Xavi, ante la tentación de explorar el camino del que siempre huyó

Pocas figuras representan tanto como Xavi el famoso 'estilo Barça'. Su fichaje se vendió, de hecho, como un regreso a la esencia tras el fiasco de Koeman. Desde el primer día, el egarense ha sido claro con su decálogo: 4-3-3 clásico con extremos abiertos, presión alta e intención de dominar de principio a fin. Así lo ha llevado a cabo hasta la fecha, primero sin recursos y ahora con una plantilla muy mejorada en la que Busquets, Pedri y Dembélé cuentan con la vitola de intocables. Sin embargo, y errores individuales al margen, el cortocircuito de los últimos cinco partidos pone de manifiesto ciertas grietas, estructurales o no. Por primera vez, el bloqueo generalizado y la sensación de 'cul de sac' coloca a Xavi ante la tentación de editar su Excel.

"Haremos autocrítica. Analizaremos qué está fallando y qué estamos haciendo mal desde el cuerpo técnico. Veremos los partidos repetidos e intentaremos cambiar lo antes posible esta dinámica", admitió Xavi tras la debacle en el Clásico. Ciertamente, el cuerpo técnico se tomará un mini-período de reflexión antes de afrontar el compromiso ante el Villarreal, este jueves en el Camp Nou.

El KO en Chamartín no hizo más que agudizar algunos síntomas aparecidos tras el parón. "Antes volábamos y ahora ya no", reconocía Xavi. El problema ya no es haber dejado de volar, sino que la velocidad de la nave azulgrana es cada vez menor. Mallorca fue el inicio de la regresión e Inter, Celta y Real Madrid han confirmado la involución física, táctica y mental.

Todo lo que funcionaba en las primeras jornadas ha dejado de hacerlo: la defensa vuelve a desangrarse a base de errores, Busquets sufre en solitario, la medular no encuentra espacios entre líneas, los extremos han perdido estrella y Lewandowski está desconectado. Además, el depósito de algunos jugadores anda justo de gasolina.

Busquets y Dembélé son innegociables para el técnico, aunque los últimos encuentros han evidenciado efectos colaterales del perfil de ambos. El primero se ve desbordado en transiciones, mientras que la electricidad del galo acelera los ataques. En su libro de estilo, en cambio, Xavi prefiere madurar las jugadas hasta encontrar el espacio.

El protagonismo que tiene Ousmane arrastra al equipo al intercambio de golpes, pero el centro del campo no es el que tienen Real Madrid o Liverpool, entre otros. Habrá que ver si Xavi mantiene su decisión de canalizar la mayoría de ataques por las botas del francés o apuesta por modificar el centro de gravedad.

Con el 4-3-3 no se ha encontrado, por ahora, fluidez entre los interiores y el tridente atacante. Xavi ha reiterado en varias ocasiones que al equipo le cuesta filtrar por dentro, algo que resultó evidente, por ejemplo, en Milán. Los próximos partidos dirán si el egarense se mantiene firme o se abre a modificar, ni que sea de forma provisional, su dibujo.

Más difícil parece que el entrenador baje la altura del bloque. El Barça presiona alto pero cuando no roba se ve más expuesto -los duelos ante Inter en el Camp Nou o Real Madrid como ejemplos-. Ernesto Valverde cedió metros para eliminar espacio entre líneas, aunque quienes conocen a Xavi no creen que el catalán vaya a 'negociar' dicho apartado.

El partido contra el Villarreal también servirá de casting a nivel de nombres propios, pues siempre que los resultados no acompañan se abre una puerta para los que juegan menos. Jugadores como Jordi Alba, Ansu o Ferran pueden ser algunos de los beneficiados. En el Clásico, los tres mejoraron al equipo. El primero fabricó una buena acción que estuvo a punto de suponer el 2-2, mientras que Ansu y Ferran fueron asistente y goleador respectivamente.

En las próximas horas, el Barça pasará por el túnel de lavado de un Xavi que, con lo que haga o deje de hacer, 'hablará' claro. Si sigue por el mismo camino, transmitirá su convencimiento de que es cuestión de tiempo encajar las piezas. Si aplica el bisturí, significará que considera más que un bache el actual bloqueo de su elenco.