El tanteo y tonteo entre el Atlético de Madrid y "el jugador que quería ser como Beckham" le costó al Valladolid un puñado de millones de euros
La reunión entre Caminero y Patrick Ebert, con un utillero del Valladolid como mediador, se filtró y se abortó el posible traspaso del futbolista alemán al club rojiblanco.

Son esas aventuras 'rarunas' que deja el fútbol. Un día cualquiera de marzo de 2013, a finales, en un restaurante perfectamente identificado, El Rancho de la Aldegüela en la segoviana localidad de Torrecaballeros, entre Madrid y Valladolid, y tres comensales con nombres y apellidos: José Luis Pérez Caminero, entonces director deportivo del Atlético de Madrid, Patrick Ebert, futbolista alemán del Valladolid y Óscar Fernández, apodado La Mona, utillero del club vallisoletano.
¿Relación entre ellos? En fase de formación y avanzando. Los rojiblancos querían fichar al jugador blanquivioleta para las temporadas siguientes. Al parecer, el mismísimo Cholo Simeone había dado el visto bueno a su incorporación después de escuchar maravillas y ver algún que otro vídeo highlight sobre el extremo-interior alemán de 27 años, que, a decir verdad, estaba realizando una buena temporada en el Nuevo Zorrilla.
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Ebert, esto no fue un gol, fue una obra de arte.
Menudo golazo nos trae @AirEuropa 🛩️
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La pregunta del millón. ¿Qué pintaba un simple utillero en una reunión entre dos clubes, uno el que le pagaba la nómina, con un fichaje de por medio? Fácil explicación, era amigo del que quería fichar y, conocido y creciendo del que quería ser fichado. Óscar había coincidido con Caminero en su etapa anterior en el Valladolid y éste le había solicitado su intermediación con el futbolista. Predisposición total. Incluso le llevó en su coche, un Renault Modus.
Ebert, internacional alemán y campeón de Europa Sub-21 con su selección, llegó gratis al Valladolid procedente del Hertha. Firmó por dos años, hasta junio de 2014. Pronto comenzó a destacar y los grandes de la Liga y algún club europeo más comenzaron a mandar ojeadores al Nuevo Zorrilla. Ese futbolista tenía algo. Él quería ser como Beckham y tenía cosas del inglés. Sobre todo, sus lanzamientos a balón parado. Roscas, empeines, interiores, remates secos…
Carlos Suárez, presidente entonces del club pucelano, recuerda con nitidez todo lo sucedido y lo refrescaba para Relevo. "Nosotros sabíamos que el Atlético seguía al jugador porque a sus ojeadores les acreditamos para varios partidos. Después, nos enteramos de que nuestro jugador se había reunido con Caminero, con el que yo tenía y tengo una gran amistad, igual que con Miguel Ángel Gil, y que estaban acompañados de una tercera persona, que era empleado de nuestro club. Ellos prefirieron hablar con el jugador antes de hacerlo con nosotros, pero también es verdad que estábamos en una etapa con el mercado cerrado y poco se podía hacer en ese momento. El principal problema de esa comida era que había un empleado del club, y que fuera él quien estaba facilitando la reunión nos dejaba un poco a la altura del betún".
Óscar Fernández era mucho más que un utillero en el Valladolid. Así lo reconoce el propio presidente. "Era un tipo muy especial que tenía una gran relación con el vestuario y Patrick era un personaje que andaba un poco despistado, tenía sus manías, sus problemas personales… y muchas veces Óscar ayudaba a los jugadores a que estuvieran un poco más centraditos. Con éste no era fácil. Son personajes que existen en todos los clubes. Le llamaban 'la mona'. Además, estamos hablando de que le quería el Atlético y para un jugador que vino después de los problemas que había tenido en Alemania y que nosotros le dimos la oportunidad, pues casi era normal que se agarrara a cualquier cosa para intentar salir. Estaba claro que, entonces, no sé ahora, Óscar y Caminero eran íntimos amigos. La realidad es que el jugador tenía toda la calidad del mundo".
Reconoce tantos años después que, en el momento, le sentó mal el comportamiento de los rojiblancos. "Con la confianza que teníamos, Caminero me tenía que haber llamado a mí. Nosotros estábamos en un concurso de acreedores y un traspaso como éste nos hubiera solucionado muchos problemas. Nuestro enfado nunca fue con el Atlético por cuándo se produjo el contacto. Si hubiera sido en temporada de mercado, hubiera sido distinto, sobre todo en el caso de que nosotros hubiéramos estado negociando con otros clubes. Si existía algún interés en su fichaje, que parece lo que había, lo que pasó enfrió todo y nosotros nunca negociamos con el Atlético. Después de esa comida y que saliera la noticia publicada en un periódico todo se acabó. Nunca más nos preguntaron por este jugador".
El Valladolid, en ese lance, fue claro con el futbolista. "Le dijimos que si no pagaba la cláusula no se iba a mover de aquí… pero al final tuvimos muchos problemas con él. Se quedó en el club, decía que no jugaba porque estaba lesionado y venía en bicicleta a entrenarse. En el mes de febrero, se declaró medio en rebeldía y se fue por el artículo 33 al Spartak de Moscú. Al final, bloqueamos la inscripción y tuvimos que llegar a un acuerdo con ellos para cobrar algo, tres millones, un poco más, pero siempre fue mucho menos de lo que podíamos haber sacado con un traspaso o el pago de su cláusula de rescisión".
También acabó mal Óscar Fernández. El club le despidió. "Lo peor de todo fue que al principio nos negaba que había estado en la reunión y hasta que no le presentamos las fotos que nos llegaron, que tardaron en llegar, no lo reconoció. La situación del club era muy extraña. La plantilla y el entrenador nos dijeron que como quedaban pocos partidos lo mejor era que él continuara hasta final de temporada. Sin utillero no podíamos estar, claro. Cuando llegaron las fotos que confirmaban todo, sí que prescindimos de él y puede que no llegara a final de temporada y se puso Justo, que era su ayudante".
A la temporada siguiente, Óscar Fernández fichó por el filial del Atlético. Suárez tenía su explicación. "Caminero, al pedirle que le acercara al jugador, había sido un poco el causante de lo que le sucedió. Le había utilizado e hizo lo que solía hacer con todo y pensó que si podía tener algo de culpa, lo asumía y le dio trabajo. Nunca más hablé con él de ese tema, de otros, sí, porque sigo adorando a 'Cami', pero, de ese exactamente, no. Ya hablamos en su momento y él sabía que no había hecho las cosas bien…"
Óscar trabajó casi seis años en el Atlético y cuando Lucas Hernández fue traspasado al Bayern, se fue con el jugador a Múnich para llevarle todos los temas profesionales y personales. Una especie de 'secretario' o de 'mayordomo', como el mismísimo Mágico González, que también pasó por Zorrilla. El expresidente pucelano reconoce los méritos de su exutillero. "Tenía muchas virtudes. Era un tío que creaba muy buen ambiente por donde pasaba… Era servicial, listo. Lo peor de todo es que a nosotros, en su momento, al final de esa temporada 2012-13, se nos jorobó una buena venta porque el jugador era muy bueno, aunque tuviera una pedrada tremenda…".
⚽ El obús que recordamos hoy lo fabricó Patrick Ebert. El teutón no se lo pensó dos veces y envió este derechazo directo a limpiar telarañas
— Real Valladolid C.F. (@realvalladolid) June 6, 2020
Un golazo ESTRATOSFÉRICO#pucela #RealValladolid pic.twitter.com/rGmgjFXEL2
El currículum de Ebert antes de llegar a Valladolid ya había dado de comer al gremio de la prensa alemana. En 2007 le habían quitado el carné de conducir por conducir ebrio. En 2009, también su país, le habían multado por romper espejos de los coches. En 2011 convenció a un señor de 100 kilos de que no se tirara al metro en Berlín. Durante su batalla con el club pucelano, siempre utilizó a los medios germanos para defenderse. "Me siento estafado y traicionado. Me dijeron que si venía una oferta por mí, me venderían y luego no lo cumplieron".
La situación llegó a ser límite con la posterior espantada del jugador. "Todo", añade Carlos, "se complicó mucho. Hubo que buscar el mejor acuerdo dentro del peor acuerdo. No podíamos esperar a que el asunto fuera a FIFA, que luego se recurriera al TAD y se buscó el acuerdo entre las tres partes, los dos clubes y el jugador. Pero ahí no acabó todo, y tuvimos después el problema, que acabó en juicio, con el verdadero representante que se había quedado sin el porcentaje de la posible venta y le correspondía por contrato. Resultaba que al final nosotros no le habíamos vendido. Como se había ido por su cuenta, lo único que intentábamos era que nos indemnizara como fuera y, entonces, el agente se quedaba fuera de todo. Solo cobraba en caso de traspaso, no de pago de cláusula o en una indemnización".
El lamento final del expresidente tiene números. "Como se puede comprobar, un verdadero lío. Lo que más rabia me da es que nos jorobó una buena operación de ocho o diez millones. Ese jugador era muy bueno, tenía un guante en la derecha. No digo que fuera Beckham, pero tenía golpeos increíbles… y no lo pudimos traspasar. Para una cosa que nos había salido bien, un jugador fichado a cero euros y que valía diez en el mercado se nos 'jodió' de mala manera".
Colorín colorado, esta historia se ha acabado, pero Patrick Ebert regresó al fútbol español dos años después. Al Rayo Vallecano. Otras dos temporadas con las lesiones como protagonistas. Su carrera acabó en 2022 en Turquía.