Cuando los rivales se parecen: "Las empresas tienen el pretexto de que si nos patrocinan también lo tienen que hacer con ellos"
Los presidentes del Sporting y el Oviedo se juntan en Madrid para explicar la realidad de sus clubes y las muchas coincidencias que les unen

David Guerra y Martín Peláez se muestran extrañados recordando un día en el que fueron a comer. Hubo cierta confusión alrededor, incluso cierta incomprensión. Ellos son los presidentes del Sporting y el Oviedo respectivamente, y son plenamente conscientes de la rivalidad, de la responsabilidad que supone jugar un derbi y el dolor que es para el aficionado perder un aficionado, pero una vez superado eso, lo estrictamente futbolístico ¿qué sentido tiene no poder cruzarse en una mesa?
Porque además, es difícil encontrar dos empresas que se parezcan más. Dos ciudades emblema de una región concreta y particular, clubes propiedad de empresarios mexicanos, distanciados por 25 minutos en coche Un solo punto en la clasificación de Segunda División los separa, ambos asomados al balcón del play-off, fuera todavía, pero con el sueño de volver a Primera.
Guerra y Peláez se juntaron en Madrid en un coloquio organizado por Compromiso Asturias XXI en la Universidad de Nebrija. Un terreno neutral para contar su peripecia en el fútbol español . Que, como los propios clubes, es bastante similar. Ambos equipos tienen clubes en México, llegaron a Asturias el mismo verano y se han encontrado un resto bastante similar.
"Cuando fui nombrado presidente dije 'vaya tengo de vecinos a los de Orlegui'. En el buen sentido, porque no hay que tener miedo a la competencia sino a la incompetencia. En Mexico estamos a 1.000 kilómetros, aquí solo a 28", cuenta Peláez. "Estábamos explorando el mercado, cerca de comprar el Zaragoza. No estaba el Sporting en mente porque estaba fuera del mercado, pero tan bueno fue el alineamiento que fue muy todo muy rápido", explica sobre su llegada Guerra.
Entre las coincidencias está la necesidad de dinero. La segunda división no ayuda demasiado. "Cuando uno viene a Gijón en segunda es deficitario, es difícil ser competitivo. La idea es hacer más con menos, ser eficientes", explica Guerra. La pelea es conseguir patrocinios, y en eso también se encuentran que, en muchas ocasiones, su rival puede ser un problema.
"Nosotros hemos encontrado buen feedback de las empresas, muchos patrocinadores locales. Aunque muchos tienen el pretexto de que si nos patrocinan a nosotros también lo tienen que hacer con ellos", cuenta Peláez. Y, obviamente, muchos aprovechan para no irse ni unos ni otros.
Hay en su labor una complejidad añadida, que la tierra que les acoge no siempre da motivos para la esperanza. Hay que hacer un ejercicio de empatía. Es un club de más de 100 años, un 20% de la población de la ciudad son socios. Tenemos la segunda ciudad deportiva más antigua, el estadio más antiguo. Son motivos para invertir, pero en la primera rueda de prensa levanta la mano un periodista y pregunta por qué se ha invertido en una ciudad en decadencia. Eso habla del nubarrón que hay en Asturias, en contraste con el potencial que tiene, porque el potencial es evidente", explica el presidente del Sporting.
El problema demográfico
Es una comunidad autónoma envejecida, que pierde población, y nadie esconde el problema que supone para cualquier empresa, también dos clubes de fútbol, que la demografía sea menguante. "Somos la comunidad más vieja de Europa y eso es un problema para la inversión. Creo que la llegada de Orlegui y Pachuca es importante. Venimos a invertir, es una apuesta, sabemos que no es un tema fácil. Pero para ser de Primera tenemos que trabajar como un equipo de Primera", detalla el presidente del Oviedo.
La estrategia es parecida: inversión en cantera, en infraestructuras y paciencia: "Nosotros encontramos una estructura delgada y lo que hemos intentado hacer, con las limitaciones del campeonato, es profesionalizarla, mejorar el estadio, una nueva ciudad deportiva...
Lo que nos ha costado entender es que las cosas suceden muy despacio. Eso no es mejor o peor, hay que entenderlo. Lo hemos ido entendiendo, hay que tratar de involucrar a la ciudad, que sean más activos", explica Peláez.
Y, si es posible, también mirar a fuera. "No hay mucho más, tenemos que salir de Asturias, conseguir alianzas con empresas nacionales e internacionales, ser creativos", enfatiza el dirigente oviedista.
También fue similar la experiencia en la otra ciudad asturiana: "Cuando llegamos al club todo el mundo se desvivía. Tuvimos que hacer cambios, nuestro compromiso era ese, pero no era un problema de falta de talento o voluntad, sino que se estaba intentando hacer todo a la vez. Redirigirles fue lo que intentamos hacer", comenta Guerra.