FINAL DE COPA | REAL MADRID - OSASUNA

El Centenariazo y el Galacticidio muestran que el Real Madrid no es infalible cuando es súper favorito

Carlos Queiroz, junto a Beckahm, Zidane, Salgado y Juanfran en la final perdida contra el Real Zaragoza en Montjuïc./
Carlos Queiroz, junto a Beckahm, Zidane, Salgado y Juanfran en la final perdida contra el Real Zaragoza en Montjuïc.
Enrique Ortego

Enrique Ortego

Es una cuestión histórica. No parece, precisamente, que la Copa del Rey sea la competición preferida del Real Madrid a pesar de ser la más antigua que se juega en nuestro territorio (1902). Siempre, en blanco y negro y en color, el club de Chamartín pareció tener otras prioridades. Como lo atestiguan sus 14 Copas de Europa en las 17 finales que disputadas o sus 35 títulos de Liga en las 92 ediciones jugadas, incluyendo la actual.

No se puede asegurar con total convencimiento que desde la puesta en marcha de la gran competición continental, de la que los blancos ganaron los cinco primeros títulos consecutivos (1955-60), la Copa doméstica pasara a un tercer escalón en sus preferencias, pero casi. Cada temporada tenía su propia historia, pero la realidad y así lo han reconocido siempre los propios protagonistas blancos, cuando se acercaba el final de temporada y la Copa de Europa se entremezclaba en el calendario con la Copa, los blancos siempre miraban más a la competición continental que a la nacional. Y si había que dar descanso a determinados jugadores siempre se concedían en la Copa antes que en la Liga.

La propia estadística también te pone sobre la pista de las prioridades. El Real Madrid había conquistado nueve trofeos coperos en los 52 años en los que no existió la Copa de Europa y solo ha ganado uno más, 10, en los 67 que han pasado desde su puesta de largo en 1955. Conjeturas al margen, el Real Madrid ha disputado 39 finales de Copa, las mismas que el Athletic y tres menos que el Barcelona, y ha perdido una final más que ha ganado: 19 títulos por 20 subcampeonatos. Los barcelonistas, con 31 trofeos, y los bilbaínos, con 23, son los que mandan en esta competición que, desgraciadamente, solo alcanza su verdadero valor cuando llega a la final y en ella están alguno de los grandes del fútbol español. Mientras, por el largo camino que transita, no siempre se le concede la trascendencia que debería tener por el mero hecho de ser la segunda gran competición nacional.

El Centenariazo del Deportivo

En su lucha particular contra esta competición y más especialmente con las finales, el Real Madrid no ha sido infalible ni cuando la etiqueta de súper favorito caía sobre sus hombros, como puede ser el caso ahora con Osasuna. La historia, y en este mismo siglo, le presentan dos ejemplos en los que fijarse para no caer en la tentación de la confianza. En 2002, en plena celebración del año del Centenario, el Deportivo le aguó la fiesta de la final de Copa, que se celebró en el propio estadio Santiago Bernabéu como homenaje de la Federación al club blanco por la efeméride. Dos años después, en Monjuic, el Zaragoza de Víctor Muñoz era quién echaba al traste el favoritismo de los hombres entrenados por el portugués Queiroz.

El Depor, celebrando la Copa de 2002 en el Santiago Bernabéu.
El Depor, celebrando la Copa de 2002 en el Santiago Bernabéu.

Aún teniendo en cuenta que, futbolísticamente, aquel era un gran Deportivo y que, finalmente, también terminó en la Liga clasificado por delante del Real Madrid, segundo por tercero, esa noche del 6 de marzo de 2002 todo estaba preparado para que Del Bosque y sus hombres sobre el terreno de juego y Florentino Pérez en el palco celebraran el título copero el día exacto de su cumpleaños, que, por otra parte, también lo era de la propia competición que se había jugado por primera vez en 1902.

Javier Irureta, entrenador de aquel Deportivo, ha llegado a comentar entre los más íntimos que aquel pudo ser uno de los mejores partidos, sino el mejor, que su equipo había jugado bajo sus órdenes. "Además, todo nos salió bien. Marcó pronto Sergio y luego Tristán antes del descanso. El mejor guion que se nos podía presentar. Eso nos dio seguridad. Habíamos preparado bien el partido, pero irnos al descanso con dos goles tampoco estaba en nuestra cabeza, para qué decir lo contrario. Yo había dicho en la víspera que no íbamos ir al Bernabéu con 'dodotis', pero la situación impresionaba. En las gradas había más de los suyos que de los nuestros, aunque nosotros sobre el campo solo escuchábamos a los nuestros... hasta que marcó Raúl. Entonces lo pasamos mal, pero ese Deportivo llevaba ya un par de años compitiendo y aguantamos el chaparrón".

"Marcamos a los seis minutos y antes del descanso, un guion que nunca nos podíamos imaginar. Aquel Depor competía ante cualquiera"

Javier Irureta Exentrenador del Deportivo

El presidente, Augusto César Lendorio, se relame cuando le planteo que vamos a hablar de aquella final porque la situación, en parte, es parecida a la que ahora vive Osasuna. "Hombre, deportivamente, creo que aquel Deportivo era más fuerte que este Osasuna, al que no lo quiero quitar ningún mérito. Todo lo contrario. Pero nosotros entre 2000 y 2005 fuimos un año campeón, dos veces segundos y dos terceros. La verdad es que ese día estaba todo preparado para que ganara el Real Madrid. Se jugó el mismo día de su fundación, el 6 de marzo; en su estadio; estaba preparada para el final la gran fiesta del Centenario... También se cumplían cien años de la competición, de la Copa y parecía que todos querían que se unieran los dos centenarios. En el campo había más blancos que blanquiazules y en el palco, también".

El teléfono nos transporta a un Lendoiro hinchado por la faena del recuerdo. "Es que hay que dar valor a lo que hicimos. Y les ganamos bien ganados. Al comienzo de la segunda parte tuvimos un palo y otra gran ocasión. Les pudimos dar una buena paliza. Eso sí, se me pusieron los huevos de corbata cuando nuestra afición se puso a cantar el "cumpleaños feliz". Ya había marcado Raúl, íbamos 1-2 y tenían tiempo para empatar. Es más, si lo hubieran hecho no creo que hubiéramos resistido... Durante el partido se notó que para nosotros era el partido del año y que para los jugadores del Real Madrid parecía uno más de la Liga..."

"Cuando nuestra gente se puso a cantar el cumpleaños feliz se me pusieron los 'huevos' de corbata, todavía quedaba tiempo y nos podían empatar"

Augusto César Lendoiro Expresidente del Deportivo
Irureta se abraza a Djalminha en la celebración del Depor.
Irureta se abraza a Djalminha en la celebración del Depor.

El presidente continúa acumulando recuerdos. "No doblé la prima por el tamaño de la victoria. Ya estaba establecida, no me acuerdo cuánto fue, pero fue buena seguro. Lo que si sé es que pagando la prima perdimos dinero. La Copa entonces no era rentable. De la final, la Federación te hacía las cuentas que quería y hasta la final se ingresaba poco. Pero el título fue más importante que las pérdidas. Menos mal que la cena nos salió gratis. Nosotros no teníamos nada reservado. ¿Para qué? No es que no pensáramos en ganar, es que si ganábamos, como pasó, siempre cabía la posibilidad de que el Real Madrid al no tener nada que celebrar no acudiera al Asador Donostiarra. Y si hubiéramos perdido nos hubiéramos ido a llorar al hotel sin cenar y sin nada. En cuanto me di cuenta de que habíamos ganado, me puse en contacto con el restaurante, Don Pedro era buen amigo y nos comimos y nos bebimos lo que ellos tenían preparado". Eso sí, antes de entrar hizo quitar todos los globos y fintas blancas preparados para la ocasión.

El 'zapatazo' del Hueso Galletti

Del Centenariazo al Galacticidio. Dos años después de la machada deportivista, el Real Madrid volvió a vivir una situación parecida. El partido no se jugaba en el Bernabéu, pero era el gran favorito para proclamarse campeón ante un Zaragoza que venía de cambiar de entrenador y luchaba por no descender. Aquella final de Montjuic estuvo marcada por los atentados terroristas del 11 de marzo en Madrid. Se sopesó incluso su suspensión, pero finalmente se jugó por motivos de calendario.

Celebración del Real Zaragoza en Montjuïc.
Celebración del Real Zaragoza en Montjuïc.

Aquel Real Madrid, entrenado por Carlos Queiroz, ya había sido bautizado como el Real Madrid de los galácticos por la presencia de los Beckham, Figo, Zidane y Ronaldo, a los que se sumaban: Roberto Carlos, Raúl, Guti, Helguera, Casillas... Lideraba el campeonato de Liga y se había metido en la final de Copa con cierta comodidad. Cierto es que cuatro días antes, el Zaragoza ya había avisado de lo que podía ser capaz empatando (1-1) en el Bernabéu, pero el favoritismo continuaba apuntando al corazón de los del Bernabéu, que no pudieron contar en la final con Ronaldo, lesionado. Y en la portería estuvo César, que entonces era el titular en la Copa.

Los de La Romareda se ajustaron bien al papel de víctimas. El equipo había mejorado su rendimiento ostensiblemente con el cambio de entrenador. En enero, Víctor Muñoz había reemplazado a Paco Flores, que venía de conseguir el ascenso a Primera. A su favor tenía que contaba con un buen puñado de buenos jugadores que focalizaron aquella final como el partido de sus vidas. Escribimos de los Gabi Milito, Ponzio, Movilla, Cani, Savio, Dani, un Villa con 22 años... y el 'Hueso' Galletti, el héroe de la noche con su gol en plena prórroga, en el minuto 111, con un zapatazo desde fuera del área que sorprendió a César.

"En cuanto me llegó el balón pensé en patear al arco y en cuanto pateé me di cuenta de que era gol. Esos balones hacían muchos extraños en el aire si le pegabas bien"

Luciano Galletti Autor del gol del título en 2004

El argentino no fue titular aquella noche y saltó al terreno de juego a la hora del partido con toda la bronca acumulada. Si le hubieran dado mil euros por cada vez que ha relatado su gol desde entonces, 19 años, podría haberse sacado gratis un puñado de boletos de avión Madrid-Buenos Aires. Ahora se dedica a la representación de jugadores y narra el gol 'a la argentina'. "En cuanto me llegó el balón tenía claro que iba 'patear' al arco y en cuanto 'pateé' me di cuenta de que iba a entrar. A aquellos balones en cuanto les pegabas fuerte de empeine hacían cosas raras por el aire... y sorprendió a César". En ese momento el argentino entraba a formar parte de pleno derecho de la historia de Real Zaragoza.

De enfadado a revulsivo

Galletti, hizo de notable futbolista, guarda ese recuerdo para toda la vida. "El gran favorito era el Real Madrid, era el líder de la Liga, no perdía un partido... pero le supimos jugar. Éramos un equipo joven, pero teníamos talento y ese día pusimos la máxima intensidad. Solo así podíamos mantenernos dentro del partido". Se adelantó Beckham de falta directa. Empató Dani. Villa, de penalti, adelantó a los suyos y Roberto Carlos, también de lanzamiento de falta, empató para llevar el partido a la prórroga.

Víctor Muñoz, entonces entrenador zaragocista, atiende a Relevo e intenta recuperar los recuerdos mejor guardados de aquella final. "Cuatro días antes jugamos en la Liga en el Bernabéu. Les empatamos a uno y yo aproveché para hacer una especie de ensayo de lo que podía ser luego la final. Me acuerdo de que Savio, que salía de una lesión, no quería jugar el partido por miedo a recaer y le dije que jugaba sí o sí y que luego ser vería si jugaba en Montjuic. La verdad es que preparamos muy bien el partido. Estuvimos una semana concentrados en Peralada y ensayamos cosas. Por ejemplo, como sabíamos que ellos iban a tener mucho el balón, al equipo que no iba a jugar le ponía con un jugador más, 11 contra 10, para acostumbrarnos a correr detrás del balón".

"Estuvimos una semana preparando la final. Hicimos ejercicios de 11 contra 10. Me salieron bien los cambios. Galletti que marcó el gol definitivo estaba muy cabreado por no ser titular"

Víctor Muñoz Entrenador del Zaragoza en 2004

El técnico memoriza como un momento clave del partido la expulsión de Cani. "Hice un cambio muy rápido. Metí a Generelo, que era muy fuerte físicamente, y le puse en la zona de Zidane. No era un marcaje al hombre como tal, pero estuvo más pendiente del francés que estaba jugando muy libre y con un hombre más nos podría hacer aún mas daño. Quité a Dani, que había hecho un gol y al cambiarlo me miró mal, como diciéndome que había metido y le quitaba. Luego expulsaron a Guti y en la prórroga ya estábamos igualados".

Raúl González felicita a Víctor Muñoz en la final disputada en 2004 en Barcelona.
Raúl González felicita a Víctor Muñoz en la final disputada en 2004 en Barcelona.

La anécdota final tuvo a Galletti, el goleador, el héroe de la noche, como protagonista. "Solía jugar bastante. Competía con el puesto con Cani y ese día no aposté por él. Estaba cabreado en el banquillo, se le notaba. Salió con rabia y mira por dónde marcó el gol que nos dio la Copa. Tenía un buen remate. Muchas veces estas cosas nos salen a los entrenadores, no le metes de titular, pero luego cuando salen hacen daño y demuestran lo mejor de sí". Sobre la final del sábado, un recomendación para el Real Madrid. "No se puede fiar, hoy en el fútbol hay más igualdad incluso que entonces, en la final de la que estamos hablando. Osasuna no tiene nada que perder, sabe lo que se hace y no deberían fiarse ni un pelo... La Real y el Girona ya le han demostrado que a un partido puede pasar de todo".

Esa derrota hizo mucho daño al Real Madrid. Perdió el siguiente partido en San Mamés (4-2); fue eliminado en cuartos de final de la Champions por el Mónaco por el doble valor de los goles fuera de casa (4-2/3-1) con Morientes, entonces en el equipo monegasco, como verdugo, y terminó perdiendo toda su ventaja en la Liga hasta acabar cuarto (70 puntos) por detrás del Valencia, campeón con 77, Barcelona (72) y Deportivo (71). El Zaragoza acabó duodécimo el campeonato.

En su errático historial copero, el Real Madrid también tiene otras finales perdidas en las que se le podía considerar como favorito, pero ninguna del calibre de las dos mencionadas. En 1979, por ejemplo, cayó ante el Valencia en el Vicente Calderón con dos goles de Kempes y en 1992 con el Atlético (0-2), tantos de Schuster y Futre, en el mismísimo Santiago Bernabéu.