Carmelo, un símbolo del fútbol de bigote y sin pelo: "No hay hoy un tío calvo jugando al fútbol"
'El Beckenbauer de la Bahía' recuerda sus años en el fútbol, junto a Kiko o Mágico González, desde su puesto de concejal de Fomento Empresa y Autónomos, y de la Plaza de Toros de El Puerto de Santa María.

Carmelo Navarro (Murcia, 1959) es uno de los jugadores más icónicos de la historia del fútbol español y especialmente de la historia del Cádiz CF. Bien por su estética, con bigote y calvo, alejado de la actual realidad, aunque el mostacho parece resurgir. O bien por su apodo, 'el Beckenbauer de la Bahía', sobrenombre que le colocó Michael Robinson. Lo cierto es que de Carmelo se siguen acordándose, se siguen sacando fotos y le siguen diciendo 'el Beckenbauer de la Bahía'.
Desde la tranquilidad de ver a su hijo al frente del negocio familiar y con la responsabilidad de estar al frente del área de Fomento Empresa y Autónomos y de la Plaza de Toros del ayuntamiento de El Puerto de Santa María, no está inquieto con la situación de su Cádiz porque "todavía se está adaptando a la Segunda división que es muy complicada. Está aterrizando, pero yo soy muy optimista porque creo que el Cádiz tiene un buen equipo para luchar por el ascenso este año", asegura. Carmelo es el jugador de la historia del club con más partidos en Primera División, con una cifra de 223 encuentros.
¿Qué diagnóstico hace como cadista y como ex futbolista de la situación del Cádiz ahora mismo?
No es una situación nada fácil. Hace poco hablé con un conocido mío y le decía que con dos partidos seguidos ganando el Cádiz se metía ahí arriba. Yo veo que ha fallado mucho. Si hubiera retenido algún puntito en casa, que ha perdido puntos que no debería haber perdido, fuera no anda mal, salvo algún traspié que no sabemos el porqué porque el Cádiz tiene un buen equipo.
Desde fuera parece que hay buena plantilla...
Sí, hay buena plantilla. Yo creo que el Cádiz no debe de tener problemas para estar en la fase de ascenso. En cuanto le coja el aire a la categoría, que repito, es muy complicado. Todos los descensos son difíciles de asumir y de digerir. Tienes que cambiar el chip, el fútbol es completamente diferente y una vez que te acostumbras… y todavía es que estamos empezando. El Cádiz coge una racha buena y el equipo se mete arriba en ascenso sin problema ninguno. Y una vez que te metes ya ahí, ya ves la Segunda división de manera diferente.

Veo que no te has podido desligar del apodo que te ha acompañado en tu carrera. ¿De dónde viene lo de 'Beckenbauer de la Bahía'?
Ya es consustancial con mi persona. Además, hace poco fui a ver una ganadería y estábamos ahí en el pueblo del Algar y después de 40 años, todavía me resulta extraño, porque yo no he sido un futbolista famoso, todavía la gente sigue haciéndose fotos conmigo. Michael Robinson fue el que me bautizó. La verdad que le tenía mucho cariño a Cádiz, al Cádiz y a mí también personalmente. Me imagino que sería de verme jugar. Era cuando empezaba la Primera División en Canal Plus, y entonces me bautizó con ese nombre, el Beckenbauer de la Bahía. Luego el Yuyu (un reconocido compositor del Carnaval de Cádiz) le puso a Franz (Beckenbauer) el nombre de 'Carmelo de Baviera', y ahí estamos los dos. Nada más que quedo yo, porque el Carmelo de Baviera ya falleció, por desgracia.
¿Llegó a preguntarle a Michael por qué le gustaba tanto el Cádiz?
No, y mira que he estado a veces con él, pero muchas veces. Los dos años que estuve en Canal Plus la verdad que coincidía muy a menudo con él. Hemos pasado ratos magníficos y me lo he pasado muy bien con él, he aprendido mucho, porque era una persona sensacional. La verdad que nunca me dio por preguntarle, pero no sé por qué. Yo no sé lo que encontró aquí en la Tacita de Plata, el cariño que siempre se le ha demostrado, lo bien que lo han tratado, y bueno, yo creo que eso también influye.
Era un tío con arte.
Era un artista, yo me acuerdo un día que llegamos, no sé qué sitio era... era en Madrid. Y el dueño del garito venía y nos decía: 'Este tío lleva me parece que dos botellas ya de Ginebra y no tengo más'. Y alguien de la mesa le respondió: 'Pues vete a buscar más porque esto todavía no ha empezado, que tú no conoces a Michael'. Un tío muy bueno, me lo he pasado muy bien con él.
Y entendía de una manera brillante el mundo de la televisión.
Él, fíjate, antes de hacer el programa de 'Informe Robinson' vino aquí dos veces a Cádiz. Me acuerdo que nos montamos en una barca con un cámara, los tres, en medio del mar, con un tío con los remos que nos llevaba y me contó el proyecto que tenía entre manos. Era empezar a hacer entrevistas a personajes famosos que habían destacado en diferentes deportes, era lo que quería hacer, pero hacerlo en su faceta más humana, aparte de sus logros deportivos, lógicamente. Y vino dos veces a Cádiz, las dos veces estuve con él, preguntándome cosas y haciéndome la entrevista para él ir puliendo lo que él quería hacer para el programa, que luego desarrolló y que tuvo tanto éxito.

Llegaste a coincidir en un hotel con el 'Franz de Baviera' (Franz Beckembauer), ¿no?
Sí, en Lyon. Además, me acuerdo perfectamente, como si lo estuviera viendo ahora mismo. Salimos mi padre y yo del hotel por la tarde para pasear nos fuimos a pasear y cuando volvemos al hotel estaba todo acordonado por la policía. Resultaba que el Bayern de Múnich, que iba a jugar con el Olympique de Lyon, se quedaba allí. Justo cuando llegamos empiezan a salir y el último que sale es Franz Beckenbauer. Y le digo a mi padre, 'mira, mi tocayo, mi tocayo'. El tío se monta en el Mercedes, que no iba con el autobús, iba con un pedazo de Mercedes detrás del autobús que no vea.
Esa foto te faltó, una foto de los dos.
Si hubiera habido móviles en aquella época, seguro que lo hubiera trincado.
Para ti, para tu carrera, ¿qué supuso ser el capitán en la mejor época del Cádiz?
Lo del ser capitán ha sido un auténtico placer, un orgullo, un honor. Orgullosísimo de haber portado el brazalete de capitán en los mejores años del Cádiz. Nos lo pasábamos muy bien, qué pena que no durara un par de temporadas más, pero nosotros disfrutábamos. Los compañeros nuevos que venían lo que veían aquí era mucha gente de la cartera, mucha gente de Cádiz, mucho sentimiento gaditano. La provincia se volcaba con el Cádiz.
Cómo es coincidir con Mágico González, después con Kiko Narváez.
Con Kiko yo estuve un año compartiendo habitación con él, y la verdad es que era un coñazo. Yo ya prácticamente me estaba retirando, entonces lo que yo quería era tranquilidad, llegar a la habitación y estar relajado. Y llegaba y estaban todos los jovencitos y se venían a nuestra habitación el 'Mami' Quevedo, el Barlita (Barla), todos allí metidos, y yo decía, 'tiene cojones esta gente aquí, macho, nos vea'. Todos allí encima de las camas, ocho o diez, allí viendo el partido de fútbol. Fue una época muy bonita, porque, bueno, David (David Vidal) lo que hacía era que para que esta gente se sintieran arropados nos ponía siempre a uno de los jovencitos al lado, éramos una familia. Yo la verdad que estuve muy feliz, muy contento con Kiko porque como futbolista no lo voy a descubrir yo, pero luego como persona era un pedazo de tío, un tío magnífico.
"Era un coñazo compartir la habitación con Kiko. Yo quería tranquilidad y se me juntaban allí ocho o diez jóvenes encima de las camas"
ExfutbolistaKiko estaba más controlado que Mágico. Lógicamente, con 18 años tu cuerpo hace cosas que la edad te lo da y te lo permite. Entonces, lógicamente, él tenía que disfrutar. Salir de las secciones inferiores, llegar a Cádiz, el partido del Zaragoza, le hacen el penalti, creo que mete un gol… entonces ya pegó una explosión y ya Kiko pasa a ser uno más del Cádiz B, a ser una figura y ya uno de los estandartes del Cádiz, de la nueva generación y lo que va a definir el Cádiz en dos o tres años. De pronto aparece Kiko, que es un antes y un después, y bueno, y viene el 'fútbol arte'. Entonces, se va Mágico pero llega Kiko.
Con Mágico, ¿cuántas anécdotas tiene?
Me gustaba escuchar mucho a Pepe Mejías, porque ese sí que lo ha sufrido de verdad. Él era el que lo recogía, lo traía, lo llevaba, y después Pepe ha tenido multitud de anécdotas con él. Me acuerdo un día que estábamos saliendo en el Insular de Las Palmas a jugar, y estábamos todos para salir y de momentos empezamos a preguntarnos, ¿y el Mágico, el Mágico, el Mágico? Y el Mágico estaba en la camilla durmiendo. Vamos a salir en el segundo tiempo y está el tío ahí, tumbadito durmiendo. Estaría cansado del primer tiempo, me imagino (risas).

Pero qué bueno era.
A mí me pasaba con Mágico lo mismo que cuando yo llegué al Betis. Veía a los futbolistas que había, Cardeñosa, Gordillo, Biosca, Esnaola. Yo estaba entrenando y cuando jugábamos los partidillos, las pachangas, todo eso, yo disfrutaba viéndolos. Pues con Mágico igual. Yo es que lo disfrutaba, Tuve la misma sensación con Jorge (Mágico), estaba allí, y lo veía, y decías qué gusto. Qué manera de ver el fútbol, qué manera de tocar la pelota. Era imposible para mí llegar a ese nivel, por eso la envidia era sana. Por mucho que yo lo intente no llego al lado de esta gente, ni loco.
"Mágico hubiera llegado donde hubiera querido. Es una pena que haya dilapidado todo lo que tenía en su bota"
Exfutbolista¿Dónde podría haber llegado si se hubiese centrado?
Donde hubiera querido, donde hubiera querido. Tú te pones el vídeo de los goles que ha metido con el Cádiz y dices 'es una persona especial'. ¿Qué futbolista hace lo que ha hecho el Mágico? Muy poquitos. Es una pena que haya dilapidado todo lo que ha tenido en su bota, eso es una pena. Eso sí se lo tengo que reprochar.
Dice que no podía llegar a ese nivel, pero donde ha estado, ha jugado y mucha gente hablaba muy bien de usted. ¿Nunca vino un equipo grande?
No lo sé. Yo con 25 o 26 años estuve dos años sin jugar al fútbol porque me rompí las rodillas. Pues no sé si no me hubiera roto las rodillas, pues a lo mejor hubiera seguido jugando en el Betis y a lo mejor hubiera hecho algo más. Pero yo estoy muy feliz, muy contento. Yo me rompí en el año 85 una y en el 86, la otra. Después estuve siete años en el Cádiz de maravilla, Primera división, o sea que por eso digo que hay que también tener suerte en la vida.
En cuanto a fútbol moderno y estética de los jugadores, usted marcó una tendencia también en el fútbol
Sí, hombre, sí, sí (risas). Yo me dejé el bigote cuando fui a la mili y ya no me lo he quitado nunca. Y después de tanto peinar el balón, porque nunca le he dado bien con la frente, pues de tanto peinar el balón... la verdad, qué bueno, se fue quitando el pelo (risas). En aquel entonces éramos varios los que estábamos así, sin pelo, con bigote, daba otra imagen completamente diferente. Ahora tiene todo el mundo pelo, yo no sé qué es lo que pasa ahora con las nuevas generaciones (risas). No hay ni un tío calvo hoy jugando a fútbol, joder.
¿Cuál ha sido el futbolista con el que más ha sufrido?
Nosotros lo pasábamos mal con el Madrid y con el Barcelona. Eran equipos con una superioridad sobre el Cádiz muy grande. En el Betis, en cambio, sí he disfrutado mucho porque cogíamos al Madrid y lo caneábamos, cogíamos al Barcelona y le hablábamos de tú a tú, era otro nivel. Pero en el Cádiz, lógicamente, cuando teníamos que jugar contra el Madrid y el Barcelona pues sufríamos mucho porque los futbolistas que tenían eran de una calidad impresionante.
"Con el VAR en mi época estaríamos todos expulsados. Había escupitajos, pellizcos, todo lo que puedas imaginar"
ExfutbolistaSi le pregunto ahora si hubiera existido VAR en tu época, ¿qué es lo primero que se le viene a la cabeza?
Que estábamos todos expulsados, directamente. Lo que se hacía antes no tiene que ver con lo que se hace ahora, con tantas cámaras, ahora no se puede hacer de nada. Antes se hacía de todo, de todo. Desde escupitajos, patadas, de todo lo que tú te puedas imaginar nos hacíamos. Insultos, los pellizcos, antes ibas por derecho. Todo ha cambiado en el fútbol, desde los jugadores, los entrenamientos, la prensa, todo.
Sí, nada es igual, ni entrenamientos, ni equipos...
Mira. Hay un ultramarino al lado del estadio que se llama 'La Escalerilla', pues ahí nos poníamos doce o quince a tomarnos una Coca-Cola y un bocadillo de chóped, casi todos los días. Los periodistas venían con nosotros en el autobús o venían en el avión. Hablabas con ellos, charlabas con ellos y ahora es imposible. El fútbol ha cambiado totalmente no tiene absolutamente nada que ver. Y volviendo al tema del VAR y todo el fútbol moderno, pues yo creo que sí yo creo que el VAR lo que está haciendo es que está cambiando las reglas del juego. Hay penaltis que están pitando los árbitros que yo… por favor. Tú tienes que comprender al futbolista en la situación que está y tú no puedes esconder la mano. Están cambiando las reglas del fútbol.
¿Cómo compaginbas hacer la mili con jugar al fútbol? Si tenía que hacer la mili en Madrid, ¿cómo ibas a Salamanca a entrenar?
Yo cuando hice el campamento lo hice en verano en Cartagena. Luego me mandaron para Madrid, al centro de educación física de la Armada. Yo tenía un jefe allí en Madrid que sabía que yo jugaba al fútbol y todo eso. Yo iba a Salamanca, a lo mejor una vez a la semana o dos veces, como mucho. Pues para que tú veas lo que es la vida, llega el Madrid a jugar a Salamanca y no sé por qué habla conmigo y me dice oye, ¿tú me podrías buscar para verlo? Pues yo lo preparo todo, como tenía permiso lo recojo, lo invito a comer, lo llevo al fútbol un sitio bueno y luego lo invito a cenar. Después ya se vino y yo a la semana o a los diez días de eso, me dice: 'Toma, ya te puedes ir, cuando termine la temporada te vienes para aquí otra vez', y me dejó cuatro o cinco meses sin ir a Madrid. Ya me quedé en Salamanca, empecé a entrenar también regularmente y tuve la suerte de jugar los últimos siete u ocho partidos y después me fichó por el Betis.
¿Se ha quedado algún regusto amargo de no haber seguido ligado al mundo del fútbol?
En absoluto. He sido muy feliz, soy muy feliz con el trabajo que tengo, estoy encantado. Además, no lo he echado en absoluto de menos. Si había que matar el gusanillo, lo maté con los dos años de Canal Plus y el año de Canal Sur, con eso ya me doy por satisfecho. Gracias a Dios yo he tenido la suerte de empezar a trabajar, incluso antes de terminar el fútbol ya estaba yo con mi padre, con la empresa familiar, 'Vinagres de Yema'. Mi hijo hace tres años que ha venido ya a trabajar conmigo y, bueno, pues el relevo ya está. Y ahora como ya está mi hijo, pues, estoy de concejal otra vez y ya estoy mucho más libre y puedo hacer la concejalía.
Cierto, concejal de Fomento Empresa y Autónomos, y de la Plaza de Toros. El fútbol y la política.
Yo estuve en el año 95, poco menos que me metió mi padre, pero estuve cuatro años de concejal en El Puerto. Mi padre me dijo que es un aprendizaje bueno de la vida. El trabajar para la gente, conoces gente, son muchísimas situaciones. No tiene absolutamente nada que ver ni con el mundo del fútbol ni con el de la empresa. O sea, que fue una experiencia muy bonita, pero fueron cuatro años y ya está.
¿Cuándo se va a dar una corrida de Joaquín? Que siendo concejal de la Plaza de Toros está tardando...
Pues mira, a mí me prometió Joaquín el otro día, cuando vino con Juanma Castaño al Puerto, que estuvimos comiendo con él allí, que él quiere hacer un festival a beneficio de su Fundación y que el día que lo haga lo va a hacer en el Puerto. El día que debute lo va a hacer en el Puerto. Me dijo que tenía comprados dos novillos. Además, Jandilla le había regalado uno, y Manuel Jesús El Cid le había regalado otro, para seguir preparándose. ¿Qué es lo que pasa? Que le coge Antena 3 y le dice, te tienes que tirar dos meses haciendo la ruta 66 con la familia. Y después se pone a grabar un programa de televisión nuevo que le han sacado con la mujer. Entonces lleva cuatro o cinco meses que he perdido totalmente el sitio, la forma, todo. Me dijo que se tiene que poner otra vez.