La profecía se cumplió a medias: "Garagarza echará a Luis García en noviembre y traerá a Garitano"
La historia de un desencuentro en el Espanyol, que acaba con un mito que no ha logrado implantar su juego y dar rendimiento.
![Luis García saluda a la afición del Espanyol después de un partido. /AFP](http://s2.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202311/05/media/cortadas/luis-garcia-RgLL8A7OMjeVGBA10OTOatM-1200x648@Relevo.jpg)
"Luis García no es su entrenador. En octubre o en noviembre lo echará si no va bien y fichará a Garitano". Este chascarrillo se empezó a escuchar por el entorno del Espanyol a mitad de julio, cuando la escasez de fichajes y las primeras tensiones entre el director deportivo, Fran Garagarza, y el técnico asturiano se visibilizaron por la ciudad deportiva. El Espanyol no es un club al uso. Su presidente vive a 10.000 kilómetros y la junta directiva brilla por su ausencia; mientras que Mao Ye, el CEO, es una mano blanda y el único interlocutor directo con el propietario. Los comentarios se suceden en el entorno perico, por lo que es difícil desgranar el grano de la paja, el hecho del interés, porque las decisiones se toman literalmente en otro planeta.
Lo cierto es que apenas cuatro meses después de que ese comentario corriera como la pólvora, la mitad de la ecuación se ha cumplido, mientras que en lugar de Garitano ha sido Luis Miguel Ramis el sustituto de Luis García, quien será presentado este lunes. Más allá de las desavenencias que explicaremos entre los dos protagonistas, lo cierto es que el Espanyol de Luis García no ha funcionado en las 14 primeras jornadas y de los últimos 24 puntos solo ha sumado nueve. Una justificación argumentada para proceder al cambio en el banquillo teniendo en cuenta las urgencias por ascender pese a estar a tres puntos del ascenso directo. La frase desnuda tanto las intenciones del de Mutriku desde el comienzo como las dudas que despertaba el propio técnico asturiano en todos los estamentos.
El «sueño» duró siete meses sin las «llaves del club»
Luis García soñaba con entrenar al Espanyol desde que se sacó el título UEFA Pro junto a Xavi Hernández, Raúl González y Xabi Alonso en Las Rozas en 2019. Una generación de técnicos provechosa, que llevó al exjugador perico primero a la Damm, donde se enamoró y profundizó en su idea de juego, y luego al Real Madrid C. En esos años de pandemia, el nombre del técnico se asoció en numerosas ocasiones al Espanyol, pero Francisco Rufete, director deportivo, se opuso. Su marcha abrió una puerta. Y el curso pasado, con el agua al cuello, Mao y Chen optaron por Luis García. Fue en abril. Cogió al Espanyol en la frontera, y no logró salvarlo con las polémicas arbitrales de por medio y con una manera de jugar opuesta a la anterior.
El club ratificó a Luis García tras el descenso pero trajo a Garagarza, el nuevo hombre de confianza
Con el descenso consumado, en el club no se discutió la figura de Luis García de puertas para afuera. Tenía un año más de contrato, fue ratificado y el técnico asturiano se metió en el papel en un club descabezado, sin director deportivo. "Esto no será un mercadillo", pronunció. Pero de puertas para adentro, no se le otorgó todo el poder al ex jugador, que esperaba una persona con ADN perico y afín a sus intenciones en la plantilla en la dirección deportiva. Sonó David Fernández, ahora en el Barça, antes con pasado en la cantera. Pero el club apostó por Fran Garagarza, en el equipo de trabajo de Julen Lopetegui y con 15 años de experiencia en el Eibar. Una decisión sorprendente porque hasta la fecha los directores deportivos estaban dentro del club o tenían pasado blanquiazul. No ha trascendido quien fue el primer que apuntó su nombre. A Luis no le dieron las llaves del club. La apuesta era Garagarza, un profesional que miraba el fútbol con otras gafas de distinta graduación que las de Luis.
Hombre "muy vasco", de convicciones férreas, Garagarza sondeó el entorno del Espanyol nada más comprometerse. Preguntó a personas cercanas a la entidad por sus actores principales, por los directivos, por la prensa y, cómo no, por Luis García, del que apenas conocía su historial más allá de su vínculo sentimental con el Espanyol. El director deportivo se puso a trabajar y a partir de la segunda semana empezaron a aparecer las desavenencias.
Las tensiones del 9 de agosto y el capítulo del vestuario
"Garagarza te puede enviar un mensaje a las dos de la mañana", dicen algunas fuentes, destacando su carácter obsesivo y su capacidad de trabajo asfixiante: "A mí me llamaba mucho en una época muy concreta, me preguntaba cosas, cómo hacía esto, lo otro... Luego ya paró de llamarme". El director deportivo no deja indiferente. Aparece y desaparece. Le da vueltas a las cosas. Ha tenido problemas con algún empleado y con agentes ya en su etapa en el Eibar y en este mercado. Y, cómo no, también con Luis García, dos personas "incompatibles".
El primer punto del desacuerdo fue el ritmo de la renovación de la plantilla. Mientras Luis García buscaba cambios radicales y jugadores que se amoldaran a su manera de ver el fútbol, Garagarza optó por apurar las ventas para sacar el máximo beneficio. El tiempo le dio la razón en su propósito, pues el Espanyol ingresó más de 35 millones, una gran noticia para Chen Yansheng en el segundo mercado con más ingresos. Pero en el camino se deterioró por completo la relación.
"Me ha ido bien con Lopetegui, Mendilibar y Garitano..."
Director deportivo del EspanyolEl 9 de agosto se produjo un episodio que no trascendió, y fueron las tensiones entre ambos con la venta de Sergi Darder aún no cerrada y sin la llegada todavía de refuerzos. "¡Menuda discusión ayer por la tarde!", dijeron algunas fuentes. Tres días después llegó el encuentro ante el Albacete y el primer conflicto público. Garagarza entró en el vestuario después del 1-1 y de un mal partido del Espanyol y Luis García tuvo que sacarlo. "Desde que nos conocimos, a finales de junio, nuestros carácteres se ven enseguida: somos personas claras, directas, que dicen muchas veces lo que piensan. Seguro que tenemos bastantes más cosas en común de las que nos pueden separar. Fue un momento de tensión, después del partido y no lo llevamos al terreno personal", dijo el asturiano. Garagarza le replicó sin estridencias, restando importancia, pero con una frase final significativa: "Me ha ido bien con Lopetegui, Mendilibar y Garitano...".
Las «filtraciones» y la opinión del vestuario sobre Luis García
Ese capítulo relajó los ánimos ante las cámaras, pero no en los corrillos y en el cara a cara. A Garagarza, ante la versión de los hechos que se ofreció en la prensa los días siguientes, le molestó la capacidad del entrenador para "filtrar" informaciones. Su personalidad es opuesta y hermética. No contesta whatsapps, no quiere que nada salga del búnker de Sant Adrià. Así trabajó en un Eibar donde no era necesaria tanta prevención teniendo en cuenta las características de la entidad.
Más allá de la desconfianza y del mercado, las principales diferencias eran futbolísticas. Garagarza no creía que Luis García sería capaz de ascender al Espanyol con su manera de jugar y con la ejecución que veía cada fin de semana, mientras que en la plantilla había distintas opiniones. "Es un técnico para un proyecto a largo plazo", cuentan los más acérrimos a la idea de juego del asturiano. "No es fácil adaptarse a lo que nos pide", explican otros. Públicamente ya Edu Expósito lanzó un mensaje similar después de empatar ante el Eibar: "Desde la llegada del míster jugamos a un fútbol muy diferente y necesitamos un periodo".
Un periodo (o tiempo) que no tiene un Espanyol al que solo le vale subir. Da igual cómo. Ya hace semanas que las ideas del cambio de entrenador que le rondaron por la cabeza a Garagarza las empezó a verbalizar después de su visita a China a mediados de octubre, donde se ganó la confianza del presidente para poder tomar la decisión cuando llegara el momento. "No acabamos de ver una evolución", contaban fuentes del área deportiva hace dos semanas.
El día después del empate ante el Eibar, el nombre de Ramis ya trascendió en el entorno perico. El acuerdo ya estaba encaminado la semana anterior. El sueño de Luis García apenas ha durado siete meses y Garagarza ha ejecutado su primer impulso. Él es ahora el proyecto de Chen. No lo era Luis.