El imposible reto para Romo de dar la cara cuando tu equipo pierde todos los partidos: "No me quedan palabras"
Fernández Romo sigue sin ganar en las nueve jornadas que ha dirigido al Cartagena y ya no sabe bien qué decir: "Vamos a seguir peleando...".

En tiempos de tempestad popularmente siempre se señala a aquellos actores principales incapaces de salir a dar la cara y dar las explicaciones pertinentes a su afición. Todos y cada uno de los miembros del Cartagena están en esa compleja tesitura. El equipo es colista de Segunda División con solo 15 puntos y ya están a 21 puntos de la permanencia con solo 33 por jugarse. Un descenso cantado para un equipo desahuciado, que lleva nueve derrotas de forma consecutiva con Guillermo Fernández Romo a los mandos. Porque si hay algo más difícil que dar la cara un día puntual en una racha nefasta es tener que darla todos los días. Y el entrenador asume ese reto, ya más alicaído, al ser consciente de que no hay manera humana de salvar la categoría.
Fernández Romo llegó en la Jornada 23, ya con el equipo en una situación muy compleja. Pese a su entusiasmo y que el fútbol fuera algo a mejor, los resultados no han llegado. El técnico era el tercero de la temporada tras Abelardo y Jandro y desde el club ya daban por hecho que no hay milagro que valga y que los entrenadores no son el único problema del mal rendimiento: el bajo estado de forma de algunos futbolistas, la dirección deportiva, la planificación de la campaña... Un compendio de malas decisiones que han llevado al Cartagena a estar virtualmente en Primera Federación.
Aun así lo siguieron intentando con Guillermo Fernández Romo como alternativa ideal para buscar la salvación agónica. Pero el balón les ha puesto en su sitio, aunque algo ha afectado el infortunio. Con el técnico a los mandos, el balance no puede ser peor. En nueve partidos disputados en el campeonato nacional liguero, un total de nueve derrotas:
- Cartagena 0 - Real Oviedo 1
- Huesca 4 - Cartagena 0
- Cartagena 0 - Córdoba 1
- Cádiz 5 - Cartagena 2
- Cartagena 0 - Málaga 1
- Elche 2 - Cartagena 1
- Cartagena 0 - Eibar 2
- Levante 3 - Cartagena 0
- Cartagena 0 - Burgos 1
El Cartagena ocupa el pozo de la clasificación en Segunda, con solo cuatro triunfos y 18 goles a favor. Así es el fútbol y la 'Hipertensión', que se da la casualidad de que ganaron en El Sardinero, uno de los feudos más inexpugnables en lo que va de temporada. Ni siquiera eso les situaba en una posición favorable, por lo que el 14 de enero tocó un nuevo giro de timón y la apuesta por Fernández Romo. El primer día, más entusiasta que nada, aseguró: "Hay que creer, pensar que se puede volver a hacer. No hay que pensar en heroicidades y cosas raras, sólo en entrenar, jugar bien y lograr los resultados".
Y el comienzo no fue malo, ni mucho menos, aunque según se aproxima el abismo, todo lo que no sea ganar no se puede interpretar como positivo. El Cartagena compite contra un puntero como el Real Oviedo y Fernández Romo ya da síntomas de ambición, justo lo que necesitaba la plantilla para salir del pozo: "El resultado es decepcionante. Podemos hacer las cosas mejor y lo vamos a hacer. Seguiré conociendo a los jugadores, tengo confianza en ellos".
La racha no cesa
No tuvo fortuna Romo con el calendario, ya que su segunda aventura le llevó a El Alcoraz, con el Huesca como uno de los equipos punteros de la categoría. En la previa, firme y confiado, aseguró que la línea era clara: "Los chicos saben lo que hay que hacer". El resultado fue un varapalo tremendo, ya que ni se puntuó ni se rozó siquiera. Pero la voz seguía apuntando a una misma dirección, conscientes de los errores y oteando una luz al final del túnel: "No estamos lejos futbolísticamente de otros equipos. Estamos cerca de cambiar la dinámica. Cometemos errores groseros que hay que evitar y eliminar cuanto antes porque si no se deja de competir".
Ya no quedaban excusas del rival. El Córdoba estaba en la parte baja de la clasificación, un examen final para recuperar puntos. Pero Cartagena no vive un gran ambiente, hay protestas multitudinarias, mala vibración entre jugadores y afición. Romo se mantiene firme, nada le hace salir del discurso: "Tenemos una nueva oportunidad de acercarnos a lo que queremos. No hay un problema interno de motivación. Hay que tomar mejores decisiones en el verde. Los cambios no son rápidos, sabemos lo que queremos y tenemos los medios. Ahora hay que entrenarlos cada vez mejor".
La intención cae en saco roto. El equipo cae ante el Córdoba y el entrenador empieza a torcer el gesto, su método no está funcionando. Aun así, los factores externos siguen presentes y afectan inevitablemente a la dinámica: "El ambiente nos perjudica". No esconde una realidad como un templo: "Objetivamente el equipo no ha mejorado. Estoy decepcionado, frustrado. Intento cambiar la dinámica y siempre nos pasa lo mismo. Tenemos que seguir intentándolo".
Una nueva prueba de fuego ante el Cádiz confirmó que a este Cartagena quizás no sería capaz de levantarle ni el mejor entrenador del planeta. Para entonces acababa de concluir el mercado de fichajes, que inyectó un halo de esperanza: "Los que estamos aquí somos los que hemos querido estar". El 5-2 contra un equipo que tampoco llegaba en un gran momento de forma fue la gota que colmó el vaso. Ahí ya sí que comenzaba a ser un reto mayor salir ante la prensa a defender a los suyos. Lo hizo, claro.
"No voy a abandonar, soy honesto y leal a los jugadores. Los milagros existen, pero lo que tienen que hacer los jugadores es pensar en otras cosas más pequeñas. El mensaje es entrenar, competir mejor y mirar al siguiente partido", dijo entonces.
Clavos a los que agarrarse
Cuatro derrotas de cuatro posibles, el Málaga aparecía como otro rival accesible, hasta el punto incluso de que Pellicer lo cataloga como una final. Mientras, Guillermo Fernández Romo se defiende como puede: "Esto se lleva mal, horrible. Esto es deporte, se trabaja para obtener una recompensa y no la estamos consiguiendo. Estamos convencidos de que este sábado toca una alegría". En el pedregoso camino del Cartagena, también hay crueldad. El equipo cae 0-1 con gol de Baturina en la última jornada del partido. Un mazazo.
Ante eso, poco queda que decir. Fernández Romo vuelve a sentarse ante el micrófono y confía en que la adversidad les haga fuertes: "Ha sido una crueldad intolerable. No sólo no es pitar el penalti, que lo es. Si no quieres pitarlo, pitas el final del partido y no permites lo que ha pasado después. Me parece intolerable lo que ha ocurrido hoy. Hay derrotas que son futuras victorias y la de hoy me permite pensar que vamos a tener victorias, hay que seguir intentándolo, haciendo todo lo posible para revertir la situación actual".
En la previa del Elche, sigue sin bajar los brazos: "Lo del Málaga es pasado y el foco está en el siguiente partido. Hay que dar pasos competitivos y crecer como equipo. Lo que ocurra no será definitivo". Pero caen, natural ante el que en ese momento era líder de Segunda División. El Cartagena dio la talla, se adelantó y acabó sucumbiendo en un Martínez Valero inexpugnable. Otra derrota más que sitúa al entrenador por primera vez en el ojo del huracán.
Llegan los rumores de despido, de los que no quiere ni oír hablar: "No me he parado a pensar si va a ser mi último partido aquí. Queremos seguir construyendo, todo lo volcamos en ganar al Eibar". No ocurrió: el equipo perdió 0-2. Y su entrenador, poco a poco, va perdiendo la noción de la situación: "Veníamos con expectativas positivas. Esta derrota es la que más me ha decepcionado. La falta de acierto en las áreas ha marcado la diferencia. Nos quedamos con cara de gilipollas".
No fue prácticamente nadie al partido, ni siquiera 3.000 personas. El Cartagonova más frío que nunca, sin ninguna fe de revertir la crítica situación: "Me queda aplaudir a los que han venido. No hablo de cosas milagrosas, solo pelear y trabajar hasta el final. Hay que mejorar en ataque, en defensa, en acciones a balón parado y entrenar mejor cada día".
El principio del fin
Si quedaba alguna opción de salvación para el Cartagena, se echó por tierra tras caer derrotado en el Ciutat de Valencia: "Estaba convencido al igual que mucha gente que se podía cambiar la dinámica. Mi decepción es por el resultado, porque en el terreno de juego se vio lo mismo. Necesitamos un resultado positivo". Fernández Romo ya entró en la dinámica de no pensar más allá que en dar la cara en los partidos individuales: "Es algo horrible, no me ha pasado en la vida. Me contrataron para ganar partidos y no lo estoy consiguiendo. Hay que seguir trabajando e insistir porque estamos buscando una victoria como locos. Lo único que no le puede reprochar al equipo es haberlo intentado".
Y ya llegó Burgos, el último partido disputado por el Cartagena. "Intentaremos evitar lo de estas jornadas, pero a veces es imposible por el nivel de ansiedad, de nervios y las malas sensaciones. Me gustaría ver a la gente animando y con energía positiva. No lo hemos podido ver desde que llegamos, es triste. Intentaremos dar una buena versión y darles una alegría", reflexionaba Romo.
El equipo vuelve a perder una vez más y se queda a una única derrota de igualar el récord de consecutivas en Segunda División, con diez. El tono va cayendo: "Hay poco que decir, no estamos consiguiendo ganar un partido por unas cosas u otras. Lo hacemos mejor que el oponente, pero no somos capaces. Y eso duele más. Vamos a seguir peleando hasta el final mientras yo siga aquí. Contra el Depor, iremos a hacer el mejor partido posible para acabar con esta dinámica horrorosa".
Así se ha ido poco a podo apagando la luz de un Cartagena que vivirá con la mayor ilusión posible sus últimos meses en el fútbol profesional. "No me quedan palabras para explicar las sensaciones que nos quedan", sentenció Romo. Es el discurso imposible, la obligación de dar la cara cuando tu equipo no gana ni un solo partido. El momento en el que el micrófono ahoga. Tras una racha nefasta hay personas y todas ellas sufren tanto como lo hace la afición. Continuar es la única opción.