Una apuesta y la conjura de Gabi a balón parado explican la redención de Jair, villano en Santander y héroe contra el Mirandés: "Ha sido un año muy duro"
El central encarna el caos de planificación en la defensa del Zaragoza: tras ser descartado y pasar media temporada sin sitio, ha acabado de titular y su gol de cabeza le da otra vida al equipo.

Casi nada de lo sucedido a lo largo de esta temporada en el Real Zaragoza resiste un análisis mínimamente racional. Y el caso de Jair encarna —como otros varios— algunos de los síntomas más evidentes de una planificación caótica: descartado en verano y puesto en el escaparate de venta en dos mercados consecutivos, la incapacidad de los responsables deportivos del Zaragoza para reforzar el puesto y las lesiones han acabado por darle un papel principal en la fase crítica de la temporada.
Este domingo, un cabezazo de Jair a la salida de un córner tumbó al Mirandés. Los tres puntos le otorgan una vida más a un Zaragoza situado en los puestos de descenso antes de comenzar el encuentro. Y, de paso, reescriben la historia del defensa de ascendencia caboverdiana en una temporada "muy dura" para él en el aspecto personal, como reconoció al final de encuentro; y sólo una semana después de cometer un error grave que contribuyó a la derrota zaragocista en Santander.
En el fútbol, la rueda de la fortuna cambia la suerte de un equipo o de un jugador de una semana a la siguiente. La historia es tan vieja como el propio juego, pero siempre compone un relato apreciable. Futbolistas desahuciados que alcanzan la gloria cuando nadie contaba con ellos; y héroes imprevistos que surgen cada domingo de las cenizas del anterior. La ciclotimia emocional funciona así en este deporte. Si además los partidos se juegan en una cornisa, como el duelo al sol entre Zaragoza y Mirandés del domingo, los acontecimientos se magnifican.
Jair tiene 35 años. Llegó al Zaragoza en 2020 y cumple su quinta temporada en un club cuya camiseta ha vestido en 155 partidos oficiales, cifra expresiva de su vigencia a lo largo de estos años: entre 35 y 40 encuentros por campaña... hasta la actual (16). La razón para la caída de su protagonismo estuvo en una planificación deportiva que pretendía renovar sobremanera la defensa. El Zaragoza tenía que llenar los huecos dejados por Alejandro Francés y Mouriño, quienes se repartieron con Jair los tres puestos centrales de la zaga.
Víctor Fernández apostaba por la incorporación de dos centrales titulares y en esa lógica de "reconstrucción masiva" que presidió el verano se sustentaba el descarte de Jair. Después las semanas de mercado, la incapacidad para acceder a opciones deseadas y el revés final con Lekovic acabaron por dejar una zaga contrahecha, con elecciones forzadas que anticipaban problemas. Llegaron el portugués Bernardo Vital y el eslovaco Sebastian Kosa, dos internacionales sub-21 que nunca fueron primeras opciones. Y, en la operación más inesperada en el final del mercado, Víctor avaló la oportunidad del regreso de Enrique Clemente, canterano del club que en estos años ha pasado por la UD Logroñés, la Real Sociedad B, el Racing de Ferrol y la UD Las Palmas, actual propietario de sus derechos.
Las deficiencias en esa construcción han acosado al Zaragoza desde el primer partido en Cádiz, resuelto con una rotunda victoria aragonesa (0-4), pero con un episodio confuso con Jair de protagonista. Vital había llegado sólo dos días antes del partido y Víctor quiso poner de titular a Jair, quien había pasado la pretemporada jugando amistosos mientras buscaba un destino lejos de La Romareda. Pero Jair le comunicó al técnico que no se veía en condiciones de afrontar el partido y Vital acabó promocionado al once inicial, con dos entrenamientos en sus piernas.
Para redondear el extraño círculo, Jair acabaría saliendo pasada la hora de juego para relevar al portugués Vital, lógicamente corto de forma. "Jair iba a jugar, pero una hora antes me ha dicho que no estaba preparado para afrontar un partido de esta envergadura y he optado por no ponerlo. No se ha negado a jugar, pero me ha admitido eso", explicó Víctor al final del choque. Después, el central no volvió a pisar el campo hasta el mes de noviembre. En seis de los once partidos de ese periodo ni siquiera estuvo convocado. Reapareció un minuto contra el Granada y jugó el partido entero en El Alcoraz, con Bernardo Vital sancionado. Después, volvió a la rutina.
Sin refuerzos
Esos meses dejaron sentada la certeza de que Jair no contaba, de forma que la lógica apuntaba a su marcha en el mercado invernal. El Almere City de Países Bajos lo había tanteado ya en verano, sin alcanzar un punto de acuerdo con el Zaragoza. El Levante mostró entonces un interés que iba a renovar entre diciembre y enero, aunque sin concreción. Y aún hubo algunas opciones más que no llegaron a buen puerto. El caso fue que, después de dos mercados a la venta, Jair siguió en el Zaragoza.
A esas alturas, claro, el cataclismo y su onda expansiva se habían apoderado del equipo. Víctor Fernández dimitió a las puertas de Navidad tras hacer titular a Jair en tres encuentros consecutivos: en la Copa frente al Granada, más los choques con Deportivo y Eibar en LaLiga. Kosa se había lesionado el tobillo mes y medio antes; el rendimiento de Bernardo Vital había caído en picado; Clemente no lograba asentar su consideración como alternativa; y en pie aguantaba el capitán, Lluis López: cuarto central el año pasado, titular indiscutible éste.
El Zaragoza dejó pasar el mercado invernal sin incorporar a uno o dos centrales, necesidad que los errores continuados en defensa pedían a gritos... y la realidad no tardó en arrollar a los responsables
El Zaragoza dejó pasar el mercado invernal sin incorporar la pareja de centrales que los errores continuados en la defensa pedían a gritos. O al menos uno. Nadie entendió cómo era posible que Cordero y Mariano Aguilar, el consejero con mando en la parcela deportiva, resolvieran seguir adelante sin solventar semejante agujero. Ramírez había llegado en sustitución de Víctor y en sus primeras apariciones proclamaba que la plantilla tenía mucho margen de mejora. La realidad —que era un camión como un edificio de grande, aunque la ignorasen— los iba a arrollar muy pronto a todos.
Por toda solución, el Zaragoza fichó en realidad a medio central: el hondureño Kervin Arriaga, un enérgico medio de contención con planta, agresividad y actitud de sobra para llenar un hueco en la defensa en caso de necesidad. Con Miguel Ángel Ramírez y la instauración de la zaga de tres centrales, Arriaga se incrustó ahí, mientras Jair recuperaba cierto protagonismo en febrero, aún suplente.
📹 Lo remató Jair y lo empujó una ciudad entera. Así ha sido el GOL de @jairamador14 para dar VIDA al #RealZaragoza y la victoria ante el Mirandés. pic.twitter.com/tolAQhAXxn
— Mundo Blanquillo 🦁 (@MBlanquillo1932) April 6, 2025
Fue a partir de marzo y de la lesión de Lluís López —una rotura muscular en el bíceps femoral— cuando Jair acabó por instaurarse como titular continuado. Y en esa inercia de necesidad y respuesta profesional continúa, con un papel protagonista en el momento más crítico del equipo. Y llamado a filas por Gabi en su campaña de emergencia para salvar al Zaragoza.
En su búsqueda de motivación y trabajo del juego a balón parado, el técnico prometió invitar a una cena a la plantilla si Jair marcaba gol en una acción de estrategia. En Santander, el entrenador había asumido en primera persona la responsabilidad: "No he hecho ver a mis jugadores la importancia del balón parado en esta categoría, tenemos que trabajarlo más. El gol de hoy es responsabilidad mía", subrayó. Una semana después, medio gol le pertenece... y tendrá que pagarlo: "La victoria me va a salir cara", admitió con una sonrisa cómplice tras el extenuante triunfo contra el Mirandés, firmado con un cabezazo imperial de Jair a centro de Tasende.
Gabi se comprometió a pagarle una cena a la plantilla si Jair marcaba en jugada de estrategia, después de asumir su responsabilidad como técnico en el gol encajado en Santander
La conexión reparaba a los dos protagonistas negativos sólo siete días antes, en Santander: el lateral izquierdo fue suplente contra el equipo de Alessio Lisci después de permitir un remate de Pablo Rodríguez en el segundo palo para el primer gol del Racing; y, aunque Kosa estaba ya en condiciones de regreso y hubo quien se atrevió a imaginarlo como alternativa, Jair se mantuvo en el puesto a pesar de su fatal equivocación en El Sardinero: un pase atrás mal medido que el voraz Andrés Martín convirtió en el 2-0 para los de José Alberto.
En realidad, las dos acciones exponían la naturaleza como jugador de Jair: imponente y siempre amenazante en la pelota parada, dubitativo con los pies, ganador en el juego aéreo y agresivo en las disputas. Un asidero suficiente para que Gabi lo convierta en uno de los varios líderes necesarios para tirar de un equipo sin referencias en la tormenta. "Ha sido una temporada muy dura a nivel personal, pero es el pasado y hay que mirar adelante. No puedo andar machacándome, estaría hundido y no podría rendir como se merece el Zaragoza", dijo al final del partido Jair. A estas alturas, y pese a aquel episodio de debilidad en agosto en Cádiz, la disposición anímica de un futbolista como Jair vale su peso en oro.