Cissé, la perla del Leganés y la odisea burocrática para jugar al fútbol: "Estuve una semana llorando ante la embajada"
El futbolista del Leganés pasó de compartir botas en Guinea para poder jugar a firmar un contrato hasta 2026 con el conjunto pepinero.

Siempre sonríe. En cada pregunta, en cada respuesta. "Mi mejor amigo en Guinea tenía botas y me las pasaba. Yo me las ponía diez minutos y me las cambiaba con él. Allí jugaba un rato con botas y otro sin botas. Sé que muchos futbolistas en África, en Europa o en la cantera quieren tener la misma oportunidad que yo. Por eso, siempre tengo esta cara, siempre estoy contento". Pocas explicaciones más son necesarias para entender cómo disfruta Seydouba Cissé (Guinea, 2001) en el Leganés.
Su gol ante el Lugo en la última jornada supuso la victoria de un equipo ilusionado que arropa a uno de sus jugadores más queridos. "Estamos en buena racha y todo el mundo, grupo, compañeros, cuerpo técnico, está mirando arriba", comenta el centrocampista africano, que cuando marca, lo hace con tantos importantes o espectaculares. "En el golazo ante el Andorra estábamos en un contraataque y yo en posición de delantero, vi el centro de Undabarrena y dije, voy a intentarlo. Si sale, muy bien, y si no, a la próxima ya probaremos otra cosa", explica con su especial buen humor sobre aquel toque de espuela que acabó en la red. En su cuenta particular también destaca un zapatazo desde fuera del área muy especial: "Es el mejor gol que he hecho en Butarque. Fue contra el Unión Adarve en Segunda RFEF, compite con el de Andorra", y vuelve a sonreír.
"Mi padre me dijo que iba a ser imposible jugar al fútbol, que había que estudiar"
Futbolista del LeganésSu familia está presente en cada diana. Es el recuerdo permanente de una trayectoria que no ha sido nada fácil. Arrancó en su pueblo, Dabola. "Yo vengo de una familia pobre. Si quieres jugar al fútbol en Guinea tienes que tener alguien detrás que te pueda financiar, que te pueda ayudar al tema de botas, transporte y todo eso. Mi padre, que era profesor, me dijo que iba a ser imposible jugar al fútbol, que había que estudiar".
Sin embargo, la ilusión por el balón, le hizo perseverar. "Estaba allí estudiando, pero quería jugar. Mi pasión era el fútbol. Llegué a la capital, Conakri, y había un entrenador que tenía una Academia, Atouga. Me dijo que fuera a probar. Estando allí me llamó la Selección sub-17 para jugar la Copa de África y luego la Copa del Mundo", relata Cissé entusiasmado. A continuación, apareció un personaje que cambió su vida: "Allí encontré un representante, el padre de Ilaix , el jugador del Valencia. Me ayudó mucho a buscar un club. La primera vez fui al Anderlecht en Bélgica. Hice una prueba de un mes pero luego el tema del visado me hizo volver a Guinea. Regresé, pero había problemas en la dirección del club y me dijeron que tenía que esperar".
"El padre de Illaix me dijo que había un club en Madrid y dije ¡Maaadrid!, yo solo conocía a Real Madrid y Atlético"
Futbolista del LeganésSe decidió entonces que Cissé probase fortuna en Dinamarca: "Fuimos a un club que estaba en Primera. Fui a hacer la prueba, pero hacía mucho frío. Llamé al representante y le dije que hablara con el club para ver si me firmaban o no, yo no podía seguir más haciendo pruebas sin saber nada de mi situación. Me dijo que me viniera a España". Así continuó la aventura. "Fui a la casa de Ilaix en Barcelona. Estuve una semana entrenando en el gimnasio y su padre me dijo que había un club en Madrid y dije ¡Maaadrid!, porque yo solo conocía a Real Madrid y Atlético. Me contó que era el Leganés, que estaba en Primera, y vine al juvenil a probar con ellos".
Cissé convenció. Sin embargo, la burocracia estuvo a punto de hacer saltar su ilusión por los aires. "Por tema de papeles, no podía jugar porque tenía el visado de Dinamarca, debía volver a Guinea a hacerme el visado español para que el Leganés me pudiese firmar y poder empezar a jugar con el filial. Estuve tres meses en Guinea y pensaba que no iba a volver", explica en uno de los pocos instantes donde se pone algo más serio. "Llamé a Broto (jefe de la cantera) y a Carlos Martínez (entrenador del filial) y les dije que la embajada no me dejaba conseguir el visado, que qué pasaba. Llamaban a la embajada, pero no cogían el teléfono". Fueron los peores momentos: "Estuve una semana ahí, llorando delante de la embajada para que cogieran el teléfono a la dirección del Leganés, iba todos los días". Otra vez, la intervención del padre de Ilaix Moriba resultó fundamental: "Fue a la embajada de España en Guinea y les dijo que su jugador llevaba allí unos cuantos meses y no le dejaban pasar, que llamaban del club y nadie lo cogía. Se enfadó y ya la embajada me permitió pasar y hablaron conmigo y con el club, y una semana después me dieron el visado. Vine aquí y pude jugar con el filial".
Ascendió con el conjunto dirigido por Carlos Martínez y recibió la confianza de Asier Garitano, quien lo hizo debutar en el primer equipo, de Mehdi Nafti después y ahora de Imanol Idiákez. A sus 21 años, Cissé reconoce quedarle mucho por aprender. La anécdota que vivió a la llegada del técnico vasco es un buen ejemplo: "El nuevo entrenador, Imanol, me dijo que me iba a utilizar en muchas posiciones. Yo le dije, 'soy mediocentro', y él me contestó, 'tú eres un buen jugador, te voy a probar en muchos sitios'. Ahora estoy jugando en el carril, extremo, mediocentro… Está saliendo bien, así que le doy las gracias al míster".
"Si está jugando el Leganés y Naby Keita no tiene partido, ve el nuestro y luego me llama para decirme 'tienes que mejorar esto'
Futbolista del LeganésAdmirador de Iniesta, "desde pequeño me encanta, siempre me iba a ver el partido del Barça de Iniesta en la tele. Lo seguía allí en Guinea", tiene en el Liverpool a su ídolo y gran consejero. "En mi país hay gente que me dice que juego como Naby Keita", apostilla, antes de explicar que su buena relación se convierte en complicidad. "Siempre, si está jugando el Leganés y él no tiene partido, ve el nuestro y luego me llama para decirme 'tienes que mejorar esto y trabajar esto otro Cissé'. Me da muchos consejos", confiesa con una admiración que reflejan sus ojos.
Su crecimiento en el Leganés le ha permitido alcanzar también la selección absoluta de Guinea con la que se estrenó frente a Egipto y espera volver en los partidos de clasificación para la Copa de África. Su agradecimiento en lo deportivo es eterno al conjunto pepinero, pero su cariño va a lo más personal. "El Lega es mi familia", sentencia. "El club me ha dado la oportunidad y la afición todo el cariño. Recuerdo bien un día que estaba jugando y el entrenador me cambió y la afición soltó una pitada. Me dije: 'No pensaba que la afición me quería a este nivel'", explica todavía sorprendido antes de agradecer el trato "a todo el mundo de Leganés, afición, cuerpo técnico, directiva".
A Seydouba Cissé solo le falta una cosa para ser la persona más feliz del mundo: "Mi familia necesita una carta de invitación y lo tengo todo ya preparado para que mi madre pueda venir a verme a Butarque". El último paso para que el sueño de aquel chaval que salió de Guinea con 16 años, termine de cumplirse.