El Valladolid se carga al campeón y se acerca a la permanencia

El Futbol Club Barcelona fue un cuerpo inerte a manos de un salvaje Valladolid. La resaca blaugrana, que ya dura dos partidos, la aprovecharon los de Pezzolano para cenarse a los visitantes. El Barça saltó al Zorrilla con la inevitable relajación del campeón tras una temporada tan dura como larga. Y Cyle Larin, uno de los mejores fichajes del año en el continente, les abofeteó a base de goles.

El Barcelona intentó encontrar motivaciones hasta final de curso tratando de alcanzar el récord de Ter Stegen -que se quedó en el banco al descanso- y el Pichichi de Lewandowski. Y ni una ni la otra. El instinto de supervivencia de los pucelanos pesó mucho más. El Barça fue de farol y el Valladolid presentó los ases de Masip, Gonzalo Plata y Larin. Mientras que los catalanes renunciaron, los blanquivioletas construyeron con una escalera de tres puntos para acercarse a la permanencia.

Cyle Larin es el motivo por el que ahora en Castilla y León han aparecido banderas de Canadá. El punta ha sido una aparición milagrosa. Llegó a Valladolid para acercar el equipo a la salvación y lo que ha hecho ha sido catapultarlo. Decidió emparejarse a Marcos Alonso y fue la vía de escape del Pucela ante las garras del Barça en presión.

El canadiense tiene tintes de delantero de élite. Sabe cómo desmarcarse, como hacer que lluevan balones con sus movimientos. Bailó con Alonso y, como cantaban Fito y Fitipaldis, le terminó pisando los pies. Larin cayó siempre hacia su perfil, alejándose de Christensen, y fue la boya a la que se agarró el Valladolid para ganar metros. Marcó de penal en una jugada que él mismo forzó. Tuvo hasta tiempo de asistir a Plata. Su partido fue inmejorable.

Ha sido una de las incógnitas de esta temporada. Y lo que ha demostrado en su partido ante el Valladolid es que el Barça se ha dejado fuera a un futbolista más que válido. Xavi tiene sus motivos. Jugó de Gavi, partiendo de la banda en dirección al cuadrado. Atrajo a Fresneda para dejar el carril a Balde y jugó sin el vértigo de quien lleva el cartel de novel colgado a la espalda.

Pablo Torre es personalidad y, posiblemente, el mejor pie del equipo en el balón parado, algo que ya valoró Xavi y algo de lo que ha carecido el Barça durante este curso. Torre participó mucho, pero lo hizo pocas veces donde el técnico quiere que lo hagan sus interiores.

Cuando el ex del Racing intervino, lo hizo de cara a la portería de Masip, con dos líneas defensivas por delante. El Valladolid prohibió al Barça utilizar los cuadrados y el fútbol blaugrana fue poco punzante por dentro. Pablo tuvo poco más de una hora para mostrar su juego y terminó siendo uno de los jugadores más activos de los blaugrana. Se ha ganado otra oportunidad en el duelo contra el Mallorca.

Un jugador con outfit de antes que juega como los peloteros de siempre. Aguado no es un indiscutible en la sala de máquinas del Real Valladolid. Pero nunca defrauda, siempre deja su firma en los partidos. Sea en contextos en los que los de Pezzolano puedan ser más protagonistas o donde tengan menos balón, Aguado aparece para mejorar las posesiones de los blanquivioletas.

Vive rodeado de perfiles verticales como Gonzalo Plata o Darwin Machís a los que el corazón les pide buscar a Larin. Pero con Roque Mesa se retroalimentan la voluntad por jugar el balón. Aclaró el fútbol de su equipo un día más. Es uno de esos outsiders de LaLiga que nunca deja indiferente a nadie.

Pocos vacíos son tan profundos como el que deja y dejará Busquets. Eric García claridad al juego del Barça, tanto cerca de Ter Stegen como en campo contrario. Las dos pruebas de Xavi con Eric de mediocentro demuestra que el de Martorell puede ser un buen comodín, pero le queda metraje para presentarse como candidato a titular.

La segunda parte, con la entrada de Kessié, la jugó de lateral, como ya hizo Eric en Villarreal la temporada pasada. Fue ligeramente más profundo que Sergi Roberto, que dobló a Raphinha más de lo que suele hacerlo Koundé. Aun así, pocas conclusiones deja el partido de un Barça que renunció desde el primer minuto.

Tamo Junto, Vinicius. El partido de Raphinha fue lo de menos. El extremo del Barcelona fue uno de los futbolistas más activos del equipo. Poco importó que fuera la pieza que acercara más a sus compañeros al gol. Como si se hubiera ido con un hat trick. Raphinha fue sustituido a la hora de juego y se quitó la camiseta para mostrar un mensaje de apoyo a Vini. Se marchó con el puño en alto.

Ya lo dijo Xavi en la rueda de prensa previa al partido. No importa la camiseta del que lo sufre. "Mientras el color de la piel sea más importante que el brillo de los ojos habrá guerra", rezaba la camiseta, letra de una canción de Bob Marley y tatuaje de Vinicius. El que no comparta el mensaje de Raphinha es, en este partido, el de todos, del equipo enemigo. Y a esos hay que encerrarles en el vestuario y no dejarlos salir.