El quiero y no puede del Barça y Joao Félix como ejemplo de la situación
Los azulgrana ganaron por 2-3 al Barbastro en un encuentro que sufrieron en el tramo final.

El Barça ganó en Barbastro como lleva ganando toda la temporada: por un gol de diferencia. Los azulgrana no ganan por dos goles o más desde el 19 de septiembre (5-0 al Amberes), justamente después de haber ganado 5-0 al Betis. Casi cuatro meses después, el Barça acumula 20 partidos ganando por la mínima. En Barbastro, cuando el 1-3 lucía en el marcador, los visitantes recortaron en el tiempo añadido gracias a un penalti de Fermín López. Xavi, lejos de mostrarse frustrado, señaló el lado positivo del encuentro. "Hemos jugado un buen partido. Nuestros errores les han metido de nuevo dentro". Unos errores que, de tanto repetirse, anuncian algo más profundo.
El técnico azulgrana explicó lo que sucedió hasta el 0-2. "Estabámos generando mucho, jugamos un muy buen primer tiempo, entendiendo los desmarques de los interiores, con muchas llegadas. Regalamos cosas que no podemos regalar, y luego se nos complicó por nuestra culpa". Hasta ahí, el discurso de Xavi es totalmente cierto. El Barça saltó al verde concentrado, que ya es más de cómo venía saltando recientemente, mostrando su superioridad con llegadas, disparos y ocasiones, además de un gol mal anulado a Joao Félix. El Barbastro apenas pisaba el campo rival. Pero algo cambió tras el descanso.
El partido de Joao Félix
Como viene siendo habitual, el Barça de Xavi se ha acostumbrado a la intermitencia. Y nadie lo define mejor que Joao Félix, que se fue con un gol (mal) anulado, pero un 0/5 en regates, un 1/7 en duelos vencidos y una pérdida absurda que terminó en el saque de esquina del 1-2. Juega como si ya hubiese demostrado algo cuando en realidad el Barça es su ¿último? escaparate para demostrar algo al mundo del fútbol. Quiere pero, sencillamente, no puede, y el Barbastro terminó por hacer invisible al portugués, sustituodo de nuevo para dar entrada a Vitor Roque.
En la rueda de prensa de Xavi no hubo palabras hacia el juego del equipo, sino solo hacia los errores propios que desencadenaron los dos goles del rival. "Tengo buenas sensaciones. La primera parte es muy buena y es un partido para golear, pero si no lo haces terminas sufriendo", explicó Xavi. La efectividad está lastrando al Barça, que es incapaz de transformar sus fases de dominio en goles que le den tranquilidad, y eso le obliga a vivir permanentenemte en un estado de alarma que termina por fundir el cerebro del futbolista. Prueba de ello es que en el segundo tiempo, y con Gündogan y Lewandwoski entrando desde el banquillo, el Barça sufriese más que en el primer tiempo. El talento no lo es todo.
La Supercopa y el punto de inflexión
Hace poco, Xavi dijo algo que sirve como punto de inicio para explicar a este Barça: "No somos el de 2010. Si no vamos a tope no nos da". Lo dijo después de que el Barça sudades para ganar en casa al peor equipo de LaLiga, remontando ante un Almería que se mostró pletórico en Montjuic. Ni jugando con todos los titulares, al Barça le dio para cerrar cómodamente el partido en Barbastro cuando iba 0-2, como si la relajación y los despistes formaran parte del ADN de los futbolistas, incapaces de rematar el trabajo a tiempo. En un escenario ideal para dar descanso a los pesos pesados, el Barça terminó acudiendo a los de siempre para solventar el partido copero.
Con la Supercopa en la vuelta de la esquina, Xavi apela al optimismo. "Estamos muy motivados, con muchas ganas. Nos veo bien". Osasuna, que no está en su mejor momento, aguarda en las semifinales, y el barcelonismo anhela repetir el título que cambió la cara de la pasada temporada, aunque deberán hacerlo sin Gavi ni probablemente Pedri, ambos claves en el 3-1 al Real Madrid en la final. Los de Xavi llevan muchos partidos buscando el punto de inflexión definitivo mientras esperan aparcar los errores puntuales que, como indican, se repiten siempre con puntualidad: en todos los partidos.