La mili del "incomprendido" Fede Valverde en el Dépor: "Le cortaron las alas... y no puedes hacerle eso a un jugador así"
Albentosa, Luisinho, Blas Alonso y Óscar Pinchi recuerdan la complicada etapa del charrúa en A Coruña: "Los entrenadores no entendieron su fútbol".

Un lanzamiento de penalti perfecto, cuatro golpes en el pecho, cada cual con más rabia, y una carrera que tardará en borrarse del imaginario colectivo. Los últimos coletazos de Fede Valverde (26 años) en la vuelta del Euroderbi entre el Atlético de Madrid y el Real Madrid en el Cívitas Metropolitano no pasaron inadvertidos. El centrocampista charrúa, líder indiscutible en minutos y piedra angular del conjunto merengue, se vació en una eliminatoria para el recuerdo que se resolvió desde los once metros. Su carácter, aguerrido y luchador, "como buen uruguayo que es", le ha llevado a convertirse en uno de los ídolos de la afición. Para Ancelotti, su entrenador, es imprescindible, ya sea como extremo, centrocampista o incluso lateral. "Cumple en cualquier posición", resume con relativa frecuencia Carletto.
Sin embargo, no todo ha sido de color de rosa para el uruguayo. En el verano de 2017, después de una notable carta de presentación en el Castilla, donde actuó como falso 9, aterrizó a préstamo en el Deportivo de La Coruña, en aquel momento en Primera División. Lo hizo con el cartel de talento generacional ("Era muy joven, pero sus condiciones no las tenía nadie"), necesitado de minutos y protagonismo en la élite. No salió como esperaba y el cuadro gallego, en un curso marcado por la inestabilidad, descendió (finalizó 18º en LaLiga). Entre medias, vaivén en el banquillo, con hasta tres entrenadores [Pepe Mel, Cristóbal Parralo y Seedorf], lesiones y una indefinición futbolística que, lejos de beneficiarle, le perjudicó. "Los entrenadores no entendieron su fútbol... No le ponían y, cuando lo hacían, era sin comprender sus virtudes, su fútbol. Le cortaron las alas, y no puedes hacerle eso a un jugador así", recuerda Raúl Albentosa, uno de los pesos pesados de aquel vestuario.
Cuando Valverde desembarcó en el Dépor lo hizo como comodín, capaz de rendir a buen nivel en muchas posiciones (extremo derecho, pivote, interior...), y jugador prometedor al que forjar poco a poco. "Era un chaval, un crío, no era muy conocido... Y, además, era muy tímido. Cada entrenador tenía su estilo y sus preferencias, y siempre que nos decían que iba a jugar nunca sabíamos en qué posición lo iba a hacer", rememora Luisinho, que pone en valor la decisión del 8 madridista de salir de la burbuja que supone Valdebebas y probar suerte en la disciplina deportivista ("venir a jugar a equipos así, que tienen otros objetivos y otras dificultades diferentes a las del Madrid, es muy valiente").
"Me lesioné del cuádriceps, estaba roto y me dijo 'andate, pide el cambio, yo cubro tu posición y la mía', y lo hizo..."
Futbolista del Esenler EroksporEsa temporada, la 17-18, el uruguayo participó en 25 encuentros en los que sumó algo más de 1.300 minutos de juego, lejos, por ejemplo, de los más de 2.300 que jugó el curso anterior en el Castilla, como falso 9 y con una llegada en segunda línea que terminó de perfeccionar hace algunas campañas, en la 22-23. Pepe Mel empezó el curso en el banquillo de Riazor y, en su caso, prefirió al charrúa como extremo. "Veía que corría, que físicamente iba sobrado, era un pepino, y tenía unas condiciones muy buenas...", apostilla Blas Alonso, uno de los más jóvenes de aquella plantilla. En su caso, apenas jugó con el primer equipo, pero sí era habitual en los entrenamientos.
"Los entrenadores buscaban gente más experimentada, pero se veía que iba a ser superior al resto porque tenía un potencial increíble", añade Blas Alonso. Después de Pepe Mel, el futbolista del Real Madrid tampoco gozó de especial protagonismo a las órdenes de Cristóbal Parralo o Seedorf. "Deportivamente fue un año malo, y él además tuvo algún que otro problemilla con las lesiones... Esa temporada no salió nada de lo que tenía que salir, pero eso le hizo madurar, porque luego yo le vi un cambio importante, brutal", añade Albentosa, que ejerció, por momentos, como hermano mayor.
"Al principio él no tenía coche y yo le llevaba a los entrenamientos... Fede se apoyó mucho en mí, en Juanfran y en Carles Gil, porque ese vestuario tenía mucha presión. Había jugadores relevantes como Florin Andone o Lucas Pérez... Fue complicado", señala Albentosa. "Fue feo [descender], pero me hizo crecer. Es una mancha imborrable", dijo el propio Valverde hace algunos meses en una entrevista a L'Equipe. Además de como extremo, también disputó minutos como pivote, interior e incluso mediapunta ("Guilherme y Borges jugaban en el doble pivote, tenían mucha calidad y eran gente con experiencia").
Óscar Pinchi, con ficha del filial, pero habitual en los entrenamientos de la primera plantilla, destaca dos momentos que compartió con Fede Valverde: el primero de ellos, cuando anotó su primer gol con la camiseta del Dépor desde el centro del campo en un amistoso de pretemporada ("todos flipamos"); y, el segundo, cuando, en otro encuentro de preparación, el canterano deportivista se lesionó y el uruguayo ocupó dos posiciones al mismo tiempo. "Me acuerdo de un partido de pretemporada en el que me lesiono del cuádriceps, estaba roto, y yo estaba jugando en banda derecha, como extremo, y él de mediocentro... Le dije 'estoy roto, estoy roto' y era, creo, el minuto 35. Me dijo que pidiese el cambio. Y yo le dije 'no, no, no... ¿cómo voy a pedir el cambio', porque yo era del filial y estaba haciendo una muy buena pretemporada, no quería que me cambiasen. Y después él me dijo 'andate, tú tranquilo, yo cubro tu posición y la mía', y lo hizo [risas]. Luego le veías correr de dentro para afuera... Lo recuerdo como si fuese hoy mismo", rememora el futbolista del Esenler Erokspor de la segunda división turca.
El golpeo de balón, su principal cualidad
Pese a su personalidad, "tímido, algo introvertido y poco hablador" por su juventud y lo que en aquel momento imponía el vestuario del Dépor, en el que también estaban jugadores contrastados como Florin Andone, Lucas Pérez, Fernando Navarro, Juanfran o Celso Borges, Valverde impresionó en los entrenamientos gracias "a un golpeo de balón único". Lo exhibió durante la pretemporada, autor de una diana desde el centro del campo que no pasó inadvertida y, también, de varios cambios de orientación que ya son marca de la casa y seña de identidad en el Santiago Bernabéu. "Tiene un golpeo de balón que yo no había visto nunca", recuerda Pinchi.
Luisinho, que llegó a compartir banda con el charrúa ("a veces jugaba como extremo izquierdo, por delante de mí, y teníamos muy buena relación porque vivía en mi edificio"), echa la vista atrás: "Sí que nos llamó mucho la atención su golpeo de balón, porque era fuerte, preciso, colocado... Y esa era una de sus principales cualidades". Albentosa hace lo propio: "Valverde, ahora mismo, es capaz de solucionarte un partido... Cuando le vi golpear el balón por primera vez dije '¿pero este tío de dónde ha salido?', porque esa fuerza, la potencia... Eso es lo primero que te llama la atención".
Después de una montaña rusa de temporada, el Dépor finalizó LaLiga en 18ª posición y descendió con un bagaje de 29 puntos (seis victorias, once empates y 21 derrotas), lejos de los 43 de Leganés y Athletic, 17º y 16º respectivamente. Sin embargo, y pese a no conseguir mantener la categoría, Riazor guarda un buen recuerdo del uruguayo. "La gente le quería mucho", coinciden algunos de sus compañeros, ahora "orgullosos" de todo lo que ha conseguido el 8 con la casaca blanca. "Si tuviese una máquina del tiempo y supiese todo lo que iba a ser como jugador, lo que iba a conseguir... [risas] me habría fijado mucho más en él", bromea Pinchi.
Una mili que se tradujo en una «mentalidad de hierro»
Casi ocho años han pasado desde que Fede Valverde probó suerte en un Dépor que, pese a contar con tres entrenadores diferentes, no pudo salvar la categoría. Sin embargo, y como el propio centrocampista ha reconocido en más de una ocasión, aquella temporada, repleta de altibajos, le permitió construir una "mentalidad de hierro" que aflora en momentos delicados como la agónica tanda de penaltis del pasado miércoles en el Cívitas Metropolitano y ha hecho del charrúa una "máquina mental", algo que ya dejó entrever en sus últimos meses en A Coruña. "Nunca pensé que la temporada terminaría así [haciendo alusión al descenso], teniendo en cuenta los jugadores que teníamos", mencionó el 8 en L'Equipe en octubre de 2024.
Después de descender, Valverde volvió al Real Madrid ("Lopetegui me llamó para decirme que volviera"). Lo hizo con sentimientos encontrados: por un lado, "pena" por no haber logrado cumplir el objetivo de permanecer en Primera y, por el otro, "una alegría inmensa" por regresar al Santiago Bernabéu, esta vez como jugador del primer equipo a pleno derecho. "Yo se lo dije, porque si eres capaz mentalmente de vivir un descenso, vas a ser mucho más fuerte, vas a ser mucho mejor jugador que hace unos años y Fede es un ejemplo perfecto de eso", finaliza Albentosa.