FC BARCELONA

Terry Venables, el técnico "encantador" que escribió novelas policiacas y fue Frank Sinatra y Elvis Presley

Fallecido el domingo, entrenó 169 partidos al FC Barcelona y los que lo conocieron recuerdan su figura y su amor por los negocios.

Terry Venables, sacado a hombros por Migueli con un joven Pep Guardiola observando. /FCBARCELONA
Terry Venables, sacado a hombros por Migueli con un joven Pep Guardiola observando. FCBARCELONA
Lu Martin

Lu Martin

Nacido en Dagenham, en la periferia oriental de Londres, barrio obrero donde estaba instalada una fábrica de la Ford, Terry (1943) fue hijo único de Fred Venables, que entonces servía como suboficial en la Royal Navy, y de su esposa, Myrtle. Pasó parte de la guerra con familiares en Gales y volvió muchos veranos de vacaciones familiares. Con el tiempo, sus padres tuvieron un pub en Romford a mediados de la década de 1950, pero él se quedó en el barrio al cuidado de sus abuelos, jugando a fútbol en las calles. Buena cantera: de allí salieron Les Allen, algo mayor que Terry, que jugaría para los Spurs y el QPR o Jimmy Greaves, con el que debutó a los 17 años en el Chelsea, club que le prohibió participar en la final de un concurso juvenil de televisión, porque Terry era tan bueno cantando como tocando la pelota.

Interior fino, sigue siendo, que se sepa, el único futbolista que ha jugado en todas las categorías de la selección inglesa, de la escolar a la absoluta, donde participó en dos partidos. Ganó la Copa de la Liga con el Chelsea y la Copa FA con el Tottenham Hotspur, y también jugó para el Cristal Palace, equipo con el que ganó el título de Segunda División, antes de entrenar al Queens Park Rangers y fichar por el Barça, dicen que por recomendación de Bobby Robson a Núñez, en el verano de 1984. Con el Barça ganó la Liga después de que Urruti parara un inolvidable penalti a Mágico González en Valladolid, y la Copa de la Liga. De vuelta, en el banquillo de los Spurs, ganó una Copa, con Gascoigne y Lineker, que al saber de su muerte, todo por el dolor, confesó: "Es el mejor entrenador que he tenido".

Terry acababa de separarse cuando aterrizó en Barcelona. Se casó con la modista Christine McCann en 1966 con la que tuvo dos hijas, Nancy -que vivió con él en Barcelona - y Traycy, a la que se vio en la noche barcelonesa, pero menos activa. Volvió a casarse años después, con Yvette, con la que compartió sus últimos años entre Londres y Alicante, donde compró un hotel. Siempre tuvo olfato por los negocios, ya desde jugador, cuando se involucró en una empresa de sastrería y en la comercialización de algo llamado Thingummy Wig, una especie de red que las mujeres usaban cuando se ponían los rulos, un auténtico fracaso. También tuvo un club en Kensington, el Scribes West, frecuentado por la jet-set, compañeros del fútbol, periodistas deportivos de Fleet Street y el gángster "Mad" Frankie Fraser. Y herederas de las mejores familias del barrio.

Versionó a Frank Sinatra y grabó una versión de Elvis Presley

Inquieto, escribió una novela, que recreaba una temporada en un modesto equipo que alcanzaba la final de la FA Cup, publicado por el diario Sport bajo el título "Once héroes y el Manager", pero lo que de verdad le gustaba eran las novelas policiacas, así que escribió varias, con notable éxito, con un tal James Hazell por protagonista, que fue adaptada para Thames TV (1978-80), lanzó un juego de mesa de fútbol y publicó dos autobiografías. Nunca negó que le hubiera gustado ser cantante, así que siempre que pudo, cogía un micro si había algo que celebrar. Así apareció en un programa de TV3 versionando a Frank Sinatra y en 2010 grabó una versión de Elvis Presley -If I Can Dream- con la Royal Philharmonic Orchestra, que llegó al puesto 23 en las listas de éxitos.

En Barcelona no era raro encontrarle por la noche en el selecto Up&Down, al norte de la Diagonal, con una copita de cava en las manos, pero le gustaba el barro así que de vez en cuando, él y su inseparable Richard Harris, que acabó de entrenador del Espanyol en Segunda, se dejaba ver con Ceballos, el hombre de seguridad que fichó el club, y el mítico Txema Corbella, el utilero del equipo, por Zafiro 3, una discoteca del barrio de Sants con menos glamour, pero mucho corazón, por decirlo de alguna manera, donde había mas gintonic que cava.

Pero, por encima de todo, a Venables, bautizado como 'The Tel' por los ingleses cuando llegó a Barcelona, el míster por siempre para quienes le trataron, le lloró el domingo una generación de aficionados a los que dio el primer títulos de su vida e hizo soñar camino de Sevilla en la famosa final de la Copa de Europa ante el Steaua; como a Carabén, periodista y músico, responsable de los actos del 125 aniversario del club, que trató con el londinense mientras grababa un mítico programa para Barça TV. En la cita en un selecto hotel en Kensington, cerca de su casa . "Era encantador, muy inglés, un cookney de manual", admite, antes de recordar lo que en ese reportaje le contó Ángel Mur: "Era muy trabajador tácticamente, nada de pelotazo y p'alante, como se podía presumir de un inglés en aquellos años. Trabajó mucho en la presión de los interiores y a los laterales porque quería impedir que le hicieran daño por las bandas, metía al equipo rival por dentro para que entre Schuster y los centrales recuperaran la pelota". "Creo que es el año que más goles he metido en mi carrera", admitía Alexanko, que fue el capitán de su equipo. "Trabajaba mucho tácticamente y también la estrategia, por eso marcamos muchos goles a balón parado aquel año. Trajo muchas cosas nuevas al equipo y al futbol español". Cierra asegurando que como persona "era una delicia, divertido y próximo al futbolista, al que siempre defendía y ayudaba".

Fue Venables, precisamente, quien tras jugar aquella final, con Urruti bajo los palos, pidió el fichaje de Andoni Zubizarreta, titular en el Athletic de Bilbao y en la Selección. "Fue el quien avaló mi contratación y quien confió siempre. Aunque solo sea por eso, le estaré siempre agradecido", admite Zubi que le define como un entrenador "apasionado, y alegre en su manera de vivir", insiste en que trabajaba minuciosamente los temas técnicos: "Tenia un idea muy clara del juego, siempre con un juego de mucho ritmo" y asegura que creaba "muy buen ambiente en el equipo, porque contagiaba su alegría de vivir". Recuerda que a Julio Alberto y a él les convocó como técnico de la selección del resto del mundo para jugar en Wembley en 1987 el partido que conmemoraba el centenario de la fundación de la federación inglesa de fútbol.

Pep Guardiola sobre Terry Venables en rueda de prensa. UEFA

"Introdujo cosas nuevas, como la manera de presionar"

Víctor Muñoz le señala como "innovador" antes de asegurar que en su momento eran muchos los que dudaban de que un inglés pudiera trabajar en España, cosa que hasta entonces no había parecido una formula exitosa. "Supo sacar provecho a los jugadores que tenia, introdujo cosas nuevas, como la manera de presionar". En ese sentido, de quien mas partido sacó, seguramente, fue de Ramón María Calderé, el noi de Vilarrodona, que venia de subir del filial muy tarde, de la mano de Menotti y al que dio una dimensión espectacular. Calderé se convirtió en un volante trabajador y de gran llegada. "Me cambió la manera de jugar, me enseñó muchísimo. Disfruté mucho con él. Le estaré siempre agradecido y le recuerdo con cariño porque además era un tipo fantástico", admite el de L'Alt Camp, que el domingo le dedicó una emotiva despedida en las redes sociales.

Todos le recuerda hablando un castellano "particular", aunque "se hacia entender" y si no, terciaba Graham Turner, un periodista inglés que trabajo a su lado durante los años que estuvo en Barcelona, que sigue viviendo en Salou y que el domingo estaba devastado al tener conocimiento de su perdida. Turner, un fenómeno, a menudo era retado en las ruedas de prensa porque Venables, consciente de que los periodistas catalanes de aquella época no tenían ni idea de inglés, contestaba lo que le daba la gana y a menudo se reía de las preguntas de la prensa así que él debía improvisar sus traducciones. Hasta que apareció algún jovenzuelo con estudios y la cosa se formalizó mínimamente. "Transmitía buen rollo y trajo la presión alta. Nos dejó a 11 metros de ganar la Copa de Europa", declaro el Lobo Carrasco en La Vanguardia, recordando la derrota contra el Steaua en Sevilla, aunque podrá recordarse que su decisión de dejar en el banquillo a Archibald y no alinear a Pichi bien pudiera apuntarse en su debe.

Venables se sentó por última vez en el banquillo en 2012 como director técnico del Wembley FC, en la Non League, junto con una gran cantidad de exprofesionales, incluidos Martin Keown y David Seaman. Tras serle detectada la enfermedad que afectó sus últimos años de vida y terminó matándole, se retiró a Penàguila, cerca de Alicante, donde vivió en un hotel de su propiedad.