Luis Miguel Ramis, el entrenador bioquímico: "Trabajo en un laboratorio de personas"
El técnico atiende a Relevo para hablar de Del Bosque, el Real Madrid, su continuidad en el Tenerife y su madre, que no se pierde un partido con 93 años.
¿Fútbol o estudios? A Luis Miguel Ramis Monfort (Tarragona, 1970) también le llegó esa disyuntiva a la que se enfrentan muchas jóvenes promesas. Él lo tuvo claro: ambos. "Me daba pena dejar la carrera porque ya llevaba tres años y consideré que había que hacer un esfuerzo, aunque me fuera a Madrid, para terminar algo que había empezado. Fue un reto para mí. Mi familia también quería que lo acabase y fui un poco más lento, con más dificultad, pero lo conseguí", apunta el ahora entrenador del Tenerife.
Licenciado en Ciencias Químicas, especialidad de Bioquímica, por la Universidad Complutense, tuvo premio al sacrificio: "Dejas de tener clases presenciales porque entrenas por la mañana y no puedes ir, así que vives de apuntes y de intentar que las clases obligatorias te las cambien. Toca estudiar en las concentraciones, en el autobús, en casa… Por medio, también es necesario salir un poco con los compañeros. Hay que trabajar mucho y aplicarte para sacar una carrera como esta mientras juegas. Estuve cinco años hincando codos. Al principio, fui subiendo categorías hasta llegar al primer equipo del Nàstic y lo compatibilicé con los estudios en la Universidad. Después quise continuar".
Una trayectoria en la que sitúa ambas obligaciones, futbolísticas y académicas, al mismo nivel: "Seguí estudiando en Madrid compaginándolo con el fútbol o al revés, compaginando el fútbol con los estudios". Una buena reflexión que explica el carácter metódico y equilibrado del actual inquilino del banquillo chicharrero.
Motivador nato, Ramis tocó con la punta de los dedos el ascenso la pasada temporada en el Heliodoro. Llegó a la final del playoff frente al Girona. Un reto que ahora es difícil de repetir. "Hacerlo una temporada es difícil. Dos, bastante más. Todos los que nos dedicamos al mundo del fútbol somos conscientes. No hemos hecho tantas cosas diferentes a las que hicimos el año pasado. Hay situaciones puntuales, como el cambio de algún jugador, pero tenemos un buen equipo para competir. Sin embargo, ha habido momentos en los que, habiéndolo merecido, no han caído de nuestro lado", manifiesta sobre el recorrido de su equipo a falta de nueve jornadas para que concluya la categoría de plata.
Lo plasma en un ejemplo concreto: "La pasada temporada, en Fuenlabrada, podíamos haber perdido y en tiempo de descuento, ganamos con gol de Corredera. Así empezamos sumando tres puntos fuera de casa. En Eibar, esta, nos ponemos por delante con gol de Dauda y en dos acciones puntuales a balón parado, nos ganan. Ha habido muchos partidos que no hemos merecido perder por juego, pero los desaciertos, que también forman obviamente parte de este juego, han hecho que nos falten esos seis o siete puntos que nos permitirían estar hablando de otra cosa".
"De pequeño, jugaba al baloncesto, hacía atletismo, tenis… Al fútbol jugaba en el barrio, hasta que un día los amigos me dijeron que iban a hacer una prueba al Nàstic y como yo me apuntaba a todo, pues fui y me cogieron"
Es el análisis del pasado más reciente en una trayectoria que antes de alcanzar el Teide, llevó a Ramis por varios equipos y banquillos. El inicio fue un niño de Tarragona que amaba hacer deporte: "Yo me he dedicado antes de jugar al fútbol a casi todo, menos a jugar al fútbol". Los primeros pasos, le hicieron disfrutar de muchas disciplinas: "Cuando era más pequeño, jugué a baloncesto, hacía atletismo, corría carreras de cross, incluso competí en el campeonato de Cataluña; también tenis, en definitiva, tocaba todos los deportes".
Y continúa: "El fútbol me gustaba, pero lo concentraba más en el entorno de mi barrio. Ahí era donde jugaba al fútbol sala, teníamos un polideportivo al lado. Jugaba con mis amigos todos los fines de semana. Un día varios compañeros de allí me dicen que se van a hacer una prueba al Nàstic y yo me apuntaba a todo lo que tenía que ver con el deporte. Superé la primera prueba y entré en infantiles. Me gustaba el fútbol, pero lo tenía como algo del barrio en lo que me sentía satisfecho".
"En mi segunda temporada con el primer equipo del Nàstic, ascendimos a Segunda B y vino Vicente del Bosque al Nou Estadi. Era quien se encargaba en esa época de ver a los jugadores que podrían interesar a la cantera del Real Madrid"
Aquí empezó todo. A partir de ese momento, todo se aceleró. "La segunda temporada que estoy en el primer equipo, conseguimos ascender a Segunda B y aparecen varias ofertas, entre ellas, la del Real Madrid B. Por medio de Ramón Martínez, vino a verme Vicente del Bosque al Nou Estadi. Yo tenía 19-20 años. No lo vi, pero él sí a mí. Me confirmó Ramón Martínez que era Vicente el que se encargaba en esa época de ir a ver a los jugadores que podrían interesar para la cantera del Real Madrid".
El fichaje por el club de Chamartín supuso afrontar un desafío. "El cambio fue grande. Llegar a un equipo como ese fue un cambio enorme. Era la primera vez que salía de casa y lo llevé bien porque lo compaginaba con los estudios y los compañeros me ayudaron mucho. Tuve la suerte desde el primer día de contar con un grupo extraordinario", cuenta en técnico español.
"Viví con dos de ellos como si fuéramos hermanos. Llegué a un sitio donde todo era importante y de mucha exigencia. Urzaiz, Esnáider, Mutiu, Vallina, Javi Torres, Carlos Cano, Juanmi... Estábamos en Segunda A y quedamos muy bien clasificados. Era un grupo fantástico de jugadores y personas, y muy bien dirigido. Era bonito para empezar a trabajar en el ámbito profesional", relata Ramis sobre su llegada al filial madridista.
Benito Floro le dio la oportunidad en el primer equipo. Aunque con el Nàstic venía de jugar de mediocentro, se consolidó como central. "Estuve tres años en el Madrid, después dos aquí en Tenerife muy bonitos, también pasé por Sevilla y Dépor, donde fuimos campeones de Liga y luego fui terminando ya mi carrera como jugador pasando por varios equipos", recuerda.
En el conjunto de Riazor, se logró la proeza de levantar el título liguero. Aquellos maravillosos años eran diferentes. "Contábamos con un campeón del mundo como Mauro Silva", resalta. Además, "Makaay o jugadores como Djalminha o el propio Mauro Silva, hoy estarían en el Madrid o en el Barça. El aspecto económico ha crecido mucho con las plataformas televisivas y clubes como Madrid, Barcelona o Atleti tienen unas diferencias enormes de potencial, y también de respaldo, que les otorgan muchos recursos. A día de hoy, competir con esa capacidad es muy complicado. Antiguamente, esto no era así y aunque era muy difícil, había alguna opción", asevera tras analizar ese momento de gloria.
De su etapa como jugador, también guarda un recuerdo especial del paso por su actual equipo: "Cuando llego aquí, el Tenerife está en Primera con Vicente Cantatore. Formo parte de la operación de traspaso de Fernando Redondo al Real Madrid. Son dos años muy buenos, sobre todo el segundo con Heynckes. Logramos clasificarnos para la UEFA".
Antes, Ramis vivió los inolvidables duelos por la Liga, desde el equipo que le había permitido llegar al fútbol profesional: "Curiosamente, en la segunda liga que pierde el Madrid en Tenerife, yo viajo con ellos a las islas. Perdimos siendo yo jugador del Real Madrid. Al año siguiente fiché por el Tenerife. Fue una decisión muy acertada porque lo jugué casi todo, nos metimos en UEFA, me trataron muy bien y guardo un gran recuerdo. Salí porque el Real Madrid tenía una opción de compra sobre mí y la ejerció. Ahí entré en otra operación con el Sevilla, en la que el Real Madrid incorporaba a Suker".
El paso al otro lado de la línea de cal llegó de la mano de Míchel: "Era compañero mío en el Madrid y después mi profesor de táctica en la Federación". Valdebebas se convirtió en su campus futbolístico: "Entré como segundo entrenador del División de Honor. Llegamos a la final del campeonato de España. Después, pasó a ser primer entrenador en el Cadete A. Por nuestros equipos vimos desfilar a Nacho, Parejo, Carvajal, Jesé… Entrené en varios juveniles y logramos ser campeones de España después de haberlo logrado la última vez Benítez hacía 20 años".
A esto, añade: "Subí al Castilla por Zidane, cuando destituyen a Benítez y le ascienden al primer equipo. Entrenar en la cantera del Real Madrid es muy exigente, tenemos que seguir y plasmar una metodología de trabajo que exige mucha preparación en el día a día. No se puede tirar ningún entrenamiento. Se exige dar lo máximo para crecer y creo que hacen bien. Allí también te vas creando tu modelo, que puedes plasmar luego en función de los jugadores que tengas. Fue una formación continua muy importante".
"Claro que no hablo con los jugadores de reacciones químicas ni nada por el estilo, pero sí tengo ese orden, protocolos y comportamientos que me ayudaron viendo a profesores y compañeros. Sirve para organizarte, planificarte y comunicar"
En este punto, su preparación universitaria se convirtió en un buen aliado: "Claro que no hablo con los jugadores de reacciones químicas ni nada por el estilo, pero sí tengo ese orden, protocolos y comportamientos que me ayudaron viendo a profesores y compañeros. También las situaciones de presión como los exámenes ayudan a manejar todo mejor y relativizar. Al final, la universidad da mucha información y aprendes mucho sobre la materia que estás estudiando, pero también te da un sentido de la responsabilidad alto. Estás solo tú contra los libros. No hay ningún pendrive que te puedas insertar y te transmita la información, tienes que buscarla y buscarte tú la vida. Los profesores llegan, te dan clase y, lo entiendas o no, tienes que tirar hacia delante, porque luego tienes que examinarte de eso. Por lo tanto, el sentido de la responsabilidad es grande. El sentido de la organización también. Ayuda para organizarte, planificarte y comunicar".
Una explicación con una curiosa correspondencia, que muestra Ramis cuando se le cuestiona sobre el hipotético ejercicio profesional de los estudios en que se licenció: "Ya estoy en un laboratorio de personas. También tenemos que hacer experimentos todos los días para ver si cuando mezclas dos cosas, obtienes lo que quieres. Tiene que ver un poco con eso también".
Combinaciones que le han llevado a experimentar momentos de tremenda felicidad, a los que apenas les faltó un peldaño para alcanzar la cumbre del ascenso. Primero rozó el cielo en Albacete con la semifinal ante el Mallorca: "Es de lo mejor que he vivido como entrenador en el fútbol profesional. Fue un sueño, éramos ante todo un equipo. Generaba pocas expectativas a principio de temporada, pero fue creciendo y se hizo muy fuerte. Los jugadores se exprimieron para dar lo mejor y llegamos extenuados al playoff. Llegamos muy muy justos y aún así competimos. No pasamos, pero fue super emocionante".
La final con el Tenerife, el año pasado, fue un paso más: "En las islas la repercusión es enorme y, además, la rivalidad con la UD. Eliminarles en semifinales, esa gesta, se recordará mucho tiempo. En la final nos faltó ese punto de fortuna. Lo lloramos, pero es que siempre hay un ganador y un perdedor. Hay que felicitar al ganador y ojalá que se cumpla el dicho de que a la tercera va la vencida".
"Mi madre es una aficionada al fútbol de las que quedan pocas. Tiene 93 años y cuando la llamo, en lugar de estar viendo una serie o un programa para entretenerse, está viendo la Premier"
Momentos únicos que desde la distancia contaron con un apoyo excepcional. "Mi madre es una aficionada al fútbol de las que quedan pocas. Es su vida. A día de hoy tiene 93 años y los fines de semana que no hay fútbol, porque hay algún parón, es el peor fin de semana de su vida. Yo la llamo y en lugar de estar viendo una serie o un programa o 'Supervivientes' para entretenerse; de repente, está viendo la Premier. Además, le gusta tocar el piano, mi padre era militar y ejercía de músico militar. Pero para ella es importante poder verme cada fin de semana, le hace mucha ilusión".
Un cariño recíproco e inquebrantable por muchos kilómetros que haya por medio: "Está muy bien para la edad que tiene y para mí también es muy importante que estando tan lejos desde hace tanto tiempo, porque yo me fui con 20 años de casa y ya empecé a dar vueltas, ella me vea por la tele. Para ella es una satisfacción".
Los mejores recuerdos asociados a disfrutar y sufrir cada partido. Una afición que se mantuvo allá donde fuese la familia: "Como mi padre era militar, dimos muchas vueltas desde pequeñitos. Mis hermanos son dos de Valencia, uno de Sevilla y yo de Tarragona. En casa siempre ha gustado el fútbol, mi padre también era un gran aficionado. Mi madre se aficionó mucho porque mis hermanos han jugado bastante. Llegaron a Segunda B en el Nástic y en el Reus. De hecho, yo de pequeñito iba a verlos. Los domingos era ir a comer al restaurante de rigor donde mandaban papá y mamá, y luego, a ver a mis hermanos jugar. Siempre ha habido un ambiente muy futbolero y mi madre se ha criado en ese perfil de ambientes".
Un ambiente en el que se reparten los refuerzos positivos y la crítica más cariñosa. "Mi madre no me dice nada, solo mis hermanos. Yo soy su hijo pequeño, el pequeño de los cuatro y a mí me protege bastante. Son mis hermanos los que andan bombardeando", bromea.
A punto de alcanzar Primera División la pasada temporada y en zona media de la tabla esta, la gran pregunta es si Ramis continuará al frente de la escuadra tinerfeña la próxima campaña. La decisión depende "de los objetivos que logremos conseguir", sentencia tajante. Al extenderse sobre qué argumentos pueden inclinar la balanza hacia un lado u otro, expone el siguiente razonamiento: "El primer año llegué en una situación y en un contexto en el que primaba salvar una situación que se podía complicar. Y lo sacamos hacia delante. Después, conociendo el entorno y el club, y siendo feliz tan feliz como soy aquí, decido comprometerme dos años para cumplir objetivos. Considero que este club tiene que estar peleando por cosas importantes"
¿Y qué son cosas importantes? "Estar cerca de tener la posibilidad de subir a Primera división. Habrá años, como el pasado, en los que te metas y otros en los que no, pero que estés peleando por esa posibilidad. No me gustar pasar la temporada, sin más, a ver lo que sucede. No es mi plan y creo que no es el plan del club ni de la afición. Creo que este club tiene que ser exigente en ese sentido y pelear por esos puestos". El técnico del Tenerife deja claro que el desarrollo de este tramo final puede resultar decisivo: "Mi ilusión y mi objetivo es quedar lo más arriba posible, y eso va a marcar mucho o parte de mi decisión".
Mientras seguimos pendientes de su continuidad, Luis Miguel Ramis ya nos ha enseñado la fórmula que hace compatibles fútbol y estudios para jugar en el Real Madrid, alcanzar un título de Liga con el Dépor o soñar con el ascenso en Almería y Albacete. Dos variables, ilusión y sacrificio, han sido innegociables para hacerse un hueco destacado en nuestro fútbol.