LALIGA SMARTBANK

El Playoff de Ascenso es pura emoción: "No hay nada comparable a un ascenso"

Cuatro aficionados de Albacete BP, Deportivo Alavés, SD Eibar y Levante UD cuentan en Relevo el valor de subir a LaLiga Santander.

El Playoff de Ascenso es pura emoción: «No hay nada comparable a un ascenso»
Álex Corral
Jonás Pérez

Álex Corral y Jonás Pérez

Deportivo Alavés. Albacete Balompié. Sociedad Deportiva Eibar. Levante Unión Deportiva. Cuatro equipos y un destino. El ascenso. Un bien al alcance de solo tres equipos por temporada. Dos de ellos, Unión Deportiva Las Palmas y Granada Club de Fútbol, ya tienen el preciado tesoro. Los implicados en el Playoff de Ascenso se deben aferrar a él con uñas y dientes en cada segundo de eliminatorias a vida o muerte. Nervios a flor de piel. Lágrimas en las gradas. "No hay nada comparable a un ascenso, es mejor que una final de la Champions". Puede resultar exagerado para algunos, pero subir de LaLiga SmartBank a LaLiga Santander esconde vida, ver a los clubes de la categoría de plata dar un golpe en la mesa para mirar a los ojos a algunos de los clubes con más renombre en todo el planeta. A partir de ahí, soñar es una licencia.

«No hay nada comparable a un ascenso».

LaLiga SmartBank cuenta con aficionados fieles, capaces de dejarse la garganta en cualquier rincón de España. Cuatro ejemplos para repoblar de emoción las entrañas de los estadios alrededor del país.

María es valenciana de cuna, pero desde hace años vive en Madrid. Nació del Valencia CF, como el resto de su familia. Con nueve años, su tío le llevó al Estadio Ciutat de València. Ahí todo cambió. Desde luego, no es algo frecuente cambiar de camiseta, dada la enorme rivalidad en la ciudad. Pero fue su caso: "A mí me llevaron al Ciutat y se me nubló la vista. Me acuerdo de todo. Fue contra el Lorca de Unai Emery. Fue un 0-0. No fue el partido más emocionante, pero me encandiló". Desde entonces, una enamorada del Levante, como bien marca un pequeño tatuaje de su brazo izquierdo. El fútbol es piel.

"Me llevaron al Ciutat y se me nubló la vista"

María Aficionada del Levante

La distancia es mala compañera. Pese a ella, intenta acudir a todos los partidos en casa y a varios fuera. ¿Qué estarías dispuesto a hacer por amor? ¿Viajarías cada quince días a cientos de kilómetros de tu ciudad para acompañar a tu equipo? Es parte de la emoción inefable que transmite la categoría de plata. Esos compases en los que pasa por tu cabeza, por un momento, ese instante en el que el balón entra en la portería. No todo es alegría. El temor por la supervivencia del club de tu vida, si los resultados no acompañan, siempre está sobre el papel. María pudo ver imágenes de la recta final de campaña, cuando un par de malos resultados, alejaron al Levante del ascenso directo.

"No recuerdo nada bueno de ese día (el empate contra la UD Ibiza). Bueno, sí, la gente". El marcador sería adverso, pero la comunión de los allí presentes, en busca del triunfo, ya merecía la pena. Porque hay veces que lo simbólico esconde más valor que un gol. Pepelu, que renovó hasta 2032, es una buena muestra de ello: "Es que fue uno de los momentos del verano. Es el mejor jugador de los últimos años y renovó de por vida. Ese amor que mostró Pepelu por el Levante no lo ha mostrado nadie. Ahí dije: 'Mi Levante sigue aquí, trasciende a todo'".

"El rugido de Ipurua me encandiló"

Marcos Aficionado del Eibar

Álvaro Arbaizar quizás suene a los más nostálgicos. Su abuelo era miembro de la primera plantilla del 'Glorioso' que logró el ascenso a la máxima categoría. Lo suyo viene de familia. "Si el día de mañana sube el Alavés, he bromeado con mi padre de que sería padre", ríe. Y matiza: "Es broma, obviamente". Pese a la distancia, mayor incluso que la de María, trata de hacer acto de presencia en Mendizorroza cada jornada. De hecho, lo ha logrado siempre esta temporada. Él lo suele vivir con su grupo de amigos, con los que recuerda experiencias para toda la vida, como aquel triunfo ante el CD Numancia en casa que les dio una plaza en primera categoría tanto tiempo después.

Pero también pudo vivirlo en un pasado con su abuelo: "Me enganchó de una manera... Me contaba cómo lo vivía él sobre el césped, cómo lo celebraba con la gente. Ahora, con cada gol en Mendizorroza, me acuerdo de él". Lo supo desde pequeño, a diferencia de su padre, que se enteró... ¡en el colegio! "Se lo decían los profesores y flipó", recuerda entre risas.

"En cada gol en Mendizorroza me acuerdo de mi abuelo"

Álvaro Aficionado del Alavés

Marcos no cuenta con tantos recuerdos, ya que su primera experiencia con el Eibar data de la temporada 2014-15, la de estreno de los armeros en la máxima categoría. Él es madrileño, de toda la vida. Y no tiene familia allí. ¿Por qué esa afición al Eibar? El fútbol, como tantas otras cosas, no puede explicarse con palabras. Todos sus allegados eran hinchas del Real Madrid, algo natural en la capital. Una tarde de verano, Marcos se sentó delante del televisor y se encontró un Eibar-Real Sociedad.

Para aquel entonces, el conjunto armero había subido a máxima categoría del fútbol profesional español y era uno de los grandes desconocidos de la categoría por sus años pasados en categorías inferiores. De aquel equipo se enamoró toda España, aunque fuera por unos instantes: "Me hice del Eibar tras volver de vacaciones. Desde el primer momento me enganchó. Me encandiló el campo, las gradas, el rugido del Estadio Municipal de Ipurua. Esa gente apretando tanto".

Su intensidad y cómo vibraba con su grada. Ipurua aprieta. Sus butacas, tan cercanas al jugador, dejan sensación de miedo escénico. Durante años, los costados que tanto trabajó Mendilibar eran autopistas a bordo de coches de alta gama. La gente empujaba a los carriles hasta línea de fondo y gritaba los goles hasta erizar la piel del gen más frío del estadio. Marcos se impregnó de aquella belleza y les juró fidelidad: "Siempre lo veo con mucho sufrimiento. Soy supersticioso. Si el Eibar gana y llevo una camiseta, la vuelvo a llevar hasta que pierda. Cuando veo a mi equipo, siento una liberación del resto del mundo. Somos la televisión, el Eibar y yo". Tantos años después, los kilómetros no son problema: el Eibar es parte de su familia.

"Cuando veo jugar a mi equipo no hay nada más, es lo único que puedo hacer"

Juan Aficionado del Albacete

 

Juan es tan del Albacete que hasta escribió un libro. Como María y Álvaro, es abonado, pese a que viva a distancia del Carlos Belmonte. Pocas representaciones mejores hay de la vida que la escritura. El protagonista vibró tanto con el ascenso de su 'Alba' de Primera Federación a LaLiga SmartBank que tenía que gritarlo por allá donde pasase. De tanto gritar se quedó sin voz y observó que aún quedaba suficiente emoción como para plasmarla sobre el papel. Llenar tanta página no sería un problema.

Porque experiencias tiene para dar y tomar: "A mi hermano y a mí nos une. Es la infancia. Ir al Belmonte. Fui a A Coruña al ascenso del Alba y me tiré tres días sin poder dormir. Me puse a escribir. Es la grandeza del fútbol. Cuando veo jugar a mi equipo no hay nada más, es lo único que puedo hacer, no puedo prestar atención a nada más".

El Albacete se lleva de bandera: "Sé que es raro decirlo, pero al equipo ha molado mucho verlo. De decir: 'Este es mi equipo'. Es la temporada más bonita en los últimos veinte años. En las buenas estuvimos y en las malas también tenemos que estar". Pasan los años, pero los de siempre nunca abandonan.

"Nada es comparable. Ascender supondría la mayor alegría que le puedes dar a un aficionado en la vida", considera María, mientras muestra su brazo con la piel de gallina. La misma sensación inundó a Álvaro: "Para mí sería todo. El momento del ascenso se me quedaría para toda la vida". Marcos apuesta por la épica: "El gol del ascenso tiene que ser en el último minuto, una remontada. Si no es agónico, no es del Eibar".

Y continúa: "Un ascenso es más que ganar a un Real Madrid o a un FC Barcelona. Es un premio a un año de sufrimiento. Para un equipo como el Eibar es todo: reconocimiento, honor, turismo, que puedan venir jugadores...". Pero ante todo, el valor para la afición es incalculable. Así lo cree Juan: "Sería algo increíble por toda la comunión que hay entre club, afición y ciudad. Sería precioso. Por la tarde, en el trabajo, te quedas embobado a veces pensando en cómo sería el ascenso. O incluso en sueños".

Una parte de ellos se iría si su club no existiese. Cortita y al pie, ¿qué es tu equipo?:

"El Levante es su gente".

"El Alavés es una familia. Un equipo luchador".

"El Eibar es garra, comunidad y una pequeña gran familia".

"El Albacete es inesperado".

A distancia o desde las gradas, seguirán al equipo de su corazón volar en busca del ascenso a la máxima categoría. Desde la emoción y la competitividad que implica el fútbol de plata y desde los adentros de imaginarse a su club triunfar y mirar a los ojos a los mejores. LaLiga SmartBank. El fútbol y su vida. Cuando la distancia une. O, mejor dicho, jamás separa.