Oli, el '9' del Oviedo que no se perdía un partido en el Tartiere con su abuelo y ahora sueña con el ascenso: "El siglo XXI ha sido un calvario"

Oliverio Álvarez (Oviedo, 1972), también conocido como 'Oli', es una leyenda de nuestro fútbol que perforó las porterías de sus rivales en los años 90' hasta que en 2006 puso fin a su carrera futbolística. Creció y debutó en el Oviedo, equipo que vio ascender desde la grada en 1988 acompañado de su abuelo. Años después, cumplió su sueño de debutar con su Oviedo y se convirtió en capitán y leyenda.

No todo en la vida sale como uno desea y tras dos temporadas de impagos por parte del club, su salida del conjunto carbayón fue por la puerta de atrás. En 2003 recaló en el Cádiz donde vivió unas temporadas magníficas. Fue el héroe de la promoción del conjunto gaditano a Primera en 2005 con un gol en el campo del Xerez. "Es como si marcase el gol del ascenso con el Oviedo contra el Sporting en El Molinón", explica Oli a Relevo, donde se ha abierto y ha explicado que supone para los asturianos volver a la máxima categoría 23 años después y lo duro que es denunciar al club de su vida.

Espectacular, aunque ya va cumpliendo años y se le nota. Tiene 74. Ahora hace conciertos un poco más pausados, pero la banda que le acompaña es increíble. Todo el Civitas Metropolitano estaba a reventar y es entretenido. El año pasado lo vi en Montjuic y hace 30 años en El Molinón y fue una locura porque corría por el escenario, se ponía de rodillas y es muy divertido.

Bueno, soy más de El último de la fila, de Manolo García. Y lo he visto en directo unas 30 veces. Empecé con ellos y bueno también me gusta Bruce Springsteen, U2 y este estilo de música.

Estuve cuatro años en un club muy familiar como es el Marino de Luanco y quería desconectar. Trabajé muy a gusto allí, pero consideré que esa etapa se había acabado para mí y decidí descansar un poco.

Mira, el año de la pandemia para mi fue duro. Estaba acostumbrado a los partidos calientes con público y fue todo muy raro también para entrenar por los protocolos con clubes humildes y ese año como míster con el Covid me desgastó bastante y decidí parar.

Sí, en su día fui colaborando con la radio y Canal Sur. Además, un verano hablé con Heri Frade, periodista de la Cope, que es asturiano y me surgió la posibilidad de participar en Tiempo de Juego, en los partidos de Primera División de Cádiz y Betis. También conocía a Paco González y allí hay mucha gente de Asturias como Juanma Castaño. Le he cogido el gusto de estar de comentarista con ellos. Estoy encantado con ellos. Además, sigo en Canal Sur haciendo cosas de Betis, Cádiz y también Málaga, Almería y Granada que tengo muchos amigos por ahí.

Claro. Sí, sí veo todos los partidos como los de Cádiz y Betis. Si alguno me coincide intento verlo repetido o un resumen completo.

Vi al Oviedo muy bien y tiene la eliminatoria de su lado. Sobre todo en la segunda parte que tuvo un momento noqueado al Espanyol y fue una pena el gol anulado porque hubiera dejado medio sentenciado el ascenso. Con el 1-0 está todo bastante abierto, aunque para mí el favorito es el Oviedo porque llega mejor. Veo al Espanyol un poco nervioso, acelerado, como contra el Sporting con aquella entrada a destiempo de Omar que le costó la roja directa. Noto que el Oviedo llega con bastantes más puntos de ilusión, por todo el entorno: afición, jugadores, club… Y me da la sensación que el Espanyol está con exceso de presión porque tiene el presupuesto más alto de la categoría.

Claro… El club y la afición daba por bueno entrar a playoff y más por cómo empezó el equipo la temporada en los últimos puestos. La gente quería volver a vivir la ilusión de estos partidos. Para mí fue un paso adelante para el club aquel ascenso a Segunda División ante el Cádiz, ahí el club empezó a remontar la mala situación y gracias al grupo Carso que lo sanó económicamente. Toda la presión es para el Espanyol que estaba enfocado en conseguir el ascenso a Primera.

El siglo XXI para el Oviedo ha sido un calvario, no tan solo a nivel de club sino personales, como las pérdidas de Peter Dubovsky, que este domingo 23 de junio hará 24 años que falleció, Arnau o Pelayo. Todo fue para abajo y ya no solo en lo deportivo. Ha sido una travesía muy dura para los aficionados. Volver a Primera para el Oviedo es un alivio y una novedad para todos los jóvenes, que sueñan con verlo en LaLiga. Vivir un ascenso es algo imborrable y lo pueden recordar toda la vida. Me alegraría mucho por la gente joven.

Oviedo es una locura. Se basa en un optimismo enorme en el equipo. Desde que se entró a playoff gracias al gol del Villarreal B al Racing. A partir de ahí la gente ya celebraba y además se hablaba de que el sexto clasificado suelen subir. Luego hay que tener en cuenta que el aficionado del Oviedo es muy joven y es una generación que nunca ha visto al Oviedo en Primera División y en las imágenes se ve que la media de aficionados del ovetense ha bajado muchísimo. El público tiene hambre e ilusión por ver a su equipo en lo más alto. Y ya no solo al Oviedo, sino a las grandes figuras del fútbol en el Carlos Tartiere. Los chicos de 20 años no han visto jugar aquí a Messi, Cristiano, Benzema o Joaquín y ahora tendrán la ilusión de ver en su estadio a Mbappé.

Creo que van a empatar. El Oviedo está defendiendo muy bien en el playoff. Aún no han encajado ningún gol. Veo un resultado corto, pero apostaría por un 0-0. Leo Román es el mejor portero que ha tenido el Oviedo desde la época de Esteban y si sigue con esa concentración defensiva lo veo muy bien. Además, si pudiéramos tener la suerte de contar con Santi Cazorla, aunque sean 15 o 20 minutos, sería importante. Me gustaría felicitar a todos, sobre todo a Carrión que está haciendo una labor extraordinaria y reconocer que el grupo Pachuca está haciendo las cosas muy bien, ya que son gente de fútbol y se nota por la gestión.

Iba de la mano de mi abuelo. Desde bien pequeño iba con él al Carlos Tartiere. Todos los domingos estábamos ahí. Y me acuerdo que viví un gol clave de Carlos Muñoz justo detrás de la portería y aquel ascenso que se consiguió en campo del Mallorca fue la celebración más grande que ha habido en la historia del Oviedo. La ciudad estaba bloqueada por completo, del aeropuerto hasta la ciudad el autobús iba muy despacio, rodeado de motos y aquello fue una locura. Junto a la eliminatoria en 1991 de Europa ante el Génova fueron los dos días más espectaculares en Oviedo.

Seguramente, porque la gente joven aquel ambiente del 1988 no lo vivió y no sé si superará aquello pero se acercará a ese ambiente seguro. En este siglo ha cambiado todo, no solo el fútbol, sino la sociedad entera y la forma de celebrar. Antes eran más durante el día y ahora también, pero sobre todo de noche. Para mí ha ido muy rápido, aunque para el Oviedo no tanto porque el ascenso a Primera está durando más de lo esperado.

Pasé en seis meses de jugar un partido en Tercera División con el Universidad de Oviedo, donde no tenía sueldo, a debutar con el Oviedo y jugando en la delantera con todo un campeón de Europa con el Steaua de Bucarest como Marius Lacatus, ya te puedes imaginar qué tipo de cambio fue aquello. Un 10 de enero debuté contra el Albacete, que tenía a Santi Dénia en la defensa, porque Carlos Muñoz estaba lesionado. Para mí aquello fue algo que no me lo podía imaginar. Con el filial fue todo rodado para que Irureta me hiciera debutar. Además, soy del centro de Oviedo, me crie jugando con mi hermano en las calles poniendo dos chaquetas en la acera y ahí empecé a darle patadas a un balón y pude cumplir el sueño de cualquier ovetense.

En el Betis teníamos un equipazo aquella temporada, pero descendimos y mi continuidad en mi primera etapa en el Oviedo fue con Radomir Antic, sabía que lo iba a volver a hacer y que me haría sentir importante y así fue. La decisión fue fácil porque era volver a casa y en Primera División. En aquel Oviedo había bastantes asturianos y era una mezcla de unos cuantos veteranos y los jóvenes que formamos un buen grupo en el vestuario. A partir de enero todo se empezó a torcer con la llegada del delantero inglés Stan Collymore y la grave lesión del 'Chino' Losada, que hacíamos buena dupla en la delantera, todo fue para abajo.

Aquella temporada bajamos a Segunda solo pisando puestos de descenso en la última jornada, pero son ciclos del fútbol. Ahora el Málaga también está pasando por una mala racha con problemas económicos, como el Deportivo le ha costado mucho volver a la categoría de plata o el Zaragoza que no consigue volver a Primera. Son etapas de los clubes y si no se hacen bien las cosas se pagan estas consecuencias. Tampoco van a estar siempre los mismos en LaLiga, sino sería aburrido. La vuelta a la máxima categoría es la que se ha hecho más larga. 23 años son muchos para con un club como el Oviedo.

Los impagos vienen de más atrás. En junio de 2003 se hace la denuncia y era una situación límite. No había soluciones por ninguna parte, ni llegaron. La responsabilidad en lo deportivo del descenso era nuestra, pero la gestión económica era de los dirigentes. Ese año pasó eso, pero la temporada anterior nos salvamos al final y tampoco habíamos cobrado. Las denuncias que no hubo se salvaron gracias a un crédito que llegó de un acuerdo de patrocinio con el Principado de Asturias. En 2002 ya se había repetido lo mismo, pero se salvó sobre la campana.

El problema venía de atrás y en ese año el Oviedo no pagaba a nadie, ni a empleados, ni la luz, ni nada. En nueve años el club traspasó a Jokanovic, César, Ivan Ania, a mí y alguno más que ahora no me viene a la cabeza, pero te pones a hacer cálculos de esos traspasos y la gestión de esos ingresos es culpa de la directiva. Yo habré fallado goles, penaltis, pero puse todo de mi parte en lo deportivo, pero en lo económico ellos no pusieron todo.

Claro, como no va a ser difícil. Era algo impensable. En mi vuelta del Betis tuve que ir al juzgado de lo social para cobrar mi ficha y ahí no denuncié. Desde que volví no cobré normal. Fue duro, pero si cualquier trabajador tiene problemas con su empresa, que hace horas y horas y no cumplen con el sueldo imagino que lo van a reclamar en el juzgado o donde sea. En lo emocional fue complicado, pero no había solución por parte de nadie.

En el fútbol, como en la vida, las cosas van sucediendo y no todo sale como uno desea. Hoy estás aquí y otro día en cualquier sitio. Lógicamente no me esperaba que mi etapa en Oviedo acabara así, pero lo que tenía que hacer es vivir el día a día y tuve que buscar mi sitio en otro lugar. La mejor decisión que tomé fue ir a Cádiz. Allí me salió todo redondo desde el día que llegué hasta que me fui.

Más allá de lo deportivo, en Cádiz tengo mi segunda familia. Todo el mundo te tiene respeto, afecto y agradecimiento. No tengo palabras para describir lo que es Cádiz. Tengo el móvil lleno de mensajes porque se cumplen 19 años del ascenso a Primera en campo del Jerez con un gol mío. Es como si hubiera marcado el gol del ascenso con el Oviedo ante el Sporting en El Molinón. Cada año todo el mundo de allí me lo recuerda y ya ha pasado tiempo. En Cádiz caí de pie. Además, viví 14 años allí y me siento muy a gusto.