Guía en cinco pasos de todo lo que no hacer al llegar a un equipo como el Real Zaragoza

"Ramírez vete ya". El cántico sonó en La Romareda el 19 de enero de 2025, pero dio la vuelta a toda España. No es raro en el mundo del fútbol que una grada pida la destitución de un entrenador, aunque si ocurre en su segundo partido en el cargo, el primero ante su público, entonces sí se convierte en noticia a nivel nacional. Desde fuera era difícil comprender la situación, como es complicado comprender todo lo sucedido en los últimos 17 años del Real Zaragoza si no se vive desde dentro. Sin embargo algo queda claro: la relación entre Miguel Ángel Ramírez y el zaragocismo comenzó con mal pie.
Desde su llegada a la capital aragonesa, el entrenador canario, ya destituido, ha enseñado todo lo que no hay que hacer cuando se arriba de nuevas a un lugar. En su caso a un club de fútbol como entrenador, aunque es extensible a, prácticamente, cualquier ámbito de la vida. Una guía práctica sobre todas los comportamientos y situaciones a evitar a la hora de presentarse en sociedad.
1. Enfadar a la afición
Decíamos que Ramírez comenzó con mal pie con la afición zaragocista, algo que sucedió prácticamente desde su primer encuentro al cargo del equipo. El técnico canario debutó en Elche, donde perdió por 1-0 con un gol encajado en el minuto 92. El resultado, en sí, entraba dentro de lo previsible. Si bien es cierto que, entonces, ambos equipos no estaban tan distales en la clasificación (antes del partido los ilicitanos tenían 36 puntos por 29 de los aragoneses). Sin embargo, el planteamiento defensivo del nuevo preparador zaragocista, que salió con cinco defensas y alineó uno más, Jair Amador, en los instantes previos a encajar el gol, no gustó a los seguidores blanquillos.
Ramírez dijo en rueda de prensa que iba a cambiar su planteamiento para el siguiente partido, pero volvió a alinear a cinco defensas. Con una salvedad, en esta ocasión se desempeñaba como local y su rival era un Tenerife desahuciado en la clasificación. La propuesta no gustó en absoluto y, para colmo, los visitantes se adelantaron por 0-2 en el marcador. La grada estalló. Cantó: "Queremos otro defensa" de manera socarrona, seguido del ya famoso "Ramírez vete ya". No tenía por qué, pero aquel día se rompió algo que no se pudo reparar.
El técnico canario mantuvo su esquema un par de partidos más, lo justo para presentarse, o que le presentasen, como un hombre fiel a sus ideas y que no se deja influir por el exterior… para después desecharlo sin más explicación. Ya no miró atrás. Antes, eso sí, había aleccionado a propios y extraños desde la tribuna de prensa, algo que no suele gustar si no va acompañado de resultados. "No se es más ofensivo o no con el sistema", dijo. Aun con todo, pasó página y a otra cosa. El equipo comenzó a generar un mayor volumen ofensivo, pero se desangró atrás tal y como hacía con la anterior formación. Tal y como hacía antes de su llegada. Lo cambió todo para no cambiar nada.
2. Señalar públicamente al club y a sus leyendas
Tras su ruptura con la grada, la actitud pública de MAR siempre fue a la defensiva. Una huida hacia adelante por salvar su reputación en la que no tuvo reparos en cargar contra todo y contra todos. Siempre con la misión de quedar por encima. El discurso público del canario se caracterizó por una ausencia de autocrítica y señalar los fallos de los demás.
El primer objeto de sus dardos fue el propio Real Zaragoza. En un encuentro informal con aficionados, llamado RZ Contigo, el técnico calificó a su nuevo club como "amateur". "Los 12 años sin éxito no son casualidad; hay cosas que se han hecho mal o dejado de hacer. Hay muchas cosas que es necesario hacer antes que pensar en el ascenso. Necesitamos recursos humanos, informáticos, tenemos que mejorar los campos de la Ciudad Deportiva. Hay aspectos que son todavía amateurs", dijo. Se da la circunstancia que, cuando llegó al Sporting de Gijón en 2023, dijo algo parecido del club asturiano. En Charlotte, donde duró tres meses, tuvo una controversia similar con el propietario de la franquicia. Demasiadas coincidencias para creer en casualidades.
En su critica al pasado del club, Ramírez cargó de manera indirecta, y quizá inconsciente, contra su predecesor en el cargo, que no es otro que Víctor Fernández. El técnico aragonés dimitió al ver la deriva que llevaba el equipo, lo que fue una decisión de difícil digestión para parte de la masa social zaragocista. Al fin y al cabo, es el entrenador más importante en la historia del Real Zaragoza, por lo que contaba con mucho apoyo social (de hecho nunca se le pitó). Al posicionarse de manera pública por encima de una leyenda, enarbolando la bandera de la modernidad contra lo vetusto, MAR se puso a mucha gente en su contra. Por norma general, todo cambio suele encontrar una cierta resistencia al inicio. Potenciar la división, en ese sentido, nunca es buena idea.
3. Atacar a la prensa de manera preventiva
Como tampoco es buena idea atacar a la prensa local, sobre todo de manera preventiva. En el mismo encuentro en el que llamó "amateur" al Real Zaragoza, Ramírez cargó contra los medios de comunicación. "Hay que hacer una reflexión sobre la prensa, que tiene una parte de culpa de que no haya unidad", dijo. Entonces llevaba dos partidos en el cargo, recordemos, y no había recibido apenas críticas. Ni siquiera le había dado tiempo a conocer a la mayoría de periodistas que cubren el día a día del club.
No es una cuestión de ser corporativista. La prensa local zaragozana, como la mayoría, tiene vicios adquiridos, aspectos negativos y elementos contraproducentes. Pero, desde luego, cuando Ramírez dijo aquellas palabras, no los conocía. No, al menos, de primera mano. ¿Qué sentido tiene empezar una guerra así? Lo de los entrenadores atacando al mensajero para ganarse el favor de parte de la afición no es nuevo. Técnicos como Jose Mourinho, Luis Enrique o Javier Clemente han hecho de ello un arte. El problema es todos ellos lo secundaron con resultados.
4. Implicar a tus propios jugadores en el fracaso
Así las cosas, el paso de Ramírez por el Real Zaragoza se ha caracterizado por una clima incómodo y de sospecha continuo. Los resultados no han acompañado en ningún momento, lo que ha complicado todo más. A medida que el equipo tocaba fondo, MAR implicaba a más y más agentes a su fracaso. Primero eran las instalaciones del club, después la prensa y, por último, le tocó a los jugadores.
Después de perder en casa contra el Eldense por 2-4, equipo que marcaba el descenso, Ramírez hizo la siguiente lectura del batacazo protagonizado por su equipo. "Lo que tenemos que hacer es mirarnos todos y ver qué parte de responsabilidad tenemos. Siempre optamos por señalar al entrenador, pero esto es de todos. Tenemos que cambiar cada uno lo que esté en nuestra mano", dijo. Y aunque aseguró que él hace autocrítica, añadió después "podemos hablar del entrenador, pero todos debemos tener ganas y meterle una marcha más". Oh sorpresa, la culpa no era suya.
5. No conseguir resultados
Evidentemente, todo lo arriba expuesto daría igual si Ramírez hubiese conseguido buenos resultados al frente del Real Zaragoza. El deporte funciona así. Mientras ganas partidos todo vale. Pero si pierdes… ¡ay si pierdes! El paso de Miguel Ángel Ramírez por el equipo aragonés ha sido nefasto sobre el césped. Cogió a los aragoneses 11º, a seis puntos del playoff y lo ha metido de lleno en la lucha por la salvación. El riesgo de caer a Primera RFEF es real, algo que para una institución como el Real Zaragoza es un drama. El entrenador que llegó para modernizar el club, que exigió la contratación de cuatro ayudantes, que aleccionó a la afición sobre fútbol, que calificó a la Ciudad Deportiva de amateur o que culpó a la prensa de la situación solo consiguió sumar enemigos y dilapidar su prestigio.