Tal día como hoy hace cinco años, regreso al día de la muerte de José Antonio Reyes: "Del bloqueo mental que sufrí, colgué"
En el quinto aniversario de la muerte del mejor jugador que ha salido del Sevilla, Sergio Ramos, Monchi, Antoñito y Pablo Blanco, cuentan para Relevo, como vivieron aquel trágico día.

La historia moderna del Sevilla está plagada de éxitos, fechas que se quedan en la memoria del aficionado, al que incluso le cuesta recordar las de todas las finales que llevaron metal europeo a orillas del Guadalquivir. Un éxtasis continuo que ha permitido, durante casi dos décadas, que una afición tan particular como la nervionense haya acompañado a los suyos a incontables finales, que representan esos recuerdos imborrables que se acumulan en la memoria. Como un sueño continuo del que no querían despertar, aunque la vida siempre coloca piedras en el camino. Las más inesperadas y dolorosas. Las que harían sin dudar que todos esos recuerdos se borrasen de un plumazo por no haber vivido dos fechas que han quedado marcadas a fuego y ceniza en el Sevilla.
Todos estos momentos de alegría han estado salpicados por dos sucesos trágicos. Dos de sus niños, de aquellos que crecieron junto a su equipo, portando en el pecho el escudo de su Sevilla, con la sensación de llevar el mayor de los honores encima de sus hombros, perdieran la vida de manera trágica, dejando una herida que difícilmente podrá cicatrizar. José y Antonio. Antonio y José. Puerta y Reyes. Miradas al cielo tratando de encontrar una respuesta a algo tan inherente a la vida como la propia muerte.
Este sábado se cumplen cinco años de aquel terrible 1 de junio del 2019, en el que el sevillismo y el mundo del fútbol se levantaban estremecidos por la noticia del accidente de tráfico de José Antonio Reyes. Porque Reyes era sevillista, pero era de todos. Su eterna sonrisa era la compañera y descripción perfecta de ese futbolista capaz de hacer cosas increíbles con el balón. José Castro, presidente por aquel entonces, recibió una llamada que dejaría congelado su cuerpo. Su primo, miembro de Protección Civil de Utrera, le comunicó que su paisano y exjugador había fallecido en un accidente. Ahí comienza una cadena de llamadas donde el dolor se expandió sin remedio entre sus allegados y conocidos.
El club que le vio nacer como futbolista, el Sevilla, fue el encargado de hacer pública la noticia a través de las redes sociales. "No podríamos ofrecer una noticia peor. Ha fallecido en accidente de tráfico nuestro querido canterano José Antonio Reyes. Descanse en paz", rezaba su comunicado. "Yo me entero rápidamente. Recuerdo que era un sábado y tenía programada una comida. Mi mujer se jubilaba. Nos coordinamos junto a protocolo y teníamos claro que debíamos ceñirnos a confirmar la triste noticia. No se trataba de ir más allá", explica Jesús Gómez, director de comunicación por aquel entonces.
No podríamos ofrecer una noticia peor. Ha fallecido en accidente de tráfico nuestro querido canterano José Antonio Reyes. Descanse en paz. pic.twitter.com/RC26QJ6zOz
— Sevilla Fútbol Club (@SevillaFC) June 1, 2019
"El impacto de la noticia fue brutal a nivel nacional y también tuvo bastante repercusión a nivel internacional. Él, en el Arsenal, había dejado tanta huella que, cuando volvió a Sevilla, trataban de hablar mucho con él para proponerle cosas dentro de enorme programa de embajadores que tienen. Ya sabes, esas cosas a José le daban un poco igual, pero algo hacía con ellos", añade Jesús Gómez. "José siempre ha tenido una relación particular con los medios. Quizás en su primera etapa, sin tantas redes sociales y con menos periodistas, era más fácil acceder a él. Siempre me decía que sí a todo, pero al final…", relata Jesús con una pequeña sonrisa de añoranza.
Antes, muchas de las personas que fueron importantes en la vida de José recibían el mazazo, como Pablo Blanco, el hombre que reclutó con tan solo 9 años a ese niño con melena que hacía diabluras con el balón. "Yo ese 1 de junio estaba viendo el desfile militar. Estaba pasando por el paseo Colón. Yo vivo al lado y me acerqué porque tengo familia militar. Viéndolo recibo una llamada de Monchi, la cual me extrañó. 'Pablo, te tengo que dar una dura noticia', me dijo. ¿Qué ha pasado, Ramón? 'Reyes ha fallecido en un accidente de tráfico', me respondió (se emociona). Yo le dije que no podía ser verdad. Cuando colgué, me fui a mi casa. Vi que empezaba a publicarse la noticia. No sé cuántas personas me preguntaron por lo sucedido", rememora. Las personas que conocieron al utrerano de cerca aún tienen un nudo en la garganta al hablar de él.
Rápidamente, y como si todavía estuviera disfrutando de sus carreras sobre el césped, nos habla de aquellos dos canteranos que forman un tándem casi imbatible en el cielo: "Su velocidad, su conducción, su regate en largo y el gol. Futbolísticamente era un superdotado. Antonio era un jugador canijo, de talla media, más trabajador. Con José Antonio fue distinto. Él llegó con una clarividencia espectacular: Rápido, contundente, goleador… Espectacular. Con esos pelos largos y ese fútbol llamaba la atención allá por donde íbamos. 'El de los pelos, ese es el bueno', se oía siempre. Era distinto a todo lo que teníamos y eso que esa generación era buenísima. Fuimos campeones de Europa en la Nike Premier Cup. En la comparativa con Puerta obviamente ganaba claramente. Incluso defendía con arte. A él le gustaba deambular a las espaldas y encarar. Una vez que cogía la pelota en medio campo, buscaba el regate. Lo tenía todo".

"Puerta empezó a ser importante cuando Luis de la Fuente llega a hacerse cargo del juvenil. Luis jugaba en su misma posición y pasó a lateral izquierdo. Ahí empieza a ser más titular hasta dar posteriormente el salto al primer equipo. Allí lo recicla Juande. Teníamos dos grandes laterales: Antonio y Adriano. Él empieza a crecer, se puso fuerte. Tenía una zancada tremenda y ganó muchos kilos de fuerzas. Hubiera roto todos los registros si Dios no se lo hubiera llevado", recuerda. Dos niños de los suyos se marcharon pronto. Demasiado. Y le sigue doliendo.
Tras el expresidente, José Castro, el arquitecto de los sueños sevillistas, Monchi, era el segundo que conocía el fatal accidente. "Ese día yo estaba en San Fernando, en casa de mi madre. Recibí la llamada de Pepe Castro, que me dice: 'Oye, que José ha tenido un accidente, se ha matado'. Yo me quedé totalmente bloqueado, y digo: '¿perdón?' Colgué el teléfono. Del bloqueo mental que sufrí, colgué el teléfono. Lo volví a llamar y le digo: 'Pepe, ¿qué me has dicho?' Sí, sí, sí, acaba de tener un accidente, y está incluso todavía el coche. A partir de ahí me quedé totalmente estupefacto, y lo que hice fue intentar llamar a aquella gente que yo sabía que tenía mucha relación con él: llamé a Joaquín Caparrós, a Pablo Blanco… Llamé a un montón de gente que sabía que, evidentemente, le iba a impactar y que necesitaba saber esta noticia. Y a partir de ahí todo fue una locura, de la que todavía a veces no soy capaz de salir, porque fue todo tan duro y tan negativo. Además, en mi caso, coincidió con el aniversario de la muerte de mi padre. Por eso estaba yo en San Fernando, para estar con mi madre. Fue un shock continuo. Fui para Sevilla y bueno, todo lo que pasó allí, todas las visitas, estar con la familia de José y con los amigos, y hacer un poco también de cicerones con toda la gente que vino. Fueron dos días, tanto el primero como el día del entierro, muy duros".
"Su irrupción en el primer era algo que se veía venir desde pequeño. Los que estábamos en la ciudad deportiva, lo veíamos jugar con esa melena, en los alevines, esa proyección, con ese equipo cadete campeón de Europa… Yo lo viví en primera persona, porque él debuta en Zaragoza, era el delegado. Un tipo que sale con una gabardina al lado de él, ese soy yo en mi año de delegado. Luego fue todo muy rápido, porque tenía unas condiciones innatas tremendas. Creo que respetando a Sergio Ramos, a Jesús Navas o Antonio Puerta, que lo han sido todo, respetando a buenos jugadores que ha dado a la cantera del Sevilla como Jesuli, Velasco o Marchena, Salva, José era el talento innato más importante que ha dado a la cantera. Y mira que ha dado buenos jugadores", prosigue el de San Fernando.
En sus comienzos, Reyes tuvo mucha afinidad con otro canterano, Antoñito. Una relación que, a la manera del utrerano, se fue manteniendo en el tiempo. En vísperas de la romería del Rocío, enfrascado en los preparativos, el que fuera delantero nervionense recibio también una llamada a su teléfono que pararía el tiempo: "Yo me entero porque un periodista amigo mío, me llama y me lo cuenta. Rápidamente llamo a Monchi. 'Gordo, es verdad, se nos ha ido José'. No podía creérmelo. Me quedé en shock. No podía hablar. Fue un palo muy grande, de los más grande de mi vida. Hacía poco habíamos estado juntos. Fue el padrino de mi Campus y ahora ya no estaba".
De canterano a canterano. De compañero en el filial, a aquel que lo miraba desde abajo con ojos de admiración, sin saber que él también se convertiría en una leyenda. Sergio Ramos recuerda para Relevo, aquel sábado del 1 de junio: "Lo pienso y aún no me lo creo. Me enteré antes de que saliera la noticia, porque teníamos mucha gente en común. Cuando lo recuerdo, aún me duele. Me destrozó, una pérdida terrible para todos los que lo queríamos. Se me vino a la mente la imagen de aquel chaval que ya despuntaba en la ciudad deportiva. Era mayor que yo, de otra quinta, y la verdad es que los más jóvenes nos fijábamos en él, era increíble ya de pequeño. Su habilidad con el balón, su velocidad, el desborde. Increíble".

Crack como futbolista, enorme como persona
Es normal que a cada pregunta que uno haga sobre José Antonio Reyes, a todo el mundo se le llene la boca hablando de sus regates, de esas condiciones o de esos títulos conseguidos siendo protagonista. Pero en cada respuesta o recuerdos, seguidamente y sin preguntar, el carácter de José sale a escena como si el impacto de su persona hubiese sido proporcional a su enorme calidad con el balón.
"José era un tipo que merecía mucho la pena; un tipo divertido; un tipo muy extrovertido; que era capaz de cabrearte y hacerte reír al mismo tiempo. Muy cercano y muy transparente", narra Monchi. "Reyes siempre ha sido un tipo muy alegre dada su condición de vida. La madre lo tenía como oro en paño, supercuidado. Con la comida sufría y lo que le gustaba eran los bocadillos. Era muy pillín en el día a día", confiesa Pablo Blanco.
Una faceta, la de bromista, que destaca Sergio Ramos: "José era un tipo estupendo, humilde, cariñoso, buena gente… y le encantaba el cachondeo. Estaba todo el día haciendo bromas, haciéndonos reír a todos. Generaba muy buen ambiente en el vestuario". Pero detrás de esa fachada había un tipo generoso que se convirtió en el pilar de su familia. Él era tremendamente generoso. Siempre estaba dispuesto a echar una mano a aquel que lo necesitaba. Vivía para el fútbol y para su familia. Leal hasta el final", confiesa Antoñito. Cinco años del adiós de un ídolo eterno. Cinco años sin la perla de Utrera. Cinco años sin esa leyenda de la sonrisa eterna. Cinco años sin José. Y cómo pesan.