OPINIÓN

Mbappé y Courtois curan el agotamiento y Ancelotti le hace un guiño a Simeone

Mbappé celebra su primer gol al Villarreal. /

El Real Madrid no se rinde, marca de la casa, y por el camino deja en cierta evidencia a un Villarreal que no supo aprovecharse del supuesto agotamiento de los de Ancelotti, ni tampoco del siempre positivo hecho de ponerse por delante en el marcador. También es verdad que ante cualquier otro rival, los de Marcelino a lo mejor se hubieran llevado los tres puntos, o como menos uno. Cuando un equipo remata 23 veces entre los tres palos, el portero del enemigo realiza nueve paradas, la mitad de ellas con marchamo de gol y algunos de sus remates desviados, en posición ventajosa, deberían haber ido por lo menos a puerta... también se puede y se debe cuestionar el rendimiento del ganador.

En este caso, las estadísticas del partido no coinciden con mis sensaciones futbolísticas. Por las primeras, el Villarreal fue superior. Por las segunda, no tanto. El Madrid no pareció nunca sentirse agobiado, pero sí es verdad que concedió muchas oportunidades. Pocos como el Madrid saben resolver estas situaciones. Al final, sus individualidades se encargan de cerrar las contiendas. La combinación más sencilla o menos complicada es la que se dio en La Cerámica: las paradas de Courtois y los goles de Mbappé. Curioso, al menos, el dato de que los blancos solo cometieran tres faltas en 94 minutos y todas en el primer tiempo. Quizás, por ahí, se explican las ocasiones concedidas. El Villarreal, por ejemplo, cometió 17.

Lo que no se le puede discutir nunca a Carlo Ancelotti y sus muchachos del banquillo es que los partidos no están trabajados tácticamente. Se notan que son italianos y les gustan las pizarras. Ante el descanso ofrecido a Vinicius, el segundo delantero fue Bellingham. Siempre unos metros por detrás de Mbappé, pero echándole un ramillete de manos a la hora de iniciar la presión. El inglés llevaba media docena de duelos jugando más de centrocampista, pero se adapta y rinde con facilidad a la demarcación en la que le pongan.

Con el marcador a favor, a muchos les pudo extrañar que, durante muchos minutos, hasta que salió Vinicius, los blancos, en la fase defensiva, se colocaran descaradamente con cinco centrocampistas y solo el francés más adelantado (1-4-5-1). Ahí es donde se parecen Ancelotti y Simeone. No tienen reparos, ni complejos, de hacer en cada momento lo que creen que necesita su equipo... aunque pueda parecer políticamente incorrecto y no esté acorde con la etiqueta de equipo que siempre juega al ataque y a ganar.