FÚTBOL

Julián Calero convirtió en tabú con su hijo Iván lo que vivió en el 11-M: "Intentaba aparentar que no pasaba nada"

El jugador del Real Zaragoza recuerda en Radio Marca cómo se trató en casa que su padre fuera uno de los primeros policías en llegar a Atocha.

Julián Calero, entrenador del Levante./ARCHIVO
Julián Calero, entrenador del Levante. ARCHIVO
Jonás Pérez

Jonás Pérez

Han pasado 20 años de un episodio que cambió la vida de todas y cada una de las personas de este país: el 11-M. Un atentado terrorista que dejó 193 muertos y más de 2.000 heridos y que con el paso del tiempo hemos tratado de superar y honrar a las víctimas de la mejor forma. Sin embargo, sigue muy presente a día de hoy y el fútbol, por supuesto, no se quedó al margen. Julián Calero, ahora entrenador del Levante, era policía en aquel entonces. Él, junto a varios compañeros, fueron de los primeros en llegar a Atocha porque se encontraban en hora de servicio en las inmediaciones. Pese a que la estación aún levantaba columnas de humo y algunos ciudadanos salían magullados, el técnico entró en busca de socorrer a los heridos y con el inevitable terror de la incertidumbre.

Con el paso del tiempo, Calero se abrió en canal para recordar aquel suceso, pero nunca llegó a dar el paso con sus hijos. Un momento de tanta tensión y pánico que el entrenador siempre quiso evitar en su propia casa. Solo él sabe los motivos. Ahora su hijo Iván también es un personaje público. Milita en el Real Zaragoza y está consagrado como futbolista de élite, pero ante todo es hijo, como Julián es padre. En una entrevista en Radio Marca, el ahora futbolista se ha abierto en canal sobre cómo se ha vivido en su domicilio lo ocurrido en aquella mañana de 2004 en Madrid.

El entrevistador le presentó a Iván un vídeo de Julián Calero hablando en El Partidazo de Cope. El técnico recordaba cómo entró en la estación solo cinco minutos después del atentado: "Nos encontramos el horror. Lo tengo desde hace 20 años dentro. Es una pelota que te has tragado y que tienes que digerirla, pero la sigo llevando dentro". El timonel del Levante ha escrito un capítulo contando su durísima vivencia, lo que le ha servido para liberarse y ayudar a otras personas a procesar de otra manera lo ocurrido.

Iván, tras ver de nuevo el vídeo, procesa lo ocurrido y recuerda: "Veo un padre preocupado por su familia. Es algo muy difícil de vivir. Es cierto que nunca ha querido hablar delante nuestro, nunca ha querido contarnos nada. No sé si por miedo o por cualquier otra razón, por causar algún tipo de trauma tanto en mi hermana o en mí... No lo sé".

Continúa: "Nunca lo hemos hablado porque ha sido como un tema que él se ha guardado, como ha dicho, hacia él mismo y ha intentado aparentar como que no pasaba nada y que no le había afectado. Pero al final cuando escuchas esas palabras, cuando lees el capítulo, eres capaz de ser más mayor y ver un poco todo en prisma. Ves a un padre preocupado".

Por supuesto, Calero también se puso en riesgo como todos aquellos héroes anónimos que se acercaron a ayudar a los heridos, socorrer a las víctimas y prestar apoyo de forma desinteresada aun sin saber si el plan del grupo terrorista había finalizado o aún quedaban bombas por explotar. "Es cierto que él ha contado esto ahora, pero creo que había una mochila por ahí suelta que se creía que era una segunda bomba. Él estaba ahí en medio de la estación de Atocha. Tuvo que salir corriendo... Al final lo primero que se tiene que venir a la cabeza es tu familia", reflexiona.

Calero habla sobre el 11-M.

Es inevitable que en ese momento aflorase el sentido de la supervivencia, priorizar la propia seguridad: "Podía pensar: 'Hostia, qué estoy haciendo aquí, estoy ayudando a la gente, pero yo tengo una familia...'. Al final esa preocupación y ese día tan nefasto lo vivimos toda la población española...". Calero hijo cierra, ya sin el tema de los atentados de por medio, reconociendo su admiración por su padre: "Para mí es un ejemplo de que cuando tú tienes un objetivo, una idea concreta y clara en la cabeza, con trabajo, con esfuerzo, picar mucha piedra... Se terminan cumpliendo sus objetivos. Recuerdo desde muy pequeño cómo estaba liado siempre entrenando, sin parar de ver fútbol, de analizar".