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Xavi despierta al Barça con la misma receta que Guardiola en 2008

Tanto el de Santpedor como el de Terrassa han acabado con la dejadez que imperaba a la hora de morder sin balón.

Guardiola y Xavi, durante su saludo en el amistoso Barça-Manchester City a principios de temporada. /GETTY
Guardiola y Xavi, durante su saludo en el amistoso Barça-Manchester City a principios de temporada. GETTY
Toni Juanmartí

Toni Juanmartí

Los inicios de Pep Guardiola y Xavi Hernández en el banquillo del Barça mantienen ciertos paralelismos. Sobre todo si se tiene en cuenta que ambos asumieron el cargo con el objetivo de resucitar a un equipo 'muerto'. En 2008 y en noviembre de 2021 la situación del club no tenía nada que ver, pero gran parte del diagnóstico de lo que ocurría en el césped coincide. O mejor dicho, de lo que no ocurría. Igual que hizo el hoy entrenador del Manchester City, lo primero que trasladó Xavi al vestuario fue la necesidad de apretar los dientes y recuperar la presión alta. Los frutos no han tardado en llegar.

En verano de 2008, Guardiola prescindió de Ronaldinho y Deco, dos figuras con mucha ascendencia en una plantilla acomodada y con claros síntomas de barriga llena de títulos. Incluso peligraron Eto'o y Henry, aunque ambos continuarían. Tan desastroso fue el curso 2007-08 que Bojan Krkic y Giovani Dos Santos tuvieron más presencia en las alineaciones de Rijkaard de la que seguramente habrían imaginado. Los azulgranas acabaron terceros a 18 puntos del Real Madrid.

El técnico de Santpedor detectó que la desidia se había instalado en el vestuario del Barça y pisó el acelerador. Desde el primer día transmitió que quería recuperar la presión alta. Y para ello hacía falta un tono físico que el equipo no tenía. El éxito derivó en autogestión y esta, en dejadez. Con Busquets, Xavi e Iniesta en la medular y Messi, Eto'o y Henry como tridente de ataque, el conjunto azulgrana recuperó la disciplina y volvió a morder arriba. Cuando había una pérdida, todo el equipo se activaba para recuperar la posesión en cuestión de pocos segundos. Esta condición siempre fue innegociable para el de Santpedor.

En otoño de 2021, cuando regresó a Barcelona para sustituir a un Ronald Koeman destituido, Xavi lo manifestó reiteradamente: había que recuperar sí o sí la presión alta para vivir instalado en campo contrario. De hecho, el egarense ya llevaba meses analizando desde Catar todas las carencias del equipo. "Creemos que la mejor manera de ganar es jugar bien. Todas son respetables, pero queremos jugar alegres, al ataque, sin especular, haciendo presión alta y con posesión", dijo Xavi el día de su presentación. 

El equipo de Koeman se mostraba incapaz de dominar los partidos. Dejaba espacios entre líneas y merodeaba en el vacío existente entre el presionar de verdad y el esperar atrás bien colocado. Xavi tenía claro que su equipo debía ser protagonista. Y eso pasaba por tener el cuero el mayor tiempo posible. Es decir, por presionar sin balón. Ello requería cambiar el ritmo cada vez que había una pérdida. Hasta ahí todo bien, pero la plantilla llevaba varios años desacostumbrada a ciertos esfuerzos necesarios para gozar de un tono físico óptimo. Como dijo Zidane, se juega como se entrena.

La (única) parte positiva de no tener a Messi

Con el paso del tiempo, Messi fue abandonando la faceta defensiva para centrarse en decidir los partidos cada vez que participaba. Todos los entrenadores querrían tener a Leo en sus filas pero si hay algún aspecto positivo en su ausencia seguramente sea la posibilidad de intentar presionar alto sin fisuras, pues dicho atrevimiento solo resulta exitoso si todos los jugadores se aplican al máximo. Y Xavi no ha dejado pasar su oportunidad.

El Barça se llevó los tres puntos de La Cerámica.  FC BARCELONA
El Barça se llevó los tres puntos de La Cerámica. FC BARCELONA

En Villarreal, un robo de Kounde en la zona de tres cuartos originó la combinación letal entre Lewandowski y Pedri. "Trabajamos siempre la presión alta y estamos sacando mucho provecho. La victoria viene de ahí", dijo el egarense. "El primer defensor es Robert y si da la intensidad para presionar alto, la dan todos", añadió orgulloso.

De la misma forma han llegado otros varios goles del Barça en lo que va de 2023. Sin ir más lejos, las dos primeras dianas en la final de la Supercopa de España contra el Real Madrid fueron robos en campo contrario y finalización rápida. Contra el Getafe, Christensen cortó en territorio rival y Raphinha puso el gol en bandeja a Pedri.

Messi, en acción durante la final de Champions de 2009.  GETTY
Messi, en acción durante la final de Champions de 2009. GETTY

La fase dos del Barça de Pep ya no es solo voluntad y atrevimiento

Aunque el libro de estilo de Xavi pasa por el fútbol de posesión, la realidad es que su equipo está sacando más rédito de la presión alta y de las transiciones rápidas. En el Benito Villamarín, por ejemplo, una eléctrica cabalgada de Balde permitió el 0-1 de Raphinha. Este Barça hinca mucho más el diente cuando el rival está desorganizado que a través del fútbol control al que aspira el excapitán azulgrana. A base de transiciones y recuperaciones altas, el líder encuentra oro. Sufre, en cambio, cuando se mide a rivales que regalan el cuero y se encierran atrás.

El equipo de Guardiola hizo historia gracias a la magia de Messi. Pero empezó a caminar con la intensidad y el hambre por robar en campo contrario por bandera. Xavi ha utilizado la misma receta para despertar a su Barça, aunque no cuenta con un joker como el argentino para decantar la balanza. Ese puede ser un potencial problema en fase tres o cuatro, pero el proyecto del egarense aún vive en la fase uno, ya que no ha crecido tanto como para mirar de tú a tú a los grandes de Europa. En cualquier caso, los azulgranas han demostrado que solo con actitud, valentía y sacrificio ya se pueden lograr muchas cosas. Entre ellas, amanecer este lunes a 11 puntos del Real Madrid.