FC BARCELONA

La trinchera idiomática de Hansi Flick también sirve para explicar su éxito: se comunica en inglés con conceptos en español

El entrenador ha dado todas sus ruedas de prensa en inglés o alemán, en Champions League.

Flick en la celebración de la Liga en Montjuïc./AFP
Flick en la celebración de la Liga en Montjuïc. AFP
Jordi Cardero

Jordi Cardero

El papel que adoptó Hansi Flick en la rúa de celebración blaugrana sirve para explicar su forma de ser. Un día antes, en Cornellà, pidió a sus jugadores de no hacer grandes celebraciones en caso de ganar -por el triste precedente de dos años atrás- y trató de llevárselos al vestuario cuando el partido terminó. En el bus, recorriendo la ciudad ante más de medio millón de culers, agarró a Fermín para que no se cayera y aprovechó para hacer una videollamada con su familia y compartir con ellos un día que, tal y como explicó Joan Laporta, le emocionó. Desde un segundo plano, sin salidas de tono y a base de trabajo le ha dado una sacudida emocional al barcelonismo.

"Un año es mucho tiempo para un entrenador", comentó cuando ya planeaba por la ciudad deportiva la posibilidad de ofrecerle un contrato que ya ha aceptado. En sus ruedas de prensa siempre se ha mostrado cauto, ha sido un regulador en las victorias y en las derrotas. Y siempre se ha abrazado al partido a partido, posiblemente porque tiene tierno en la memoria el recuerdo de cómo se deshizo su super Bayern o cómo Alemania, envuelta en discursos extradeportivos, cayó en el Mundial. Por eso centra en disfrutar en el día a día.

Poco después de su llegada, desde la ciudad deportiva comentaba que Flick ya chapurreaba algunas palabras en español. Sin embargo, nunca ha dado el paso públicamente a hablarlo. El uso del inglés, seguramente sin voluntad, ha sido una protección al entorno, del que tanto se habló durante los últimos meses de Xavi. Cuando le preguntaron en la rueda de prensa de presentación si sabía qué era el entorno, Laporta se acercó a él y se lo contó a la oreja. Los micrófonos captaron que se refería a una 'atmósfera especial'.

"No, todavía no [conozco qué significa]. Te respeto y os respeto a todos. Es importante que me respetéis a mí también. Creo que en la vida todo va sobre esto. Lo único que puedo decir es que estoy feliz. Es un gran club", acabó respondiendo. A excepción de las de Champions, que las ha hecho en alemán, el resto de ruedas de prensa han sido en inglés. Pese a su buena desenvoltura, siempre existe una considerable barrera idiomática. Se puede observar en algunas en fórmulas y expresiones que tiende a repetir -in the end, por ejemplo-. En las buenas, como ha sido durante toda la temporada, le ha podido proteger, en cierto modo. Aunque en tramos donde quiera explicarse mejor le pueda limitar. Por suerte para él, apenas ha habido malos tramos.

A mediados de septiembre, Mireia Ruiz, periodista de la TDT, le regaló un diccionario catalán-alemán. Públicamente, Flick soltó el tradicional "visca el Barça y visca Catalunya" durante la celebración del pasado domingo, evidenciando que lo había estudiado para unos parlamentos que finalmente fueron cancelados. Las reuniones y conversaciones privadas con jugadores y directivos las hace en inglés. En español se atreve a lanzar algunos conceptos, pero no frases largas. Durante las primeras semanas, Heiko Westermann y Thiago Alcántara jugaron parte del papel de 'traductores'. Arnau Blanco, que ha ido ganando jerarquía, acabó sustituyendo al exblaugrana. A media temporada, se incorporaron dos analistas de confianza de Flick, Stephan Nopp y Michael Hasemann.

Su discurso en ruedas de prensa también fue virando ligeramente. Partió promoviendo la nula confrontación en temas polémicos o arbitrales. Y, sin embargo, al conocer el decorado y las presiones desde otros lados decidió alzar la voz cuando tocó. Sobre todo, para criticar lo poco cuidado que se sentía con el calendario. La expulsión en el Benito Villamarín fue un punto de inflexión para él.

Una primera rueda de prensa reveladora

En su primera comparecencia dejó pistas que han acabado por cumplirse. "Queremos un fútbol ofensivo y que cuando alguien se tiene en la televisión vea un equipo reconocible", se puso como objetivo. "Puede que busquemos uno nuevo en la Masía. Algunos están lesionados, pero volverán", comentó sobre la figura del pivote, cuando en los últimos mercados se había marcado como prioridad la incorporación de un mediocentro. Los nuevos pivotes llegaron, Bernal y Casadó, y también el lesionado, De Jong.

Tras unas primeras sesiones en el que se marcó el altísimo ritmo físico, Flick explicó dónde estaba el foco. "Estamos trabajando en la forma física, técnica... Hay que mejorar en como jugar en defensa, como queremos jugar bien en ataque, pero todo se construye desde la defensa. Para mí como entrenador es importante que todos lo sepan y que el equipo funcione como una unidad compacta. Tenemos que mejorar", explicó. Construyó el proyecto desde los cimientos. Y pronto el Barça bloqueó a todos los rivales con la táctica del fuera de juego.

En un vestuario repleto de adolescentes, Flick ha tenido tintes 'paternalistas', de gestor. Guarda una gran relación con Gavi, al que siempre ha defendido públicamente, a pesar de que Fermín y Olmo le hayan adelantado en cuanto a minutaje. También se ha encargado de cuidar el desorbitado crecimiento de Lamine Yamal. Se ha apoyado en Arnau Blanco, al que no conocía previamente y ha dejado trabajar con libertad al departamento médico. Flick ha ido ganando un merecido poder y ha decidido ampliar una temporada más su contrato. Desde el trabajo diario, el partido a partido, la gestión y la trinchera idiomática.