LALIGA HYPERMOTION

El carnicero que llevó al Eibar de Preferente a Segunda y que ahora anhela el ascenso: "En 20 años, solo viví la destitución de un entrenador"

El portero José Ignacio Garmendia es el futbolista con más partidos en la historia del club armero.

Garmendia, bajo los palos de Ipurúa. /EIBAR
Garmendia, bajo los palos de Ipurúa. EIBAR
Quim Bilbeny

Quim Bilbeny

José Ignacio Garmendia (Villabona, 1960) es un exportero del Eibar que militó durante 20 temporadas en el club armero y es el jugador con más partidos en la historia de la entidad; un futbolista atípico que compaginaba su labor como guardameta con la de carnicero en la tienda que regentaba junto a sus padres. Era habitual que Garmendia preparara bocatas de jamón, queso y chorizo para todo el equipo cuando el Eibar hacía largos trayectos, siempre en autocar.

A sus 64 años, todavía hoy trabaja en la carnicería de su Villabona natal. El negocio tiene más de 100 años de antigüedad y ofrece producto autóctono de la zona: mondeju, chorizo, chistorras… Si la faena se lo permite, Garmen se escapa para disfrutar del equipo en Ipurúa. A través de anécdotas e historias de otra época, de un fútbol que ya se fue, el exportero armero repasa en Relevo toda su trayectoria, siempre unida al Eibar, un club al que llegó cuando estaba en Regional Preferente y que, cuando colgó los guantes, se había establecido en Segunda División. Lo hace a escasos días de la penúltima jornada de LaLiga Hypermotion y con el conjunto vasco peleando por un puesto de ascenso directo a Primera.

¿Sigues de cerca al Eibar?

Sí, de vez en cuando voy a Ipurúa y me junto con los amigos. Y ahora más que nunca porque es cuando viene lo bueno de la temporada. Tuve unos meses que no pude ir porque estaba de baja, pero ahora siempre que puedo voy.

¿Desde tu retirada has sido fiel a Ipurúa?

Sí, soy socio y seré del Eibar mientras haga las cosas bien. Estén en Primera, Segunda o la categoría que sea. Hubo un tiempo que no estuve muy de acuerdo con la directiva por cómo hacían las cosas, aunque eso hará ya diez o 12 años. Sigo siendo socio, al igual que mi familia y mis amigos. El Eibar ha tenido una política realista de gastar poco menos de lo que tiene, guardarlo bien y creo que esa es una de las claves para llegar a donde está. Por eso creo que está haciendo correctamente las cosas y lo apoyo.

Restan dos partidos complicados contra Sporting de Gijón y Oviedo, en casa. ¿Crees en el ascenso directo?

Ojalá se dé, aunque el ascenso directo no depende del Eibar, sino del Valladolid, que está a un punto, y del Leganés, que está a dos. Estoy seguro de que el equipo va a pelear y ya sabe lo que es jugar este tipo de jornadas. Joseba Etxebarria creo que le ha inculcado un estilo de juego distinto, un poco más alegre y saben a lo que juegan. Si no se consigue el ascenso directo, pues hay un play-off que si acabas tercero tienes la ventaja de jugar la vuelta en casa, que es muy importante. Además, el Eibar ya tiene experiencia de los últimos dos años. Y si no, pues, no pasa nada. Ser cabeza de león en Segunda División también está bien.

Siendo un club tan humilde, ¿qué supone ver al Eibar en Primera o peleando por regresar a la élite?

Es un sueño ver al Eibar donde está y es un premio al trabajo bien hecho. Un amigo que es directivo me decía que iban a aprender lo máximo posible de la categoría, pero nadie se pensaba que el Eibar estaría siete años en Primera. También me dijo que el día que se bajase el objetivo sería ser un buen equipo en Segunda, y lo han cumplido. En los años en Primera el club creció económicamente y ha sabido subsistir bien para ser competitivo. Los que vivimos los años en Tercera y los ascensos, si nos llegan a decir hace años todo esto, no nos lo creeríamos ni en nuestros mejores sueños. Ahora, soy el primero en decir a la gente que hemos vivido siete años en Primera División. Hemos ganado cinco veces a la Real Sociedad, han pasado por Ipurúa Messi, Cristiano Ronaldo, Kroos y los mejores de Barça y Madrid. El Eibar se haya hecho un nombre en la máxima categoría, pues qué más quieres, ¿no?

Llegaste al Eibar, en 1978, cuando estaba en Preferente. ¿Cómo fueron los primeros años?

Mira, yo en juveniles estaba en el CD Hernani, donde jugué unos años. El último de ellos me acuerdo de jugar contra el Eibar, que nos dio un repaso y nos ganaron 6-0. Y bueno ya se fijaron en mí y acabé fichando por ellos. En mis primeros años allí hubo un gran crecimiento en el club porque logramos ascender de Preferente a Tercera, luego a 2ªB y años más tarde a Segunda División. Fue todo redondo. En Eibar se creó mucho ambiente y los aficionados comenzaron a llamar La Bombonera a Ipurua. Fue impresionante. Tuvimos grandes partidos como contra el Sanse o un partido de promoción de ascenso en las Islas Baleares que movía a mucha gente. La verdad que fueron unos años preciosos.

Garmendia, en su carnicería.  RELEVO
Garmendia, en su carnicería. RELEVO

No era fútbol profesional.

Ahora se está acabando de construir una ciudad deportiva con todas las modernidades y facilidades para los jugadores. Antes no era así. Hoy en día todo lo que rodea el club son profesionales: los que están en oficinas, lavandería, directivos, etc. Antaño los directivos se repartían las tareas, todos hacían de todo y nos ayudábamos entre nosotros. El Eibar tardó en profesionalizarse. Lo hizo cuando subió a Primera División. Antes había trabajadores que hacían las cosas sin cobrar, que, sin embargo, ahora sí cobran. Cuando era la época de hacer socios y había mucho trabajo, el club cogía a gente que estaba en la Universidad de Eibar para ayudar con toda la faena. Esa ha sido un poco la evolución del club hasta su profesionalización.

Ahora todos los viajes son en ave o avión.

Sí, sí. El otro día un amigo me dijo mira los del Cartagena que van y vienen en autobús y yo le dije que es lo que hacíamos nosotros siempre. Ahora los viajes son mucho más cómodos, en aviones o trenes de alta velocidad. Por poner un ejemplo: los equipos se entrenan por la mañana; viajan a Málaga o donde sea; juegan y por la noche ya están de vuelta. Lo mismo que hacíamos nosotros cuando jugábamos contra el Alavés, que está aquí al lado. Nosotros íbamos a todos los sitios en autocar y nos lo pasábamos muy bien.

¿Qué recuerdas de aquellos ascensos?

Nos costó mucho subir de Tercera a 2ªB. En aquel entonces no subía nadie directamente y tenías que hacer play-off sí o sí. Nos jugamos subir contra el Badajoz, que se había paseado en su grupo y para nosotros era algo muy difícil ganarles, pero lo logramos. Fue un subidón increíble, no he visto nunca algo así. A partir de ahí, ese ascenso nos ayudó a volver a subir la temporada siguiente a 2ªB, que ya era una categoría con equipos históricos y muy serios como el Granada o el Burgos. Y con el ascenso a Segunda División el club dio un salto bastante importante; ese año se contrató a un médico, Chema Peñalba, que también nos hacía de nutricionista porque hasta el momento cada uno comía lo que quería. Sentíamos que todos se lo empezaban a tomar más en serio. Me acuerdo de que Chema nos hizo un estudio de que nos teníamos que alimentar y eso nos vino muy bien. Todo se fue profesionalizando más.

"Con el ascenso a Segunda se contrató a un médico que también hacía de nutricionista. Hasta entonces, cada uno comía lo que quería"

¿Qué supuso para el club y la ciudad?

El público disfrutaba mucho, sobre todo tras el ascenso a Segunda División. Había un gran ambiente en el pueblo con los aficionados. Mucha gente se subió al carro y todo empezó a crecer más.

Diez temporada en Segunda, se dice rápido.

Sí… Para nosotros antes la permanencia era como ganar la Champions. No es como ahora que el equipo pelea por subir a Primera. Veníamos de Preferente y el club estaba creciendo poco a poco. Eibar es un pueblo de 27.000 habitantes y tiene al lado Donosti y la Real Sociedad por lo que para nosotros estar ahí ya era un logro.

Rozasteis el descenso en alguna que otra ocasión.

Más de una, pero recuerdo una contra el Espanyol en Sarrià en la temporada 1989-90. Para que veas cómo fue la temporada, exceptuando la primera jornada, estuvimos todas las demás en puestos de descenso hasta los últimos 13 minutos del partido. Para mantenernos teníamos que ganar en Sarrià y esperar a que el Racing de Santander perdiera en casa contra un Betis que ya había subido. Los pericos ya tenían el play-off, que aquel año también se jugó en Segunda.

¿Os salvasteis?

Sí. Ganamos 2-3 al Espanyol y el Racing perdió. Fue una temporada increíble. Estas son las experiencias que te curten como futbolista. Además, el club no echó al entrenador, algo que ahora es impensable porque en un año puede haber tres o cuatro entrenadores. En 20 años en el Eibar solo he vivido la destitución de un técnico y es algo que, con la perspectiva del tiempo, lo piensas y me hace sentir muy orgulloso, la verdad. Y mira que ha habido años complicados que nos ha costado el ascenso o mantenernos en Segunda, pero por ser un poco distintos y con la mentalidad de que hay que tirar para adelante y eso nos ha ido muy bien.

Eres el jugador con más partidos en la historia del Eibar.

He tenido fortuna con las lesiones. Además, había temporadas que lo jugaba todo, entonces el dato ahí está. Con el tiempo le das más valor y mérito. Tampoco he sufrido ningún descenso y mientras estaba en activo no me daba cuenta de todo ello.

"Para nosotros, la permanencia en Segunda División era como ganar la Champions League"

¿Te planteaste fichar por otro equipo?

No, nunca. Para mí el Eibar era muy familiar y lo tenía todo allí, también con el negocio de mis padres. Estuve 20 temporadas y después ya no tenía ambición de nada más; la verdad que no me arrepiento de nada en mi carrera.

¿Te siguen reconociendo por Eibar?

Los chicos de ahora no me conocen, pero el otro día fui a ver con amigos al Eibar y vinieron unos cuantos aficionados a saludarme, a hablar conmigo... y fue increíble. La gente que hace 30 años iba al campo, me reconocen y me piden una foto o un abrazo. Estas cosas son las más bonitas e importantes en la vida, te dan un subidón de energía.

Los recuerdos que quedan es lo más bonito del fútbol.

La temporada pasada tuvimos una experiencia brutal en la última jornada de LaLiga en Santander; el Eibar necesitaba ganar. Se montó una fiesta increíble con los más de 1.200 aficionados que fuimos. Me engañaron mis hijas para ir, pillamos un apartamento allí y fuimos toda la familia. Y no te lo puedes ni imaginar. Toda la gente se acercaba, me pedían fotos y me acuerdo de que vinieron cinco o seis matrimonios con sus hijos, y uno de los niños preguntó qué quién era yo y el padre le dijo que se callase y se pusiera para la foto. Estas experiencias para mí son increíbles y con dinero no se pueden comprar.