista.

En aquel último acto en La Coruña, el destino le puso enfrente al Espanyol, el equipo al que había marcado en el año 2000 para regalar al deportivismo una liga redentora. Pero en el banquillo visitante asomaba un hombre cuya sombra le persiguió hasta el día de su despedida: Javier Clemente Lázaro.

Donato narra su primer día con Clemente en el Atlético de Madrid en 1989. RELEVO

¿Cómo empieza su relación con Clemente en el Atlético de Madrid?

Vino en la temporada 89-90 (un año después de llegar Donato al club). El problema con Clemente es que no le gustaban los sudamericanos, creo yo. Baltazar había sido el Pichichi la temporada anterior con 35 goles. En su primer día de entrenador, estamos en el vestuario, en el departamento médico, y Clemente le dice a Baltazar: 'Conmigo tú no vas a marcar tantos goles como la temporada pasada'. Era la primera vez que teníamos delante a Clemente, no le conocíamos, y pensábamos que estaba de broma. 'Conmigo no vas a jugar como la temporada pasada, vas a jugar más atrás…'. Pensamos: '¡Qué cosa más rara!'.

¿Y a usted que le decía?

'Esto de ser centrocampista, venir atrás y coger el balón, conmigo no. El centrocampista tiene que jugar a la espalda del centro del campo contrario'. En un amistoso de pretemporada me pone de central. Hago un partidazo, anticipo, voy de cabeza… Cuando estoy en el masaje con Cachadiñas se acerca: 'Central brasileño, conmigo no… A mí me gustan los centrales que tienen contundencia'. Y se marcha. La cosa no iba bien con este hombre. Yo empecé a notar el cambio de Jesús Gil conmigo. Baltazar ya no jugaba, ahora esto conmigo, yo no sabía dentro del campo dónde ponerme. Clemente tenía una manía conmigo…

¿No había mucha comunicación entre ustedes?

Son cosas del fútbol, yo ahora me encuentro con él en torneos de golf y somos amigos, no guardo rencor a nadie. De aquellas, hasta en los entrenamientos me tenía manía. No podía tocar el balón a menos de 15 metros. ¡En una pachanga en campo pequeño! En un entrenamiento, tras un centro de Tomás di una asistencia de pecho a Baltazar y este marcó. Toda la grada empezó a aplaudir. Impresionante. Cuando vuelvo a mi campo Clemente me dice: 'Este balón era más seguro con la cabeza, no con el pecho'. Me tenía una manía que no entiendo. Le echaron del Atlético de Madrid estando en segundo lugar, el presidente se dio cuenta de que era un tema personal, no deportivo.

Así fue la cumbre Jesús Gil-Clemente-Donato

La reunión entre el presidente, el entrenador y el jugador tampoco fructificó. RELEVO

Y después del Atlético, Clemente llegó a la Roja.

En esa temporada 89-90, el seleccionador era Vicente Miera. Yo cogí la nacionalidad porque tenía grandes posibilidades de ir con la Selección. Pero Clemente, que había salido del Atlético, asume la Selección española. Y yo… 'Ahora la cagué, ni selección brasileña ni española'. Para mí era humanamente imposible ir a la Selección con él. Me acuerdo que, desde que salió del Atlético, yo terminaba los partidos y la gente gritaba: '¡Clemente, 'tata'; Donato, Selección!'. Así casi todos los partidos. Estaba preparado para ir convocado. Pero, como Miera cayó y Clemente asumió la Selección, no tuve la oportunidad de ir. No me iba a llamar.

¿Tampoco le llamó en el año mágico del Superdepor, el de la Liga perdida contra el Valencia, la 93-94?

Vine para el Deportivo, casi ganamos la Liga. Marqué 10 goles, todo el mundo hablaba de que iba a ir al Mundial del 94. Clemente vino a ver varios partidos e incluso bromeaba conmigo: 'Ahora usted tira penaltis'. Yo le contestaba: 'Si me dejan tirar, lo tiro, yo siempre asumí la responsabilidad'. En Brasil todos decían que iba a ir convocado, pero yo sabía lo que había pasado en el Atlético de Madrid.

¿Y por qué le convocó finalmente en noviembre de 1994, contra Dinamarca?

Hierro se lesionó y Guardiola dijo que no vestiría más la camiseta de la Selección. No había nadie para esta posición. Goikoetxea, que era su segundo entrenador, había jugado conmigo, tenemos todavía una amistad grande. Él le decía que no había mejor jugador que yo para esta posición. Y fue cuando me convocó. Yo pensaba que me estaban tomando el pelo, una inocentada: 'Hasta que no hable conmigo, no me lo creo; yo sé lo que pasé'. Y Clemente me llevó después de cuatro años.

Donato, a la derecha, con Miguel Ángel Nadal en la Selección en 1996.  CELEDONIO
Donato, a la derecha, con Miguel Ángel Nadal en la Selección en 1996. CELEDONIO

¿Cómo le recibieron?

Fui muy bien recibido por todos. Goikoetxea me dijo: 'Lo que tenía que hacer, lo hice; ahora te toca a ti'. Ahí me di cuenta de que él fue muy importante. Yo pensaba: 'Si me sale mal, no vuelvo más'. Tenía que hacer todo para que no me quitase Clemente. Pizzi, Belsué y yo éramos los debutantes. Bakero, Zubizarreta y los demás me recibieron muy bien. Bakero me trataba de maestro, con humildad y cariño hacía mí: 'Aquí tú mandas, si quieres tirar penaltis, los tiras'. Los jugadores me trataban como a un rey.

Y Donato habló en el campo: tres partidos, tres goles

Donato narra su sobresaliente arranque como jugador de la Selección. RELEVO

¿Qué le pasó en la Eurocopa de Inglaterra en 1996?

Clemente me quitó del equipo. Contra Bulgaria, salí 15 minutos y todo el mundo pensaba que yo iba a jugar contra Francia. 'Donato era el hombre que necesitaba España para organizar el juego', decían. Pero pone a Alkorta en el centro del campo y me deja fuera. Alkorta viene a hablar conmigo: 'Donato, yo nunca jugué ahí, ¿cómo juego?'. Y yo diciéndole cómo tenía que hacer. Eran cosas inexplicables. Luego fuimos eliminados en penaltis contra Inglaterra. Mi paso por España fue así. ¿Cómo te lo explico? No lo sé, solo Dios puede explicarlo. Jugué titular todos los partidos salvo uno por un tema de una alergia. Jugué 12 partidos, llegó la Eurocopa y me quitó.

En su club estaba Arsenio Iglesias, que en paz descanse. ¿Cómo era el de Arteixo?

Para nosotros era un padre, siempre estaba preocupado por los niños. Para mí, siempre va a quedar en la historia. Yo, que tuve muchos entrenadores en el Atlético, llego a Coruña y me encuentro con Arsenio. Vivía con mucha tensión, se preocupaba cuando un jugador llegaba tarde. Yo le decía: 'Míster, tranquilo, si no llega al bus, vamos… Que se busque la vida y coja un taxi'. Pero él faltaban 10 minutos e iba contando... Lo pasamos fenomenal. Bromeaba mucho en el vestuario.

¿Qué le hacían ustedes?

A Bebeto y a mí nos gustaba darle un susto de vez en cuando. A las 23:30 pasaba por las habitaciones, con el médico y el masajista, para saber si necesitábamos algo. Yo, como sabía que estaba detrás, le pegaba una leche en la puerta y él saltaba con el susto. Siempre muy bien con él, dentro del trabajo muy serio. Para mí, su único defecto era que a veces no arriesgaba mucho. A veces hay que quitar a un central o un lateral y poner a un atacante. Es mi manera de verlo, teniendo a Mauro y Donato no necesitas jugar con libre, porque éramos una pared. Mauro era un muro. Son opiniones, no críticas, cada uno trabaja a su manera.

El penalti de Djukic, desde la mirada de Donato

Donato explica el fatídico penalti fallado por el Deportivo ante el Valencia. RELEVO

¿Quién es el mayor genio con el que ha jugado?

Genio es una cosa, mejor jugador es otra. Genio, sobre todo, Djalminha. Pero el mejor jugador, el más productivo, fue Rivaldo. Era completo, un ganador nato. Esto va de la cabeza de cada persona. Una persona que juega al fútbol tiene que sacrificarse, cuidarse. Valerón y Fran también eran buenos jugadores.

Donato, con el Dépor, y Rivaldo, con el FC Barcelona, en 2001.  REUTERS / NACARINO
Donato, con el Dépor, y Rivaldo, con el FC Barcelona, en 2001. REUTERS / NACARINO

[En ese momento irrumpe un transeúnte en la entrevista. Otro guiño más del destino a Donato, que cambia de tema y toma la palabra]

Por culpa de este, se llama Aurelio, jugué hasta los 40 años, sabe todo sobre el cuerpo humano. Me quitaba las lesiones, las anticipaba, era una cosa impresionante. Tuve la suerte de que esta persona me cuidaba. Yo le llevaba a Djalminha, Mauro… y él lo solucionaba todo. No era un fisio, era un fenómeno. Con unas manos bendecidas. Nunca quiso protagonismo. Tenía unas técnicas en las que siempre trabajaba con las manos, siempre iba a la raíz del problema.

Volviendo al Dépor, ¿qué le faltó para ganar la Champions?

Tuvimos este partido en Oporto (semifinales de la Champions, 21 abril de 2004), yo ya no estaba jugando. A Andrade, por un infantilismo, le expulsan. Un jugador por más que sea amigo, no puede hacer una tontería como esta. Si fuera amigo, el otro no fingiría que le había pegado una patada de verdad. Perdimos la oportunidad. Creo que ganó Mourinho la final. Nos ganaron más tácticamente que futbolísticamente. Teníamos mejor equipo. Fue una pena. Fue después de la temporada que me retiraron.

¿Cómo que le retiraron?

Es muy raro. El último año fue muy difícil. Estaba programado que yo no jugase el 50% de los partidos para no renovar automáticamente, me quedé a cuatro partidos. Creo que no había interés del club para renovar. Eso pienso yo. Físicamente estaba muy bien. Teníamos seis centrales. Cada año fichaban a un central para quitarme la posición, pero al final terminaba jugando yo. Yo siempre hablé con Irureta: 'Para de mirar mi carné de identidad y mira mi rendimiento. Si no estás contento, dime y yo me voy'. Me arrepiento de no haberme ido al Sevilla con 38 años. Era un fichaje prioritario, me daban un año con opción de dos. Preferí quedarme aquí, pensé más en mi familia. Mi final de carrera fue muy raro, me pararon.

¿Aquel 21 de junio de 2003 sabía que era el adiós?

Me pone para jugar el partido con el Espanyol y me saca faltando unos minutos para el descanso, yo ni sabía que esto era un homenaje. Salí con el cabreo de 'que me está quitando'. No tuve cómo despedirme de la afición, no sabía que era mi último día. Estoy en el vestuario, de repente viene Irureta y me dice: 'Donato, aún no está nada decidido'. Me voy de vacaciones, estaba preparándome y, a falta de una semana, Lendoiro me dice que no contaba más conmigo, que iba a renovar la plantilla.

¿Tuvo otras opciones para seguir jugando?

Me empezó a llamar el Ciudad de Murcia con Lillo, me llamó el Almería, Las Palmas… Pensaba: '¿Cómo voy a jugar ahora con 41 años en Segunda después de toda la vida en Primera, en Champions…?' El Elche también me llamó. Yo me encontraba fuerte para otra temporada. Nunca me relajé. Metí el gol de la Liga en el 2000, un regalo de Dios por no haber podido tirar aquel penalti del 94, y al otro año estoy en el banquillo. Si no jugaba, entrenaba más que los demás.

Alguien como usted que siempre habla de sacrificio y perdón, ¿por qué fue acusado de 'golpista' en redes sociales?

Yo estoy en España desde hace 35 años, pero estoy también preocupado por mis amigos de Brasil. En otra época apoyaba a Lula, pero, al final, es de los mayores corruptos de la historia de Brasil. Fue una decepción. No tener hospitales, no tener camas… Un montón de gente tumbada en el pasillo, mientras Brasil gasta mucho dinero en estadios de fútbol. Como es de otro país, la gente no sabe. Yo estaba pidiendo que no hubiese fraude electoral, y la gente me llamó golpista, fascista... Yo que siempre hablo de Dios y de perdón, ¿cómo voy a pedir la guerra? ¿Cómo voy a pedir un golpe? Estaba hablando del ejército en el sentido de ver si hay fraude. Este presidente está censurando a personas que hablan mal de él. ¿Qué libertad de expresión, qué democracia hay? Yo tengo mi conciencia tranquila, jamás pediría una guerra. Pero que un expresidiario sea presidente de Brasil, no me representa.

¿Qué sueño le queda por cumplir?

He cumplido mi vida. Si tengo que morir hoy, me voy contento. Espero que la gente también esté contenta. Creo que para donde voy es un lugar mejor. Soy muy feliz. Ojalá que mis nietos puedan tener un futuro mejor. Se está perdiendo el respeto por los padres, abuelos... Mi sueño es que la gente pueda conocer a Dios como yo lo conocí con 22 años. Lo más importante de la vida es saber adónde vamos después de la muerte. El pez no puede vivir fuera del agua. Y el hombre fue creado por Dios, pero cada vez nos estamos alejando más de él.