"Y en verano nos llamaban locos..."

Mucho se habló en verano de los fichajes del Barça. La activación de múltiples palancas permitió a los azulgranas reforzar todas las líneas. Incluso en el tramo final, cuando el cuerpo técnico centró sus peticiones en apuntalar la zaga, cogió fuerza el discurso de que para Xavi iba a ser imposible gestionar una plantilla tan larga. Sin ir más lejos, la dirección deportiva consideraba listo el equipo antes de la frenética última semana de mercado. Y aún así, se concretaron las incorporaciones de Héctor Bellerín y Marcos Alonso tras la insistencia de los técnicos, que sabían que en una temporada tan particular como esta era clave contar con un importante de armario.

Cuando el verano tan solo estaba comenzando, la planificación de Mateu Alemany y Jordi Cruyff era clara: Di María o Raphinha para cubrir la marcha de Dembélé. El club estaba convencido de que el francés tenía algo firmado, por lo que activó alternativas. Sin embargo, el planteamiento del 'staff' fue más ambicioso. Sí a Dembélé y sí a Raphinha. Y así fue.

Lo mismo ocurrió con Kounde. Araujo, Eric, Christensen y Piqué dejaban la nómina de centrales más que cubierta. Pero el cuerpo técnico pidió más. El internacional galo estaba cerca del Chelsea hasta que el técnico azulgrana logró revertir la decisión del zaguero. Jules agrandó de cuatro a cinco la lista de centrales. Para muchos no tenía sentido reforzar el centro de la zaga sin fichar antes a laterales. Incluso la dirección deportiva habría priorizado invertir en los carriles.

Ya en la última semana, las presiones del cuerpo técnico volvieron a surtir efecto. En este caso, sobre todo en el latreral derecho. Pese a contar con Sergi Roberto y las opciones de Araujo y Kounde, Xavi pidió sí o sí otro lateral. Llegó Bellerín y también Marcos Alonso en la izquierda. Este último, para los técnicos no era una necesidad. Sí un complemento. "En la izquierda tenemos la posición bien cubierta con Balde y Jordi Alba", decía Xavi antes de firmar al ex del Chelsea.

Consumados todos los fichajes, el foco se trasladó entonces a cómo gestionaría Xavi los minutos de tantos jugadores aspirando a ser protagonistas. Incluso se vaticinó que habría problemas de egos. Ni un mes después, la realidad da la razón a las peticiones del egarense.

El 'virus FIFA' se ha llevado por delante a Araujo, Kounde, Memphis y, en menor medida, a Frenkie de Jong. El Barça tendrá que jugarse gran parte de la temporada sin varios de sus efectivos clave, pues el calendario hasta el mundial es infernal. De puertas hacia dentro, sin embargo, en el vestuario culé no ponen excusas y remarcan que, este año sí, por fin hay fondo de armario para hacer frente a la plaga de lesiones. Eso sí, con un punto de sarcasmo recuerdan las críticas que recibieron por pedir una plantilla larga. "Y en verano nos llamaban locos...", aseguran desde el cuerpo técnico.