¿Por qué la afición del Valladolid pide la dimisión del entrenador hasta cuando ganan?
El vídeo viral del encontronazo de un seguidor con Pezzolano pone de manifiesto que la relación entre técnico y aficionados pucelanos sigue rota.
Hace unos días, Paulo Pezzolano tuvo un encontronazo con un aficionado en un entrenamiento. Por todos es sabido que en Valladolid hay una guerra abierta entre el técnico y la afición pucelana. Una relación rota que va mucho más allá de lo deportivo y que, incluso ganando 3-1 a un rival directo, hace que se escuchen más fuerte que nunca los cánticos contra él.
Paulo Pezzolano, entrenador del Real Valladolid, parece estar más cómodo como visitante que cuando juega en el José Zorrilla. Y eso que los resultados del Pucela son notablemente mejores cuando juega en casa (36 puntos como local y 15 a domicilio), donde se nota el aliento de una afición que no deja sola nunca a su equipo. Actitud que es muy diferente cuando se trata de cantar hacia el banquillo o hacia el palco. Los cánticos hacia la directiva dan para un artículo aparte, pero, ¿por qué la afición blanquivioleta entona el "Pezzolano, dimisión" incluso con más fuerza en los partidos que se ganan, y con el equipo rozando el ascenso directo?
La respuesta corta es que estar rozando el ascenso directo no es suficiente. En teoría, el Real Valladolid tiene plantilla suficiente como para estar afianzado en las dos primeras posiciones, algo que no ha conseguido el técnico uruguayo. Y la afición es exigente. Pese a ello, la confianza en Pezzolano de Ronaldo Nazário y la directiva es firme. Si buscamos respuesta larga a la anterior pregunta, no tiene nada que ver con lo deportivo, y hay que remontarse a hace casi un año.
— David (@Dd4526449699) March 26, 2024
Irregularidad sin rumbo
El 3 de abril de 2023, José Rojo Martín 'Pacheta' es destituido como entrenador del Real Valladolid tras perder por 6-0 en el Santiago Bernabéu ante el Real Madrid. El equipo se encontraba fuera de los puestos de descenso, pero Ronaldo y su equipo, con Fran Sánchez a la cabeza de la dirección deportiva, decidieron cambiar de entrenador para revertir la mala dinámica antes de que fuese demasiado tarde. En 2021 ya se tomó la decisión contraria, manteniendo la confianza en Sergio González, y el resultado fue un descenso.
La llegada de Paulo Pezzolano se oficializó el 4 de abril y, en un inicio, aunque parte de la afición no apoyaba la destitución del burgalés, se volcó con el charrúa. Su discurso de intensidad y sacrificio convenció en un primer momento, para una plantilla que parecía acomodada y poco exigida. Su carácter se vio desde el inicio. En su segundo partido, fue expulsado y sancionado con dos partidos por protestar. Incluso desde el palco, vivía y sufría más los partidos que muchos aficionados.
Llegó a estar decimocuarto, a cinco puntos de las tres últimas posiciones. Sin embargo, el final fue el que fue. El descenso. Con polémicas arbitrales de por medio que perjudicaron al equipo en varios partidos, dependiendo de sí mismos hasta la última jornada, pero al fin y al cabo lo que cuenta es el desenlace. Y desde ese momento, Paulo Pezzolano ya cargaba con el peso de un descenso. Peso que le acompañará mucho más tiempo, ya que, en esta ocasión, la directiva del Real Valladolid decidió confiar en él para la próxima temporada. A la afición ya no le harían tanta gracia sus discursos, ahora querían resultados.
Tras un mercado de fichajes convulso, LaLiga Hypermotion 2023/24 comenzó con una sola victoria en las primeras cinco jornadas. El equipo llegó a estar en puestos de descenso a Primera RFEF, y el puesto de Paulo pendió de un hilo. Ya en septiembre se oían en Zorrilla los cánticos pidiendo la dimisión del entrenador, y el propio técnico se quedó a hablar tras un partido con varios aficionados que le esperaron fuera del estadio para pedirle explicaciones. Un gesto digno de admirar, y que pareció funcionar, ya que lo siguieron cinco victorias consecutivas.
No obstante, la buena dinámica no reflejaba una constancia en buenas sensaciones, un estilo de juego claro ni un once tipo. A esto se sumaba la insistencia de Pezzolano en ciertos jugadores que no rendían, mientras otros apenas tenían minutos y oportunidades. Es posible que si los buenos resultados no cesan, el resto de factores resultasen secundarios para la afición, pero como es lógico, los síntomas negativos desembocan en resultados negativos.
Volvieron los malos resultados, y lo hicieron con un duro golpe en Ipurúa, perdiendo contra el Eibar por 5-1. Una derrota de las que le vuelve a poner en el punto de mira. Pese a ello, el equipo se recuperó y llegó a meterse en puestos de ascenso directo, pero otro tropiezo en forma de eliminación de Copa del Rey ante otro equipo de Segunda volvió a enfadar a la afición.
Sin embargo, los resultados, aunque tampoco acompañan, no lo son todo. Y es que hemos visto como, ganando 3-0 en el José Zorrilla a un rival directo como el Real Oviedo, en las gradas tronaba más fuerte que nunca el "Pezzolano, dimisión". Y para entenderlo tenemos que irnos hasta la sala de prensa, donde el entrenador pucelano no ha estado acertado en varias ocasiones.
Los cánticos contra él, de «gente mala que le quiere hacer daño al club»
Pezzolano siempre ha hablado de hacer respetar al club cuando ha habido jugadores que no lo han hecho, y ha tomado las medidas que consideró pertinentes. Pero también ha salido a defender a Ronaldo y a la directiva cuando se cantó contra ellos –unas estrofas que se malinterpretaron–, lo que le sirvió para atraer él más críticas. Y, en relación a ellas, llegó un punto en el que le costó encajarlas y echó más leña al fuego con algunas declaraciones.
"Hay gente que se viene a desahogar y no ve lo bueno del equipo", "en el estadio hay gente que tiene maldad y ya no es cuestión de resultados", "si la gente quiere lo mejor para el Real Valladolid no lo cantaría" o "hay gente mala que le quiere hacer daño al club" son algunas de las desafortunadas declaraciones que le ha costado tener más sectores de la afición en su contra. Además, algunos gestos durante los partidos, como asentir durante los cánticos que pedían su dimisión o enfadarse con algún aficionado cercano a su banquillo, tampoco hicieron gracia. A partir de este punto, el tema ya pasó a ser algo personal entre muchos aficionados y el técnico.
Otro de los episodios en sala de prensa que más dio de qué hablar lo protagonizó cuando aseguró que no ascender no sería un fracaso. Este comentario incendió las redes, tanto que el directivo recién llegado Bruno Mazziotti tuvo que matizar sus palabras en una entrevista posterior. A partir de entonces, la actitud de Pezzolano cambió para apenas hablar de temas relacionados con la afición, y limitarse a transmitir su intención de cambiar la situación a base de resultados. Incluso desde el club se notó este cambio, que empezó a buscar unión con la afición tanto como no lo había hecho antes. Una unión que también han reivindicado todos los jugadores cada vez que han tenido la oportunidad.
Llegados a este punto, y con un enfrentamiento casi personal con la afición, Paulo Pezzolano no es alguien querido por gran parte de la afición, independientemente de los resultados. Resultados que tampoco han acompañado en los últimos tiempos, tras cuatro meses sin ganar a domicilio, llegando a estar fuera de playoff y desperdiciando innumerables ocasiones de afianzarse en la parte noble de la clasificación.
¿Cánticos contra el entrenador en una hipotética celebración de ascenso?
Pese a todo, y en una categoría tan irregular, el Real Valladolid se encuentra a dos puntos del ascenso directo a falta de 10 jornadas, tras recibir Pezzolano, una vez más, la confianza de la directiva. Aún en esa situación, el míster tuvo un encontronazo con un aficionado que le increpó en un entrenamiento hace unos pocos días. Viendo el calendario, no es ninguna locura pensar que el Pucela esté hasta el final peleando por el objetivo de ascender directo y, visto lo visto, incluso en la celebración del ascenso a Primera podríamos escuchar cánticos exigiendo la dimisión del entrenador. Ya ni qué decir cabe en caso de no ascender, por supuesto.
Hay que añadir que la relación de la afición con Ronaldo, que como empecé diciendo da para un capítulo parte, también ha tenido mucho que ver en este otro conflicto. Pezzolano, más allá de sus errores, ha pagado platos rotos de otras guerras dentro del club y ha desviado muchas críticas de, por ejemplo, los jugadores, también en parte culpables de la situación deportiva sin ser los principales señalados. En definitiva, una guerra que, entre lo personal y lo deportivo, e incentivada por otros temas, no parece tener solución. Al menos por ahora.