REAL OVIEDO

Carlos Muñoz y la herida abierta de no ir al Mundial 94: "Me dolió más incluso lo que Clemente le contestó a un periodista… encima cachondeo"

El exdelantero recuerda su enfrentamiento con el exseleccionador y la "amarga salida" que puso fin a sus mejores días en el Oviedo.

Carlos Muñoz, en una imagen de archivo. /
Carlos Muñoz, en una imagen de archivo.
Mario Ornat

Mario Ornat

En el día de su debut en Segunda División con el Barcelona Atlético, en febrero de 1984, Carlos Muñoz hizo dos goles y forzó un penalti... precisamente contra el Oviedo: una actuación premonitoria, aunque en sentido inverso, contra el que sería el equipo de su vida. Cuatro temporadas más tarde saldría cedido desde Can Barça al Tartiere: allí contribuyó con 25 tantos al ascenso a Primera División del equipo de Vicente Miera, sólo un año después de haber sido rescatado de Segunda B por la ampliación del campeonato. Pero al año siguiente, el Barcelona traspasó a Carlos al Atlético.

Carlos Muñoz, delantero del Oviedo.
Carlos Muñoz, delantero del Oviedo.

En esta segunda parte de su charla con Relevo, aquí la primera, Carlos recuerda su paso por el club rojiblanco. Y cómo el deseo de volver a Oviedo provocó un choque con Javier Clemente que derivaría, años más tarde, en su exclusión de la lista para la Copa del Mundo de EEUU 94: sólo jugó seis partidos, con seis goles, en los días de Luis Suárez como técnico nacional. Esas amarguras se mezclaron con los mejores años de su vida deportiva como ariete carbayón (siete temporadas, 133 dianas) y el epílogo en México. Habla el embajador del Oviedo: el hombre a quien el Carlos Tartiere le pidió un día su regreso a gritos cuando jugaba con un rival.

¿Cómo recuerdas la visita de aquella temporada 88/89 del Atlético al Tartiere y lo que ocurrió con la grada?

En el Atlético aquel fue un año complicado, pero no porque yo estuviera mal. Estaba muy contento, los jugadores me querían, la dirección deportiva también. Pero yo no me sentía importante. Y tengo un carácter que, si me siento importante, doy más que si noto que soy uno más. En esas el Oviedo seguía ahí: pum, pum, que te vengas, que tienes que venirte. Y el día que fuimos con el Atlético a jugar a Oviedo se me quedó marcado en el corazón aquello del "¡Carlos, te quiere, la gente del Tartiere!". Mis compañeros me decían, me decía Futre: "Pero Carlos, ¿qué coño has hecho aquí que no has hecho en el Atlético de Madrid?". Le dije pues no sé, meter goles, supongo. Y es que ese año yo salía en el Atlético y la ocasión más clara del mundo la fallaba. Era una cosa anormal.

¿Cuánto tuvo que ver ese recibimiento entusiasta con lo que iba a ocurrir unos meses después con Javier Clemente?

Cuando Clemente llegó al Atlético de Madrid me dijo que quería quedarse conmigo en el equipo. Que no pasaba nada con lo que había ocurrido durante el año y que él contaba conmigo. Pero yo provoco, insisto, insisto e insisto y provoco... que no me quiero quedar, que me quiero ir, que me quiero ir... Y al final me fui. Cerezo incluso me decía: "Pero, Carlos, ¿dónde te vas a ir?, ¿dónde vas a estar mejor aquí?". Y dije: que no, que me voy, me voy, me voy... y me fui. Luego lo pagué, pero bueno.

Carlos recuerda su regreso al Tartiere con el Atlético.

Por un lado llegaste por fin al Oviedo, a la parte más importante de tu carrera, pero por el otro ese enfrentamiento con Clemente iba a tener enormes consecuencias en tu vida deportiva.

Lo pagué muy caro. Por el ego de una persona, tal vez. Creo que fue: tú no has querido estar conmigo, pues ahora yo no quiero estar contigo. Siempre digo que (Javier Clemente, seleccionador entre 1992 y 1998) fue el culpable de que yo no jugara un Mundial, que no fuera campeón del Mundo ni máximo goleador de un Mundial (sonríe para subrayar la ironía del comentario). Oye, yo creo que podría haberlo sido, pero por desgracia no fue. Eso lo voy a llevar siempre dentro.

Te quedaste fuera del Mundial de 1994 cuando eras el máximo goleador español.

El del fallo de Salinas, que se quedó solo delante del portero y nos descalificaron (contra Italia, en cuartos de final). Ese año estuve luchando hasta que quedaban cinco jornadas por el trofeo de máximo goleador con Romario y otros, pero yo fui el máximo goleador nacional con 21 goles. Que además, jugando en el Oviedo, creo que era una cifra muy considerable.

En el momento de la entrevista, la memoria de Carlos mezcla datos de los muchísimos goles anotados a lo largo de su carrera: los registros le dan 20 tantos ese año. Pero su condición de máximo realizador español en la temporada previa al Mundial fue tal y como la cuenta: quedó en la lista de mejores anotadores de la Liga por detrás de Romario (30), Davor Suker (24) y Meho Kodro (23). Los siguientes españoles fueron Julen Guerrero (18), quien sí fue convocado para Estados Unidos 94, y Ziganda (17). La lista de jugadores de ataque —algunos no puramente delanteros— en aquella Copa del Mundo la conformaron Felipe Miñambres, Juanele, Julio Salinas, Luis Enrique, Julen Guerrero, Jose Mari Bakero, Txiki Begiristain y Jon Andoni Goikoetxea. 

Carlos, con España, en un partido amistoso contra Brasil.  Puche
Carlos, con España, en un partido amistoso contra Brasil. Puche

¿Cuánto tardó en cerrar esa herida... si lo hizo?

Mucho. Soy el único máximo goleador de su país en la historia que no va a un Mundial. El día que iba a dar la lista Clemente había dudas, se hablaba que no sé qué, que no sé cuánto. Y me acuerdo que me subí aquí en Oviedo al Cristo que hay en el Naranco. Cogí el coche, llegué hasta un aparcamiento que hay ahí y el resto lo subí andando hasta el Cristo. Sabía que iban a dar los nombres de quiénes iban a ir al Mundial y no quería estar pendiente escuchándolo. Así que dije: a ver si cuando bajo, alguien me dice felicidades o algo, ¿sabes? Estuve allí arriba como una hora o más y ya, cuando sabía que había pasado la hora del anuncio, que era a las doce o así, bajé. Cuando vi que no me saludaba nadie dije: malo. Y al ver la lista pues... me llevé uno de los mayores disgustos en el fútbol de toda mi vida.

"Clemente me dijo al llegar al Atlético que contaba conmigo, pero yo provoqué e insistí que no, que me iba, que no quería, que me voy, que me voy, que me voy... y me fui. Luego lo pagué muy caro"

Carlos Muñoz Ex futbolista

Con tu carácter, ¿qué se te pasó en ese momento por la cabeza?

Sobre todo, pensé en Clemente. Pensé en él y no te puedo decir lo que pensé. No puedo decir lo que hubiera hecho en ese momento ni lo que habría dicho. Pero luego me dolió todavía mucho más la declaración que hizo. Que yo no fuera al Mundial tampoco fue una gran noticia deportiva, que se hablara mucho entre periodistas, en el Marca, etc., como cuando no fue Raúl, ¿no? Me dolió mucho cuando un periodista le preguntó: "Bueno, ¿y Carlos? El máximo goleador español...". Y él contestó: "Carlos estaba entre los 24... y solamente puedo llevar a 23". Eso todavía me dolió más. Encima cachondeo. Pero bueno, luego lo he visto alguna vez por ahí y tampoco he querido hablarle ni decirle. Es lo que hay.

Así supo el mejor goleador español que no iba al Mundial de EEUU.

Te habías ganado ese puesto en el Oviedo, donde diste tu mejor versión. ¿Supiste siempre que era tu lugar en el mundo?

Bueno... el día que fui para firmar con mi hermano, me acuerdo que era muy tarde cuando llegué del aeropuerto. Me llevaron al club y allí estuvimos un rato hablando y me dijeron: "Bueno, vete a cenar, márchate al hotel y mañana por la mañana venimos, firmamos el contrato y todo y lo hacemos oficial". Y recuerdo que Enrique Casas, que era el director deportivo, dijo: "No, no, este no se va de aquí sin firmar". Le decían, hombre, que es muy tarde, ya firmará mañana, no te preocupes. Y él: no, no, que se vaya firmado. Así que dije: estamos aquí, vamos a firmar y ya está. Y resulta que luego llego al hotel, llamo por teléfono a mi casa y me dice mi madre: "Que llames a este teléfono, que quieren hablar contigo". Llamé, hola que soy Carlos y tal... y me dicen: "No firmes mañana, ¿eh? Tú no firmes, coge el avión y vente para Valencia". Y les digo: ¡pero si ya he firmado! "Madre mía, pues nada, entonces nada, hasta luego".

¿Te llamó el Valencia esa misma noche?

Si no hubiera firmado me podía haber ido al Valencia. Había llegado a Oviedo, era un día triste, lloviendo. Y dije, uf... Y sin embargo ya ves, gracias a Dios me quedé. Caí de pie aquí, se me trató y se me trata de maravilla. Fueron años buenísimos con el Oviedo, con un equipo que estuvo 16 meses sin perder en casa. Ascendimos, jugamos en Primera División, yo metí goles. No sé. A día de hoy me siento aún halagado, cuando voy por la calle, todo... Hasta el día que me marché fue todo maravilloso.

Pero el final de esos años maravillosos tampoco fue redondo.

Tuve que marcharme. Hubo circunstancias del cambio a sociedades anónimas, hubo ahí una pelea de contratos y tonterías y me fui para México. La despedida me dolió muchísimo, fue muy amarga, muy amarga. Creo que no era la forma después de los años que habíamos vivido juntos. Cómo provocaron que me fuera no era la forma. Hubo circunstancias que no me gustaron. Cuando me dijeron que querían que hiciéramos la despedida en un partido con el Vetusta fue como si me clavaran un puñal en el corazón. Si me hubieran dicho que no hacíamos nada pues ya estaba. Pero eso... Fui a mi casa y le dije a mi mujer que no iba a ir a hacer el saque de honor en el partido con el filial: no me sentía identificado, no me sentía... Y ella me dijo: "¿Y la gente que pueda ir a ver el partido y que te vea ahí?". Y dije: tienes toda la razón del mundo. Yo me voy con la cabeza alta y si alguien tiene que agacharla que la agachen ellos. Y lo hice. Fui e hice el saque de honor.

"Mi salida del Oviedo fue muy amarga, la despedida me dolió muchísimo: cuando me dijeron que iba a ser con el saque de honor en un partido del Vetusta, fue como si me clavaran un puñal en el corazón"

Carlos Muñoz Ex futbolista

Una vez más, un conflicto que abrió otra puerta inesperada: la de México, que fueron unos años excelentes para ti.

Me fui con muchísimo disgusto. Siempre había querido acabar mi carrera deportiva en el Oviedo. Tenía 36 años cuando fui a México y yo decía: un fútbol nuevo, a ver qué pasa, 36 años, la gente va a pensar que vengo aquí a dormirme... No era como ahora, que los veteranos se van a Arabia a jugar o a Estados Unidos. En aquellos años fueron a México Butragueño, Michel, Martín Vázquez, estuve yo, fue Bango... Y llegué allí diciendo: bueno, voy a por todas, a trabajar como un jabato, como si tuviera 20 años, y a dedicarme a lo mío que es el fútbol.

¿Cómo eran el Puebla y el fútbol mexicano esos años?

Llegamos a un equipo magnífico, los compañeros, todo... Pero el gobernador puso a otro dueño en el club y cambiaron la camiseta: el Puebla vestía de blanco con una raya azul, pero entró un árabe que tenía muchos hoteles (se refiere a los hermanos Abed, que compraron el club en 1995 e introdujeron esos controvertidos cambios) y cambió la franja azul por otra naranja. Se les llamaba Los ejecutivos de la franja. La gente no iba al campo. Me acuerdo que el primer partido que jugué en casa, en mi debut, había 400 o 500 personas en un estadio para 55.000. Tuvimos la suerte de que el equipo se juntó bien, había buenos futbolistas, y conseguimos hacer una temporada impresionante y al final en el campo se metían 30.000 o 40.000 personas. Jugamos la liguilla, nos eliminaron en semifinales y ahí estuve dos años de maravilla.

Habías llegado decepcionado y dejaste huella.

El año siguiente vinieron Paquete Higuera y Miguel Pardeza, éramos los tres extranjeros. Los tres españolitos ahí... pero la verdad es que nos trataron muy bien. Me dieron muchísimo cariño. Nunca tuve un problema ni en Puebla ni en México. A mí y a mi familia nos trataron fenomenal. Me siento muy orgulloso de esos años. De haber ido allí a pesar de cómo fueron las circunstancias. Luego me dieron la oportunidad de entrenar a los sub 20. Para mí Puebla es mi segunda casa.

A la vuelta a Oviedo, el club entró en problemas serios y acabó en Tercera División. ¿Cómo viviste el cisma por la creación de un nuevo club en la ciudad?

A ver si lo puedo resumir. Yo estaba trabajando en el ayuntamiento cuando el Oviedo bajó a Segunda B, por desgracia. Fue un año bastante difícil. Trabajaba en el ayuntamiento y el ayuntamiento, a través de Gabino de Lorenzo, que era el alcalde, quisieron fundar otro club, que se llamaba el Astur, aparte del Oviedo. Porque el Oviedo se moría, ya lo daban por muerto. Tuve reuniones ahí, porque trabajaba en el Palacio de los Deportes en la coordinación de las escuelas deportivas. Y me dicen que tenía que salir ahí en una pancarta en los autobuses con un carnet del Astur. Y yo dije que no. Que yo no mataba al Oviedo ni mucho menos mataba mi historia. Si se moría el Oviedo, moría mi historia. Tardaron 15 días en echarme del ayuntamiento.

El ex futbolista recuerda cuando se negó a apoyar el nuevo club creado en Oviedo.

El Oviedo renació tras doce temporadas durísimas, es de propiedad mexicana y Carlos ejerce como embajador del club desde 2022.

Pasamos un año y pico muy difícil: no había ni agua caliente ni fría, tenían que poner generadores. Pero bueno, gracias a la afición y a todo lo que se hizo... Luego se metió Slim que le dio un auge importante a nivel mundial: equipos, jugadores de México, de Madrid, de Barcelona, cantantes, invirtieron para que el equipo no se perdiera. Se hicieron más socios que cuando estaba en Primera División, fue una locura. Estuvimos unos años ahí, entre Tercera, Segunda B, dos años fastidiados, Segunda A... Y bueno, cuando entró Slim, ese cariño y la aportación que hicieron no se puede obviar, pero deportivamente no acabábamos de estar bien. Vendieron las acciones al Grupo Pachuca y, cuando éstos llegaron, me acuerdo que mi mujer me dijo: "Carlos, ya no entras en el Oviedo en tu vida". Porque yo firmé en Pachuca, estuve un mes y medio entrenando y me fui, los dejé tirados... Pero bueno, Jesús y Martín, que ahora está de presidente (se refiere a Jesús Martínez, presidente del Grupo Pachuca y máximo accionista del Oviedo, y Martín Peláez, quien preside el club), reconocieron que yo lo hice por lo que lo hice. Vieron que fui leal con ellos y saben lo que yo represento en Oviedo. Y me dijeron que querían que estuviera. Iba a entrar de ayudante de Álvaro Cervera, pero Álvaro dijo que no me quería ahí, que no quería ningún segundo, y al final me nombraron embajador del Oviedo y llevo casi tres años.

Carlos Muñoz, hace unos años, en un acto del Real Oviedo.  Mario Rojas
Carlos Muñoz, hace unos años, en un acto del Real Oviedo. Mario Rojas

El Oviedo parece asentado por el lado institucional y, en lo deportivo, lleva dos años merodeando el ascenso.

La verdad es que es un grupo fenomenal. Y, sobre todo, lo bueno que tienen es que se han rodeado de gente importante. Te dejan trabajar, todo bien coordinado. Creo que estamos haciendo un buen camino para que, cuando lleguemos ahí, estemos bien organizados. No que lleguemos y digamos: ahora qué hacemos aquí. No, vamos pasito a pasito y creo que lo vamos a conseguir. A nivel social, no te cuento: ves a 40 niños por la calle y 35 van con la camiseta del Oviedo. La afición se vuelca. Tenemos el mayor auge de socios de la historia. Sólo falta concretar el ascenso.

Como se decía en el Barcelona de tus tiempos: ¿Este año, sí?

Tenemos buenos jugadores, estamos bien, pero la Segunda División es muy complicada. Fíjate con el Córdoba, que nos ganan. Y luego con el Almería, que es para mí la mejor plantilla de la categoría, les dimos un meneo y no ganamos. Damos la sensación de que somos un equipo importante. Que vamos a estar, fijo, pero luego las circunstancias... Hay diez equipos, todos apretados en tres puntos, un punto. El año pasado ya estuvimos ahí y se nos escapó por pequeños detalles. Queda mucho todavía, pero creo que este año lo vamos a conseguir. Y cuando lo consigamos, lo bueno es que vamos a estar firmes. El trabajo está hecho para poder mantenernos y hacer un equipo del que nos sintamos orgullosos todos.