Tres mensajes caducos y una contradicción de Xavi que certifican el preocupante porvenir del Barça: "Veremos qué podemos hacer..."
El técnico azulgrana reiteró los mismos argumentos que todo el curso justo diez días después de su confirmación en el cargo.
Apenas han transcurrido diez días desde que el Barcelona anunciara que Xavi Hernández seguiría siendo el entrenador la próxima temporada. Un desenlace exprés con reuniones en casa del presidente y sushi, una escenografía frenéticamente televisada en directo y una conferencia de prensa de lágrimas, abrazos y emociones. Un efecto placebo que apenas ha durado dos partidos, los que ha tardado el conjunto azulgrana en quedar en evidencia ante, eso sí, uno de los mejores equipos del campeonato. Pero lo que ocurrió del 2-2 ante el Girona en el minuto 65 al pitido final fue un reflejo del desmoronamiento habitual de un Barça que no encontró soluciones ni en el campo ni en el banquillo, que pudo acabar aún más goleado y que ve como peligra la segunda plaza que da prestigio... y dinero con la Supercopa de España.
Al margen de los focos que iluminan al palco, máximos responsables de la situación económica y deportiva de la entidad, de nuevo el discurso de Xavi fue analizado con lupa y mostró sus grietas habituales. "El mensaje llega", comentó el entrenador, que puso como ejemplo la primera hora de partido donde los azulgrana tuvieron cerca el 1-3 para poner tierra de por medio. Pero en el discurso del entrenador, que de nuevo genera runrún en el ambiente azulgrana, hay tres mensajes caducos y una contradicción que refleja el momento incierto y el futuro, todavía más, que vive la entidad azulgrana.
"Son errores puntuales especialmente a nivel individual", aseguró el técnico, incluso puesto en duda por Juan Carlos Unzué en DAZN cuando le sugirió si era un aspecto mental. Los errores individuales se repiten y forman parte del catálogo de Xavi, como ocurrió la semana anterior ante el Valencia ("estuvimos bien pero los errores individuales nos han penalizado") o en la derrota en el Santiago Bernabéu, donde destacó que "se nos escapó la victoria por detalles" y ahondó en "situaciones nuestras".
Los errores individuales que en Girona fueron los de Sergi Roberto o Cancelo, recurrente en este tipo de situaciones, dieron paso a la falta de madurez o "inmadurez", como ya recordó el técnico esta campaña en otros encuentros, especialmente ante el Villarreal, cuando el equipo azulgrana cayó por 3-5 y luego el técnico sorprendió con una dimisión en diferido que finalmente no se ha producido. Con jugadores en el césped como Ter Stegen (32), Koundé (25), Cancelo (29), Gundögan (33), Sergi Roberto (32), Christensen (28) o Lewandowski (35), que contrastan con los Pau Cubarsí y Lamine Yamal, de 17 años, es difícil sostener esa falta de experiencia.
El último mensaje caduco de Xavi, el que más repercusión generó, fue el de la superioridad en los partidos ante el Real Madrid y el Girona que finalmente se han saldado con un resultado de 7-13. "En los cuatro partidos ante los dos equipos que estaban por encima hemos sido superiores, aunque no se demuestra en el marcador por errores nuestros", dijo con rotundidad el entrenador.
Del «necesitamos cambiar muchísimas cosas» al «veremos que...»
Al margen de los mensajes repetidos de un Barça que tropieza y vuelve a empezar como Sísifo en una temporada aciaga, en blanco, donde incluso se le discute y peligra la segunda posición, el discurso de Xavi también vertió una contradicción preocupante aunque ya sabida por mucho que los mensajes del Barça sean otros. "Necesitamos cambiar muchísimas cosas la próxima temporada", dijo un Xavi que continuará, dejando la puerta abierta a la revolución ya sea futbolística, de rutinas o de confección de plantilla. Un último aspecto en el aire por lo que dijo después.
"Es tiempo de planificar e iremos hablando con Deco y el presidente. Veremos qué queremos hacer y qué podemos hacer", comentó Xavi, consciente de que la entidad sigue atada de pies y de manos hasta que no recupere la regla del 1 a 1, y entre otras cosas esa falta de liquidez y de proyecto es la que ha provocado que tanto la parte del técnico como la del club haya convenido en continuar cuando Laporta dijo que "perder tiene consecuencias" y Xavi juró y perjuró que "me voy si gano títulos" o, simplemente, asegurara que acabaría ya su ciclo.
El naufragio de Montilivi es corregible en los cuatro partidos restantes para evitar el mal mayor, pero los mensajes caducos de Xavi y las contradicciones sobre lo que debería hacer el Barça y lo que realmente puede hacer vierten litros de incertidumbre y de preocupación al futuro más inmediato.