Pocos se podían imaginar en Barcelona y en Madrid la explosión del Barça de Hansi Flick. El germano ha necesitado tan solo 110 días para cambiar la cara del equipo. Detrás de este lavado de imagen se esconde un trabajo sólido y consistente del técnico y todo su cuerpo técnico. El de Heidelberg ha conseguido que la gente vuelva a creer en el equipo. La ilusión invade el barcelonismo nuevamente.
El Barça cerró la semana de la prueba del algodón, la que confirmó que este equipo está y aspira a todo. Sin miedo a decirlo y escribirlo. Porque así lo han demostrado y se lo han ganado Flick y los jugadores. En el vestuario hay euforia, pero son prudentes. El entrenador no quiere que nadie se relaje, pero dile tú ahora a un culé que este equipo no tiene nivel ni aptitudes para pelear por los títulos con lo que está demostrando.
La semana perfecta se cerró goleando al eterno rival, al Real Madrid, en su estadio, en el Santiago Bernabéu, el que fuera jardín de Leo Messi y ahora lo es de un Lamine Yamal que, como en su día hizo el mejor futbolista de todos los tiempos, señaló su nombre y su dorsal para estampar su firma en el Clásico. Como en la época de Pep Guardiola y el mejor Barça de la historia, los blaugranas volvieron a conquistar el coliseo madridista.
Tres días antes, el Barça superó al Bayern. ¡Y de qué manera le batió! Siendo superior a los bávaros a partir del minuto 20. La bestia negra del Barça en Europa durante los últimos años sucumbió a la excelencia del equipo de Flick. Llevaba seis partidos consecutivos perdiendo ante los muniqueses y los últimos cuatro, sin marcar. El choque del miércoles fue la muestra de la mejora del equipo y la ascendencia de Flick. Un golpe encima de la mesa. ¿Qué dirán ahora aquellos que aseguraban que el Barça aún no se había enfrentado a rivales de máxima entidad para calibrar su nivel real?
Toca disfrutar del momento, porque al Barça le ha costado horrores recuperar la credibilidad. La Liga y Supercopa que ganó Xavi Hernández, que por cierto hizo también un muy buen trabajo, fue un primer paso. Y ahora el Barça lo está haciendo con gente de casa, La Masia que tanto ha ensalzado Flick. 'Los niños' han tirado la puerta abajo para demostrar que este Barça ha vuelto. Y se puede decir sin miedo a equivocarse. Porque ya es una realidad. Si a eso le unimos el nivel de los jugadores más veteranos como Lewandowski, Raphinha, Iñigo Martínez o Koundé, el cóctel es explosivo.
12 victorias en 14 partidos. 47 goles a favor -37 en Liga y 10 en Champions- y una media de 3,3 goles por encuentro. Unos números de campeón. Flick ha conseguido que la gente tenga ganas de ir a Montjuïc, que hasta el momento está registrando una afluencia superior al curso pasado, que se sienta orgullosa de su equipo, con una idea de juego muy clara y definida. Los culés tienen ganas de ver a su Barça y esperan con los brazos abiertos los partidos. Todo son buenas noticias en Can Barça, y eso no es nada sencillo en un club que mueve y genera tanto, y con un entorno más bien tóxico. El Barça es líder con seis puntos de ventaja sobre el Real Madrid y marca el camino en Europa. Algo impensable hace tres meses.
