REAL ZARAGOZA

La decisión de Víctor Fernández, la convivencia con Cordero, el sueño de Ander Herrera... y una plantilla por (re)construir

El entrenador tiene firmado otro año de contrato, pero su futuro depende de la ambición del proyecto del club y el reparto de papeles con el director deportivo.

Víctor Fernández, en el banquillo del Zaragoza en esta última etapa. /EFE
Víctor Fernández, en el banquillo del Zaragoza en esta última etapa. EFE
Mario Ornat

Mario Ornat

Certificada la salvación con la victoria en Santander, el Real Zaragoza vive pendiente estos días de la decisión de Víctor Fernández acerca de su continuidad: el técnico firmó un año adicional y su intención es cumplir ese compromiso, pero la decisión aún no se ha concretado porque Víctor quiere garantías de que el Zaragoza del futuro inmediato va a dejar de arrastrarse por Segunda División y aspirará de verdad al ascenso. Para ello, el entrenador aguarda estos días una reunión en la que el club deberá darle una idea clara acerca de dos aspectos clave: la capacidad y disposición de los propietarios para llevar a cabo una reconstrucción amplia de la plantilla; y la definición de su papel en una estructura de decisión deportiva cuya primera capa han conformado el director general Raúl Sanllehí y el director deportivo Juan Carlos Cordero.

Hasta ahí, nada fuera de lo común en cualquier club a estas alturas de la temporada. La complejidad asoma por la singular y enmarañada estructura de propietarios, accionistas y personas con poder ejecutivo dentro de Real Zaragoza LLC, la sociedad que controla más del 98% de las acciones del club. La dispersión geográfica de sus consejeros y la propia deslocalización del presidente Jorge Mas, radicado en Miami y con un cargo de carácter más representativo que ejecutivo, genera en ocasiones cierta esclerosis y una pregunta muy repetida en el entorno del club: ¿Quién toma las decisiones estratégicas?

Víctor Fernández dejó muy claras algunas ideas en la rueda de prensa posterior a la decisiva victoria en campo del Racing. Primero de todo, su deseo de seguir: "Los que estén... mejor los que estemos, porque yo tengo contrato, es evidente, y si no diréis que no quiero seguir... Los que estemos vamos a necesitar la ayuda de todos. Y replantearnos las cosas desde un análisis severo, profundo y honesto, de lo que nos ha ocurrido estos últimos años". Eso sí, con un cambio profundo de planteamiento, intenciones y ambición: "Llevamos cuatro años salvándonos en la jornada 40, este año en la 41. Estamos teniendo demasiados avisos. Hay que recapacitar y reflexionar sobre lo que está ocurriendo: o nos reinventamos y tenemos otro tipo de discurso o esto es un sufrimiento insoportable".

Víctor ya anunció que esa revisión del modelo conllevará "decisiones dolorosas", pero que la catarsis es irrenunciable. Al menos, si él está al frente del Zaragoza en el banquillo. Su acuerdo con el Zaragoza contempla otra opción: la de permanecer en el club asumiendo un puesto de asesoría institucional, pero Víctor prefiere seguir en el banquillo. Si lo hace, deberá ser con una reforma integral de la plantilla.

Ahí es donde aparece otra clave: la integración de sus valoraciones en cuanto a posibles fichajes con la figura y las responsabilidades de Juan Carlos Cordero, el director deportivo. Cordero tiene contrato hasta 2025 y la intención del club es que ambos sigan y trabajen conjuntamente. La convivencia deberá sostenerse sobre criterios futbolísticos distintos, algo ya percibido esta última temporada: "Yo no habría creado esta estructura de plantilla", llegó a decir Víctor en una rueda de prensa. Cordero se sintió aludido. La intención del entrenador ahora apunta a la integración: no imponer, pero sí participar de forma colegiada en las decisiones relacionadas con la plantilla.

"Los que estemos en el Zaragoza debemos replantearnos las cosas desde un análisis severo, profundo y honesto. Y eso conllevará decisiones dolorosas"

Víctor Fernández Entrenador Real Zaragoza

La cohabitación entre los directores deportivos y los técnicos es un clásico del fútbol actual. Cordero fue aclamado con sus fichajes el verano pasado, después de desligarse del Tenerife para sumarse al proyecto del Real Zaragoza. Pero su crédito entre la afición ha caído en picado tras ver el rendimiento de jugadorescomo Bakis (cero goles), Sergi Enrich (residual, aunque sus dos únicos tantos fueran decisivos al final) Manu Vallejo (irrelevante), Poussin (cuyos errores forzaron a fichar a Edgar Badía, el cuarto portero), el fracaso de Julio Velázquez (elección directa suya para el banquillo) o la decisión de no incorporar delanteros en el mercado invernal, pese a la evidencia de la escasez goleadora del equipo. Resulta imposible salvar al director deportivo de una plantilla que roza el descenso a 1ª RFEF con el cuarto límite salarial en Segunda.

A pesar de haber sido el último inquilino del banquillo en una temporada aciaga, Víctor conserva intacta la fuerza de su presencia en la ciudad, la implicación zaragocista y el crédito no sólo de la historia, sino también de la última campaña en que el Zaragoza optó de verdad al ascenso: cuando él participó, junto al entonces director deportivo Lalo Arantegui, en la confección del Zaragoza de la temporada 2019/20, cuyo viaje hacia Primera División se vio truncado por la irrupción de la pandemia. La impresión general entre el zaragocismo aparece nítida: consideran al entrenador una garantía de que el Zaragoza saldrá de la peligrosa espiral de estos últimos cuatro años de coqueteo con el descenso.

El problema de los descartes

Aun así, con Víctor y Cordero, más el modelo de toma de decisiones que se conforme, el Zaragoza no tiene fácil la remodelación. Hay ocho futbolistas que finalizan contrato. Sólo uno de ellos es propiedad del club, Fran Gámez, y no tiene oferta para continuar. Los otro siete están cedidos: Zedadka, Mouriño, Germán Valera y Manu Vallejo regresarán a sus clubes. El Zaragoza puede plantearse, al menos en principio, la posibilidad de prolongar los préstamos de los otros tres: Mollejo (Atlético), Guti y Edgar Badía (ambos propiedad del Elche).

Pero el problema está en el grupo de futbolistas con contrato en vigor y la diversidad de casos. Para empezar, los chicos de casa con un papel principal: Francés, Francho y Azón. Los tres tienen firmado hasta 2025 y la intención sería ampliarles, pero hay que ver qué pasa con el defensa central, internacional sub-21 y jugador pretendido incluso en Primera División. Francés tiene una cláusula de rescisión de 12 millones en Segunda y 25 en Primera. Si bien el proyecto deportivo ha naufragado, lo que sí han logrado las aportaciones de Real Zaragoza LLC en estos años es rebajar la deuda del club y dotarlo de una estabilidad y músculo económico apreciables para hacer frente a este tipo de situaciones. Obviamente, Víctor tiene clara la necesidad de retener a un jugador como Francés, santo y seña de una cantera cuya contribución al primer equipo en estos años de incertidumbre ha sido amplia en número y muy relevante en impacto deportivo.

Además de los canteranos, la nómina de jugadores firmados con un año más es amplísima: Dani Rebollo, Cristian Álvarez, Jair, Lluis López, Lecoeuche, Nieto, Marc Aguado, Jaume Grau, Maikel Mesa y Sergi Enrich cuentan con contrato hasta 2025. Y aún hay dos más firmados hasta 2026: el meta francés Gaëtan Poussin y el delantero turco-germano Sinan Bakis. Ambos asuntos peliagudos, porque encarnan los dos fracasos más sonoros de una temporada pródiga en decepciones.

Desbrozar caso por caso y solventar el coste de las rescisiones entra en eso que Víctor llamó "decisiones dolorosas". Y no sólo para los afectados, también para el club por el desembolso en indemnizaciones. Se puede intuir la continuidad de Cristian Álvarez (pese a sus constantes problemas musculares este año), Nieto y Marc Aguado. Pero todos los demás están en solfa por uno u otro motivo. El único con defensa por su rendimiento es Maikel Mesa, autor de 11 goles en un equipo con graves dificultades ante la portería contraria. Pero ni siquiera esa producción ha convencido a La Romareda. Ni desde luego al propio Víctor Fernández. El deseo del Tenerife de repatriar al mediapunta canario es un anhelo declarado a voces.

Y hablando de repatriaciones, ninguna tan sonora como la pretensión de lograr el regreso de Ander Herrera -canterano del Zaragoza, a cuyo primer equipo llegó en la temporada 2008/2009-, quien aguarda también un movimiento por parte del club aragonés. Víctor considera básica la incorporación del futbolista del Athletic. Ander quiere volver a La Romareda, una opción que se explica sólo por su zaragocismo congénito y, desde luego, por la presencia del propio Víctor Fernández en el banquillo.

En el Zaragoza cobraría el salario mínimo de Segunda División (algo más de 90.000 euros). Pero sobre la mesa tiene una oferta de renovación por el Athletic y el club rojiblanco lo apremia estos días. El tiempo corre, el Athletic espera y Ander ha estirado hasta donde ha podido la goma de su respuesta, aguardando un movimiento desde el Zaragoza que no acaba de llegar. La clave, de nuevo, está en el necesario encuentro entre los principales del club y Víctor Fernández. Esa reunión debería desatascar la inmovilidad y actuar como palanca para un nuevo Zaragoza. Mientras el futuro aguarda, el club aragonés sigue conjugando sus ritmos en presente.